La universidad, un espacio para sumarte al cambio

Por: Graciela Larios

El involucramiento de las personas en temas o problemáticas sociales más que una labor solidaria es responsabilidad de todos. Es de gran importancia que en las universidades se implementen o se realicen campañas con mayor impacto en la población estudiantil para la participación en dichos temas sociales. Tanto para el crecimiento y enriquecimiento personal como para crear un tejido social más sólido.

En el Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) se han creado PAP para que los alumnos tengan un acercamiento y trabajen en proyectos de conflictos sociales, este semestre se abrieron cuatros a los que sólo se inscribieron 34 chicos y chicas. Diferentes miembros del CIFS creen transcendental mayor colaboración por parte de los jóvenes en voluntariados y PAP para ayudar a reforzar proyectos en beneficio de la sociedad dentro y fuera del ITESO.

Alondra Barba del Programa de Educación Indígena Intercultural, menciona que los alumnos no deberían de abandonar los conocimientos en el aula, casi siempre enfocados a los conflictos, sino aterrizarl todo lo aprendido en las problemáticas que se presentan. “Es muy difícil romper la burbuja en la que vivimos, pero afortunadamente existen jóvenes quienes colaboran y esas experiencias los han transformado a nivel personal”comenta Barba. El alejamiento a otras realidades nos imposibilita  percibilirlas y en consecuencia nuestra acción es casi nula.

“El ITESO se ha caracterizado por tener un sello humanista de dar y servir al otro” dijo Laura  Velázquez, del Programa de Ecología Política, porque una de las principales responsabilidades de los académicos es propiciar las condiciones a los muchachos y muchachas para que reconozcan un contexto socio-político. No es fácil, hay quienes ven el problema y se llegan a frustar por la complejidad de éste, Velázquez sugiere un acompañamiento en todo el proceso del alumno para hacerle ver que su granito de arena es significativo para el cambio.

“Yo estoy dispuesta a poner toneladas de arena”  afirma Alejandra Godoy, ex alumna PAP y actual integrante del Voluntariado de Migración del Centro Universitario Ignaciano (CUI). La familia de Alejandra es migrante y se dio cuenta que los migrantes viven una serie de peligros en su trayecto hacia la frontera, eso la impulsó a unirse al PAP de Migración en la frontera México. “El país pide a gritos la ayuda de gente joven con ideas, anhelos, sueños y pasiones, porque no sólo ayudas al prójimo, te estas ayudando” asegura ella.

Por su parte Iliana Martínez, integrante  del Programa de Migración en el CIFS, comenta que no sólo se trata de ayudar al migrante o al indígena, sino cuáles son las intervenciones que hago por lo problemas locales que me afectan directamente.

Martínez plantea que es necesario provocar más espacios de reflexión e hizo referencia al paro activo en el ITESO, surgido por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, en él los alumnos y alumnas compartieron experiencias propias relacionadas con las dificultades por las que atraviesa México. Al vislumbrarlas y coincidir en las mismas situaciones se dieron cuenta que no es cuestión de unos pocos los afectados, es colectivo y se debe de contribuir de la misma forma.

La participación es de todos en bien de todos. Si tú quieres integrarte en los PAP del CIFS o en otras actividades visita nuestras páginas.

 

Las mujeres migrantes como símbolo del feminismo mexicano

Texto y fotografía: Bernadette Eguía – PAP Migración en la frontera México-Estados Unidos. Estudiante de Psicología del ITESO

“Nadie dijo que la vida es fácil. Hoy comparto mis experiencias, tengo 25 años y pienso que querer es poder…” (Andrea, Michoacán).

Andrea es una de las tantas mujeres que caminan por la frontera día con día con la esperanza de estar de nuevo con sus hijos y familiares.  Para ellas, la vida no es más que una prueba de amor hacia los suyos. La fe es su principal recurso y el cariño es su principal motivación.

En el transcurso de mi estadía por estas tierras fronterizas me he encontrado con varias mujeres que traen consigo una historia que muchas otras mexicanas quisieran (y debieran) escuchar.  Su discurso refleja fortaleza, decisión, riesgo, tristeza, frustración, carácter y determinación.

Desafortunadamente, un rasgo particular de este grupo de  jóvenes y señoras migrantes es que viven la violencia como una constante en sus vidas, no solo durante su trayecto por la frontera, sino desde su lugar de origen. Sin embargo, la mayoría de las que ha vivido violencia, no reflejan una actitud de victimización, sino que los atropellos se volvieron parte de una historia  de agencia que las forjó  a ser las personas que son actualmente.

La mayoría de ellas habla desde una postura digna, similar a la que propone el feminismo: se trata de personas que buscan estar activas en la sociedad,  que se encuentran en una lucha constante por reclamar sus derechos humanos; que a lo largo de su vida, han logrado identificar mecanismos sociales y culturales que influyen en la subordinación femenina y  como consecuencia, ha sucedido que ellas resignifiquen su proyecto personal de vida.

Las mujeres migrantes son, en sí mismas, personas que están en el proceso de encontrar(se).

Un espacio en donde se comparte el pasado y el presente es el Albergue Nazaret, un hogar para mujeres migrantes en Nogales, Sonora, que ofrece ayuda humanitaria a cualquiera de ellas que lo requiera. En dicho lugar, he tenido el honor de reconocerme a través de los ojos e historias de ellas y he sido partícipe de la introspección que logran hacer durante los espacios de acompañamiento psicológico que se ofrecen en el albergue. Dicho proceso se basa en el autoconocimiento y la toma de decisiones inteligentes que por la situación de vulnerabilidad que viven, es importante fortalecer.

Como estudiante de la carrera de Psicología, debo de admitir que durante este PAP he estado viendo una realidad muy cruda y a la vez esperanzadora. He logrado identificar que para poder conocer a la persona que está frente a mí, es necesario contextualizar su historia: conocer su pasado, su entorno, sus raíces. De esta manera, la persona que se encuentra frente a mí no sólo es un “migrante”, sino que se vuelve una “Andrea”, una “Cecilia”; a partir del contacto humano, ellas logren dignificar su proceso migratorio, su identidad y sus lucha.

Ciudadanía plena desde la Universidad

Por Montserrat Narro Ibargüengoitia, miembro del colectivo Másde131 ITESO y estudiante de Relaciones Internacionales ITESO.

Dentro de la sociedad, todas las personas tenemos roles. Un papel que jugar. O eso es lo que hemos construido y nos han enseñado. Estos roles, como el de “ama de casa”, “estudiante”, “burócrata”, “profesor” nos definen y encasillan según nuestra actividad principal. De igual manera, se clasifica a la ciudadanía que participa en alguna lucha social como “activistas”.

¿A qué nos solemos referir con eso? A personas que trabajan por la colectividad, que hacen suyos los temas de los demás, independientemente de su otra casilla de docencia, oficinista, alumnos, alumnas o lo que seamos.

Más allá de participar en una lucha social o trabajar por una causa (ser “activista”), se trata de ser ciudadanos y ciudadanas completas, que además de su actividad  son conscientes de que pertenecen a una sociedad que necesita que nos involucremos.

Yo no me considero a mí misma una luchadora social, ni una activista, y me opongo a que se me clasifique de esa manera, como si fuéramos un grupo social aparte.  Eso no debería definirnos solo a un grupo pequeño de estudiantes en una universidad, o a algunos vecinos en cualquier colonia, o a las redes de colectivos de la ciudad. Debería de definirnos a las personas. El apropiarse de la ciudadanía, de los espacios, de los temas que nos afectan a todas las personas (en distintos grados) debería ser una constante.

Dentro del colectivo en el que participo (Colectivo Másde131 ITESO) buscamos eso, la politización de la Universidad. Politización entendida como tomar parte de la política, de los asuntos de la ciudad (polis) que son de todos/as. Hacer crítica y uso de lo público.

Como estudiantes universitarios tenemos un espacio de oportunidad privilegiado. Según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, de los más de 36 millones de jóvenes que somos en México, solo el 18.75% accede a la educación superior, ya sea en licenciatura o posgrado. Y el porcentaje se reduce si hablamos de estudiantes de universidades privadas.

Somos el 18.75% mejor preparado, con habilidades profesionales y académicas que nos permiten mayor comprensión de lo que sucede a nuestro alrededor. Tenemos las herramientas para analizar y proponer, crear proyectos y llevarlos a cabo.

A esto, sumémosle la cantidad de información que tenemos disponible. Internet y las redes sociales nos bombardean a diario con notas de periódicos, cifras, datos. Miles de publicaciones que buscan interpelarnos y movernos.

¿Cómo no tomar parte en ese remolino? Y a estamos dentro, ya nos afecta, ya nos mueve, queramos o no. El aumento del precio de la gasolina, la inseguridad, el dólar cada vez más caro, la falta de servicios públicos, todo eso ya nos toca. La cosa es tomar responsabilidad en ello, darnos cuenta de que se puede hacer algo al respecto, desde la casilla en la que juguemos. En nuestro caso, desde la Universidad a la que asistimos, y que debe ser el primer espacio de formación y reflexión.

 

“Un país que no cuida a su gente”

Por: Alejandra Sandoval

Hilda sentía muy dentro de todas sus entrañas que no podía quedarse más tiempo en México, se sentía con miedo e insegura. Quería tener a su familia junta otra vez.

Mi esposo se fue a trabajar a Morelos, está vendiendo carros con un familiar y mientras, está tramitando visa para trabajar en Canadá, yo por lo mientras, decidí viajar con mi sobrino hacia Estados Unidos, con la compañía de él me sentía más segura. Pedí un préstamo al banco por 140 mil pesos para cubrir los gastos del viaje y mientras, enviarle dinero a mis niños.

El viaje me salió muy caro, el pollero me cobró 4 mil 500 dólares por ser de confianza, y esto porque me lo recomendó el amigo de un cuñado. La condición de mi pollero era que le diera 3 mil pesos para pagar a la mafia de Agua Prieta, llegando a Douglas le tenía que dar mil 500 dólares y en cuanto llegara a Tennessee tenía que darle el resto del dinero. Pero no llegue ni a Douglas. La oferta de mi pollero sigue en pie, pero me voy a esperar a que la frontera se tranquilice, no quiero arriesgarme por el desierto. Si no logro pasar, me traeré a mis niños a México.

Los hijos de Hilda la impulsan a volver a cruzar, ella sabe que su familia no tiene una gran necesidad económica y sabe que puede poner otro negocio. Sin embargo, la inseguridad en México y las autoridades ineficientes no le permiten traer de vuelta a sus hijos a un país que, como dice Hilda: no cuida a su gente.

Instrumentos normativos que buscan prevenir y erradicar la violencia y discriminación contra la mujer

Por: Andrea Aquino Rizo, estudiante de ITESO

La búsqueda de la igualdad de derechos y oportunidades entre las personas se ha ido impulsando desde finales del siglo XVIII con sucesos de índole mundial, como son la independencia de los Estados Unidos de América y, más importante aún, de la revolución francesa. Paralelo a ello, aunque menos enunciado en los documentos históricos, las mujeres ha buscado la promoción y el respeto de los sus derechos, así como los de las niñas los cuales, si no eran directamente desiguales y discriminatorios respecto a los hombres en las legislaciones contempladas, ni siquiera contemplaban consideraciones legales respecto a temas de suma importancia para ellas como lo es el caso de las consideraciones especiales sobre la maternidad y del derecho a decidir sobre su propio cuerpo (asuntos que aún hoy continúan vigentes).

Debido a la relevancia que han cobrado los movimientos que promueven los derechos humanos en la arena internacional se han generado instrumentos, programas y planes de acción que promueven el equilibrio social en muchos países, entre ellos la erradicación de la discriminación y violencia contra las mujeres. En ese sentido, se plantea este documento para abordar algunos instrumentos que promueven el reconocimiento de esos derechos, alcances y consecuencias en el ámbito internacional para después analizar su influencia y funcionamiento en la legislación nacional, resaltando los puntos que aún falta fortalecer para buscar su efectividad plena.

En principio se ha de resaltar la importancia en la observación y seguimiento de los avances de los instrumentos normativos internacionales, interamericanos y nacionales en cuanto a la  incorporación de la perspectiva de género para buscar la equidad entre hombres y mujeres, la cual radica en formas históricas de desigualdad de oportunidades y derechos entre los sexos, aunadas a nuevas formas y estructuras que reproducen estas diferencias. Partiendo de la necesidad de generar soluciones que busquen erradicar la espiral aparentemente interminable de discriminación y violencia de género que afectan no sólo a mujeres, sino también a los hombres[1] y a personas de la diversidad sexual y amorosa.

Resaltando en un principio la definición de discriminación contra la mujer bajo los estándares internacionales que recae en “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer”[2], podemos afirmar que, gracias a los esfuerzos de los movimientos en todo el mundo a favor de los derechos de las mujeres, se han concretado esfuerzos importantes orientados a las reformas en la legislación internacional para a impulsar la igualdad y la equidad[3] en todos los aspectos de la vida social entre hombres y mujeres.

A pesar de los avances que se han suscitado, los logros internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres asumen la limitativa en la imposibilidad punitiva que restringe a estos organismos de aplicar sanciones fuera de la presión política de manera general y, en casos graves, la imposición de algunas multas administrativas de manera particular -siendo el ejemplo predominante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)-. Esta imposibilidad de afección real internacional ha provocado que sus cuerpos normativos no puedan exceder —en cuanto a la práctica— a la de un manual de fuertes sugerencias.­

En ese sentido, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) por ejemplo, se da a la tarea -desde su entrada en vigor el 3 de septiembre de 1981- de salvaguardar el principio de igualdad y erradicar la discriminación hacia la mujer con el compromiso de los Estados parte de proteger jurídicamente a este grupo, a partir de medidas orientadas a prevenir la distinción social, política, económica, de identidad y de oportunidades, creando así al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer para resguardar la CEDAW. No obstante, no pasa de un compromiso no vinculante recalcado en cada uno de sus artículos y resaltado en su artículo 24.

En seguimiento con lo anterior, la CIDH como el único organismo interamericano facultado para imponer multas por la violación de los Estados parte de los derechos humanos de sus ciudadanos, crea la Convención de Belem do Pará, publicada en 1996 y ratificada por México en 1998, en donde se afirma que la violencia contra las mujeres — definida en su artículo primero como “cualquier acción o conducta basada en su género, que le cause muerte, daño o sufrimiento, físico, sexual o psicológico”[4]— constituye una violación a las libertades fundamentales y limita el goce y ejercicio de sus derechos humanos. En su artículo décimo, los Estado parte se obligan a rendir informes, tomar medidas y asistir a las mujeres que hayan sufrido de violencia con el objeto específico de prevenir y erradicar la violencia contra la mujer.

El hecho de que esta Convención se haya creado específicamente para lo anteriormente descrito, implica que existe un modelo predominante de violencia hacia las mujeres de carácter discriminativo que impulsó a un organismo interamericano a crear un dispositivo que los faculta a sancionar este delito en particular, poniéndole énfasis en la gravedad a nivel político-social. El instrumento, además, reconoce la responsabilidad del Estado en la omisión de su toma de medidas preventivas e incluso la reproducción de éste fenómeno.[SGA1]


[1] Desde los planteamientos de igualdad y equidad entre los sexos, se debe de entender que a pesar de que existen las exigencias sociales por cuestión de género que afectan el actuar tanto de hombres como de mujeres, la multiplicidad de las experiencias y formas de vida que experimenta cada ser humano de manera individual significa que no existe una fórmula efectiva de ser hombre o mujer.

[2]Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, Artículo 1, Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979. Entrada en vigor en México: 3 de septiembre de 1981.

[3] En cuanto al logro de la distinción entre los términos de igualdad y equidad, son memorables los esfuerzos de las latinoamericanas que nos representaron en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín al recalcar que la búsqueda de la igualdad implicaba la necesidad de la mujer en asemejarse con los hombres para poder gozar de sus derechos de forma formal y androcéntrica. Es decir, “mientras la igualdad exigiría un trato idéntico para todas las personas, la equidad permitiría trato diferente para cada género dependiendo de sus necesidades”. Sin embargo, señala Alda Facio en su artículo “¿Igualdad y/o Equidad?” —un extracto del proyecto denominado “Superando obstáculos para la transversalidad de Género en América Latina y el Caribe” —, incluso hoy en día predomina la utilización del término igualdad sobre el de equidad debido a su exigencia al Estado y por su inferencia internacional que busca la erradicación de la discriminación en todas sus formas, en contraste con la equidad, que se considera un ideal social y que reclama una nivelación de la balanza entre la protección de los derechos de las mujeres sobre los de los hombres.

[4] Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, también conocida como “Convención de Belém do Pará”, Adoptada el 9 de junio de 1994 y ratificada por México el 19 de junio de 1998.

En[SGA1]  nuestro país, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia (LGAMVLV) fue una consecuencia obligada de las convenciones anteriormente citadas —entre otras—, a pesar de que no se publica hasta principios del año 2007, es decir, nueve años después de la ratificación y compromiso del Estado mexicano de proveer con las medidas de la Convención de Belém do Para y casi 26 años desde la entrada en vigor de la CEDAW. Y más bien debe su existencia al escrutinio internacional ante la ola de feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez y su incuestionable impunidad. Esta ley nos invita a una mezcla de las buenas intenciones obtenidas de las convenciones internacionales de las que se basa su legislación con una mayor proporción de la recopilación y combinación de regulaciones ya existentes previamente en la legislación local[1].

A pesar de que la LGAMVLV debió de fungir como el instrumento que, a partir de la generalidad tan vasta de los organismos internacionales e interamericanos, consiguiera bajar lo abstracto a lo concreto y  ajustarlo a nuestro contexto nacional, los órganos legislativos mostraron un esfuerzo reducido y meramente político con la elaboración de esta Ley. Esto con razón en la que sólo un par de artículos (el 9 y parte del 17) buscan una medida específica para la solución y prevención del conflicto.

No obstante, las batallas por conseguir instrumentos que prevengan y erradiquen las situaciones de violencia, discriminación, desigualdad e inequidad entre hombres y mujeres, inspirados en las convenciones internacionales e interamericanas, no han cesado; al contrario, han intentado adaptarse y progresar en este ámbito. Un ejemplo claro es el Protocolo de Actuación en la Investigación del Delito de Feminicidio en el Estado de México, que se presenta como una guía práctica para la correcta investigación de los feminicidios, es decir, homicidios provocados por la convicción de que las mujeres son personas de menor valía que los hombres y que por lo tanto pueden ser objeto de castigos crueles por el simple hecho de ser mujeres.

Sin embargo, la magnitud del problema político, social, cultural, económico y educacional que provoca la discriminación y los malos tratos hacia las mujeres es aún más grande y complejo. Como ejemplo, este mismo  Estado ha sido  negligente en cuanto a sus obligaciones pues aunque ocupó el primer lugar en asesinatos violentos de mujeres en el país[2], se negó ya en dos ocasiones (la primera en el 2011 y la segunda en el 2013) a declarar la alerta de género contenida en la LGAMVLV.

El funcionamiento laxo que se da en estas situaciones provoca un obstáculo para llegar al equilibrio en cuanto a derechos y obligaciones entre hombres y mujeres, y por lo tanto, se deben buscar maneras de llegar no solo a una ley más aterrizada al contexto mexicano, sino también práctica para la eficiencia de la protección de estos derechos y, por lo tanto, del combate contra la discriminación de la mujer en los términos señalados al principio de este escrito. Con lo antes mencionado, las facultades que sí posee el gobierno interno en cuanto a la reforma de su legislación y la imposición de sanciones penales y/o administrativas es un factor indispensable que, utilizadas adecuadamente, puede impulsar a la sociedad a vivir una perspectiva de género justa si adicionalmente se busca la creación de una ley adjetiva que refuerce a la anterior.

 


[1] Un ejemplo de esto es que en el estado de Jalisco, en su Código Penal, nos encontramos que un parricidio tiene el mismo rango de pena privativa de la libertad que un feminicidio a pesar de que este último no siempre se ocasiona por un familiar de la víctima. Esto lleva a las autoridades a justificar en muchas ocasiones que no se considere investigar el delito de feminicidio en ámbitos familiares por la facilidad de encuadrar el tipo penal con el parricidio, ahorrándose así las consecuencias políticas y sociales que acarrearía el tipificar un delito de feminicidio.

[2] Estadística tomada del Observatorio Ciudadano  Nacional del Feminicidio (OCNF) con fecha hasta el 2010; Bräth, Eva, “Feminicidios en México. Organizaciones de derechos de las mujeres y derechos humanos luchan

contra la cultura del silencio”. Artículo en internet, Consultado el 15/11/2014. http://www.boell-latinoamerica.org/downloads/HBS-Feminicidios_MC.pdf


 [SGA1]SEGUNDA PARTE INICIA AQUÍ


Menores migrantes: datos duros y perspectivas

Por Francisco Aguilar, Becario del Programa de Migración CIFS ITESO

Mucho se ha dicho entorno al reciente fenómeno de la migración exclusivamente infantil que abandona sus hogares en Centroamérica y México, abordando y asumiendo La Bestia, con destino a los Estados Unidos: Los riesgos, las causas, las repercusiones.

En esta coyuntura abominable, Manuel Ureste (@ManuVPC) en Animal Político hace una entrega de tres partes desde los datos duros, las perspectivas de los actores entorno al fenómeno y las notas de prensa que lo envuelven para constituir a los niños y las niñas migrantes en nuestras cabezas.

Desde este enfoque cuantitativo y cualitativo, valiéndose de recursos textuales, gráficos y audiovisuales, Ureste consigue dimensionar de forma valiosa el fenómeno que sucede en este mismo instante a lo largo de nuestro enclave ferroviario entre Norte y Centroamérica.

Primera de las tres entregas: http://goo.gl/3GG7Wb

Más información sobre el fenómeno de la migración: http://goo.gl/DSuKkP

Indígenas universitarios/as emergiendo entre ciudades en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas

Isaura García, egresada mixteca de Psicología, y Antonio García, Wixárika estudiante de Ciencias Políticas y Gestión Pública en ITESO.

Ya hace unos días, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, celebrado cada año desde 1994 al ser proclamado así por la UNESCO, asistimos al 4º Encuentro de Estudiantes y Profesionistas Indígenas de Nayarit convocado por la Unión de Indígenas Profesionistas de Nayarit A.C. y la Unión de Estudiantes Indígenas por México A.C., para los días 8 y 9 de agosto en la colonia Zitakua: una colonia en Tepic de composición mayoritariamente wixárika cuyo origen se remonta a los años noventa. El interés por asistir a este evento se motivó con el fin de, además de presenciar las ponencias del atractivo programa, acercarnos a otros indígenas y su quehacer en un contexto diferente al de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).

Una primera diferencia es que en la ciudad de Tepic la población indígena está más presente, sobre todo por los wixáritaari y na’ayerite (huicholes y coras), en comparación a la ZMG, pese a que aquí hay indígenas hablantes de hasta 60 lenguas, el 46 % de todos la población identificada con este criterio en el Estado. Desde luego, hay otros aspectos que favorecen dicha visibilidad: la población del Área Metropolitana de Tepic es 11 veces más pequeña que la ZMG; en Nayarit hay 5 indígenas hablantes de lenguas por cada 100 habitantes y en Jalisco hay 8 por cada 1,000: además, mientras que en Nayarit el 69% son poblaciones urbanas en Jalisco lo son el 87%. Estos factores, sumado a sus devenires históricos, parecen contribuir a que el imaginario de ciudad sea menos rígido hacia los indígenas en Tepic.

Posiblemente estas condiciones, con la suma del propio movimiento estudiantil indígena en los últimos años, ha propiciado la apertura por parte de las universidades y sus espacios organizacionales, lo que se nota al comparar dicha población en sus principales casas de estudio: en la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), hay alrededor de 320 estudiantes indígenas mientras que en la Universidad de Guadalajara (UDG), se identificaron el semestre pasado al menos 87; la primera atiende a más de 13 mil alumnos en todo el estado y la segunda a casi 69 mil en sus centros metropolitanos; todo esto, a nivel de licenciaturas.

En este contexto se llevó a cabo la 4ª edición del encuentro, lo cual habla de una experiencia y proyección ganadas por parte de las organizaciones convocantes. Los invitados fueron un académico de la UAN, un funcionario del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), voceros del Consejo Intercomunitario del Río San Pedro, la Asociación de Indígenas Profesionistas del Noroeste, una anfitriona wixárika que planteó el tema de género, activistas indígenas organizados así como jóvenes indígenas que se escolarizan en ciudades.

A través de ellos conocimos los avances y grandes retos en materia de derechos político-electorales y lingüísticos en congruencia a una sociedad plural; los proyectos que llevan a cabo profesionistas en municipios de Sinaloa para defender los derechos de indígenas que cohabitan en ellas, así como su propuesta de educación pertinente a nivel medio superior y actividades que promueven las culturas e identidades indígenas; de la participación de la mujer e indígenas en general, en espacios de poder indígenas como en niveles de gobierno; de la resistencia de la región pluriétnica Nayarita hacia el proyecto de la presa hidroeléctrica Las Cruces; así como el punto de vista sobre el “bullying”, identidad y redes sociales por parte de jóvenes indígenas que se escolarizan en las ciudades. Por otra parte, se hicieron actividades juveniles y culturales, como un concurso de belleza indígena, así como la proyección de “Los últimos guardianes del peyote”, un documental referente a la defensa de Wirikuta, sitio sagrado para los wixáritaari.

Gracias a este evento fuimos parte de la confluencia de resistencias y propuestas en diferentes realidades indígenas, urbanas y rurales, así como los esfuerzos del Estado en materia indígena. Esto nos ha permitido dimensionar y tener un sentido más realista de los retos para articular la minoría indígena universitaria en la ZMG, en busca de abrir espacios de diálogo que visibilicen las realidades indígenas que también aquí confluyen, para sembrar cambios en el ámbito urbano como rural.

Diálogos de la migración

Gobierno, académicos y sociedad civil en favor de una política migratoria incluyente.

Por Paloma Patlán.

El pasado 7 de noviembre se llevó a cabo el Foro Nacional de Consulta Pública para la Elaboración del Programa Especial de Migración 2014-2018. La dinámica del foro se compuso por siete mesas de diálogo en las que gobierno; organizaciones de la sociedad civil como  el Consejo Económico y Social de Jalisco (CESJAL), La Estancia del Migrante González y Martínez, FM4 Paso Libre, el Programa de Asuntos Migratorios del CIFS del ITESO; y académicos con una gran trayectoria en derechos humanos y migración  como Ofelia Woo y Alejandro Canales compartieron puntos de vista y propuestas claras para crear una política migratoria incluyente que mejore las condiciones de los migrantes y sus familias, y fortalezca a  las organizaciones de la sociedad civil  que velan por sus derechos humanos.

En el Foro se puntualizaron temas y problemáticas existentes en Jalisco como la falta de políticas públicas que generen un empoderamiento de los migrantes hacia sus comunidades, la repatriación de migrantes y extranjeros, la integración y reinserción laboral de los  migrantes retornados, protección al migrante para un tránsito digno, la gestión de fronteras y la protección de los mexicanos en el exterior.

Intervención universitaria. Foto: Karenina Casarín

Una de las propuestas expuestas por Sofía de la Peña -Coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios del ITESO- es la necesidad de concientizar a la sociedad sobre una cultura de inclusión y hospitalidad para promover la interculturalidad que el fenómeno de la migración ofrece y así evitar el rechazo y exclusión a los migrantes en tránsito y de las comunidades migrantes.

Entre las propuestas elaboradas por los participantes  en el foro  se puntualizaron:
•    La creación de un Instituto para la atención de migrantes mexicanos o extranjeros en cada Estado del país con transparencia en rendición de cuentas
•    La profesionalización de los servidores públicos que atienden al migrante
•    El reconocimiento de los papeles universitarios en el extranjero por parte del estado mexicano
•    La credencialización de los migrantes para prevenir  que sean víctimas de abusos de autoridad y delincuencia.

Al final del foro se crearon relatorías sobre las conclusiones finales de cada mesa de diálogo para que estas sean tomadas en cuenta en la elaboración del Programa Especial de Migración 2014-2018 que la Secretaría de Gobernación está gestionando. Estarán disponibles AQUÍ  

“Vivir sin violencia es un derecho”

Por: Red de Género del ITESO

Hace años y aún ahora, por desgracia, mujeres que caminan solas, “sin un hombre” por las calles, reciben múltiples miradas de varones, desde las que desaprueban “tu forma de vestir”, hasta las que “prácticamente te desvisten con la mirada”, llenas de contenido marcado por la creencia en que las mujeres “deben ser” o “deben comportarse” de acuerdo a como lo marca su pertenencia a su género: sexys, bonitas, recatadas, maternales, tiernas y un largo etcétera que define “ser femenina”.stencil

En muchos casos, esta invasión al espacio íntimo y vital de las mujeres, no se detiene ahí, sino que muchos de ellos se atreven a soltar una frase, la mayoría de las veces con contenido sexual dirigida a alguna de las partes del cuerpo de las mujeres: “Qué senos tan lindos”, “en esa cola si me formo”, “por qué tan solita”, “mamacita”, y uno escuchado recientemente: “chichis pa’ la banda”. Es un repertorio extensísimo que fácilmente se puede recopilar en cualquier lugar del mundo donde distintas formas de acoso sexual se presenten.

¿Y qué hacen las mujeres? Algunas enojarse; a otras se les enrojecen las mejillas; hay las que se apenan tanto que rompen en llanto; algunas otras se tuercen el tobillo porque estaban nerviosas y caminaron más rápido, casi corriendo para alejarse; están las que decidieron que no volverían a salir solas a la calle; las que se intentaron convencer a sí mismas que esto era algo “normal” o “un juego”; las que creen que deberían estar muy sexys para gustarle a los hombres y que no importaba si les sucedía a ellas o a otras. Esta violencia va in crescendo y tiene la misma lógica: el desprecio por las mujeres y por lo que ellas son y sienten: son personas y no objetos.

El movimiento de mujeres a nivel nacional e internacional logró que estas formas de violencia y otras fueran reconocidas en tratados internacionales y leyes nacionales. Sin embargo, estas violencias son recurrentes: las mujeres y niñas reciben acoso en las calles, en las escuelas, en el transporte y espacio público y aun en los espacios privados.

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Como colectivo Red de Género del ITESO -conformado por estudiantes, maestras y maestros de asignatura, así como por académicas y académicos que nos reunimos de manera voluntaria en nuestros tiempos libres-, manifestamos nuestra indignación porque estas situaciones de acoso y amedrentamiento hacia las jóvenes y niñas preparatorianas (lo sucedido en Vive ITESO los días 24 y 25 de octubre), se presenten en el campus, y que quienes las realizan sean estudiantes universitarios de formación jesuita, con vocación de transformación y sensibilidad social.

Pocas personas al interior del ITESO desconocen que esta práctica de acoso en el campus se ha venido realizando sistemáticamente cada año, en las mismas fechas en que las preparatorianas nos visitan como parte de las actividades de promoción de la institución, con la idea de ser para ellas una opción para sus estudios universitarios. La repetición no hace que algo sea correcto, y considerar estos actos como “tradición”, no los exime de ser actos de acoso y violencia. Como integrantes de la comunidad universitaria y de la Red de Género, nos manifestamos a favor de evitar que este tipo de actos se sigan presentando.

En épocas anteriores, las mujeres y niñas tenían que soportarlo al no contar con ninguna herramienta legal que les permitiera su defensa, pero este no es el caso actual: México ha signado los tratados internacionales en la materia: la Convención para Eliminar Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belém do Pará).

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A nivel federal, México cuenta con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007) y con la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (2006). Por su parte, el estado de Jalisco promulgó la Ley Estatal para la Igualdad entre Hombres y Mujeres (2010), y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Jalisco (2008). Estos instrumentos jurídicos definen que: “…Violencia contra las Mujeres es: cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público”.

De la misma forma se define al acoso sexual “…como una forma de violencia en la que… hay un ejercicio abusivo del poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos”.  En este contexto legal, estos actos son violatorios de dichas leyes, ya que transgreden los derechos de las mujeres jóvenes y niñas contenidos en ellas.

Ante ello, instamos a las autoridades, docentes y alumnado del ITESO, a generar las acciones correspondientes para que no se repita cualquier acto violatorio de los derechos humanos de las mujeres en la universidad. Por lo tanto, deben quedar plasmadas en el reglamento interno de esta escuela acciones contundentes para la prevención, atención y sanción a quienes incurran en este tipo de conductas y a quienes las fomenten.

Es necesario impulsar una cultura de respeto a los derechos de las mujeres en la universidad, ya que vivir sin violencia es un derecho, y el respeto mutuo incide en una sociedad más democrática, más solidaria y más incluyente. Porque sino, ¿qué futuro nos espera como sociedad si las y los profesionales de esta universidad no egresan con esa formación de respeto por los derechos de las personas más vulnerables, como en este caso jóvenes y niñas?

El ITESO, como en ocasiones anteriores,  puede ser punta de lanza en acciones positivas para la libre convivencia  entre hombres y mujeres, creando un espacio libre y seguro para las mujeres que día a día estudian y trabajan en la universidad.

Si deseas sumarte a este colectivo o recibir más información, escríbenos a generos@iteso.mx

Derecho a la vida, aun siendo migrante

Escrito por Paloma Patlán, becaria del PRAMI.

“El Estado mexicano tiene la obligación de proteger el derecho a la vida  de todas las personas, incluyendo a los migrantes”.

El 22 de agosto del 2010, se encontraron a 72 migrantes asesinados por una organización criminal en el municipio de San Fernando, Tamaulipas. El caso de San Fernando fue una alerta sobre la situación que los migrantes centroamericanos vivían y la vulnerabilidad en la que se encontraban por ello, este trágico suceso marcó la ruta para la atención  a otros casos de graves violaciones a derechos humanos; así como la aprobación de la Ley de Migración. Sin embargo “las organizaciones observamos que esta acción no ha sido suficiente para enfrentar adecuadamente los desafíos que el contexto actual plantea”, declaró el Foro Migraciones en un comunicado de prensa, donde el Programa de Asuntos Migratorios del CIFS-ITESO forma parte.

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Foto: Acervo KINO

A 3 años de la masacre de San Fernando, México sigue siendo un territorio peligroso para la sobrevivencia de los migrantes y en su paso hacia el sueño americano su vida corre peligro por causa del crimen organizado coludido con el gobierno, las extorsiones, los asaltos y las difíciles condiciones de transporte en las que se ven inmersos.
El pasado 25 de agosto se descarriló el tren de carga llamado “La bestia” en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, y hasta el momento son 11 las personas fallecidas, entre ellos migrantes centroamericanos. “En la bestia  viajaban migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador y hasta el momento se desconocen las causas del accidente”.
La forma  en la que estos viajeros transitan subiéndose a un tren de carga no es un gusto personal por admirar las estrellas, si no el único medio con el que cuentan para no ser vulnerados por ser indocumentados en un país en donde según la Ley de Migración: “El libre tránsito es un derecho de toda persona y es deber de cualquier autoridad promoverlo y respetarlo”  se queda sólo en el papel.

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Sacar la teoría a los pasillos y las calles. Másde131 ITESO.

Por Montserrat Narro Ibargüengoitia, estudiante de Relaciones Internacionales en el ITESO, ex voluntaria del Servicio Jesuita de Jóvenes Voluntarios, miembro de Más de 131 y #YoSoy132GDL

A pesar de que llevo varios meses escuchando hablar de ella, la No Violencia, como concepto teórico, aún no acaba de quedarme muy claro. Autores, teorías, estrategias, definiciones, libros, todo para explicar lo que, sin darnos cuenta, hemos estado haciendo en Más de 131 ITESO desde el inicio.

No entraré en definiciones que luego vayan a quedar grandes, sino que describiré puntualmente dónde hemos aplicado la no violencia. Puede ser en acciones muy sencillas que tienen derivan de la manera en con cómo observamos al mundo que nos rodea y cómo reaccionamos ante él. Es salirnos de la lógica de “me pegas, te pego” o de “ojo por ojo” que, al final, solo nos lleva a repetir ciclos destructivos.

Desde el inicio, Más de 131 ha sido una acción no violenta. Frente a las declaraciones que buscaban difamar a los alumnos que protestaron en la Universidad Iberoamericana el 11 de mayo eran “porros” y “acarreados”, la respuesta no fueron otros improperios ahora para el ex Presidente Nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, o para los diferentes medios de comunicación, sino un video donde los jóvenes mostraban su rostro, decían su nombre y su número de expediente. Dieron la cara haciendo uso de su derecho de réplica, buscando establecer un diálogo.

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