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Texto por: Rubén Páez Kano.

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El origen

Cada grupo humano ha desarrollado formas particulares de rendir culto a los antepasados. En las diversas culturas, todos los rituales –incluso aquellos relacionados con la muerte— tienen como fin la preservación del grupo que los lleva a cabo, y también la renovación de los elementos necesarios para la vida.

Desde las primeras agrupaciones sociales, luego de cosechar los frutos de la tierra y antes de la estación invernal han tenido lugar las ceremonias relacionadas con la fertilidad de la tierra y el renacimiento de la naturaleza. Se cree que de esa manera se logra el re-establecimiento anual de las fronteras entre la vida y la muerte —entre este mundo y el otro—, y que su contacto limitado por el ciclo ritual a ciertos momentos del año ha permitido que la vida prosiga sin sobresaltos.

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I. La tradición mexicana

Altar en Casa ITESO Clavigero, elaborado por José Hernández

En México, a partir del siglo XVI, la amalgama de tradiciones europeas y mesoamericanas dio lugar a diversas celebraciones, algunas de las cuales aún están vigentes. Entre ellas, destacan las del 1 y 2 de noviembre, y en la cercanía de estas fechas los llamados “Días de Muertos”.

En efecto, los dos primeros días del mes de noviembre son las fechas establecidas en el calendario ritual cristiano para conmemorar a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos. Por esta razón, el primero de noviembre se dedica a los “angelitos”, que son niños que murieron después de ser bautizados y antes de tener uso de razón; y el día dos, a quienes fallecieron después de la edad de la inocencia.

A estas celebraciones, la costumbre popular ha adicionado otros días dedicados a quienes murieron ahogados o en algún accidente (28 de octubre), a los “matados” (29 de octubre) y a los niños que murieron sin haber recibido el primer sacramento (30 de octubre), pues se cree que estos últimos permanecen en el “limbo”.

Day of the dead at mexican cemetery 4

© Tomas Castelazo, www.tomascastelazo.com / Wikimedia Commons, via Wikimedia Commons

De acuerdo con esta tradición, en esos días el ánima de los difuntos regresa a sus antiguos hogares para visitar a su familia que los recibe con una ofrenda, y esta costumbre contrasta con muchas otras culturas en donde únicamente son los vivos quienes se trasladan a los cementerios para conmemorar a los ancestros.

Las celebraciones terminan cuando, agradecidos por ser recordados, los visitantes se despiden y regresan a su morada sobrenatural. Gracias a esta festividad se reinstauran el orden terreno y las ancestrales raíces de la comunidad, así como las condiciones adecuadas para el renacimiento de la naturaleza.

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II. Elaboración de los altares de muertos

Altar de muertos 5

Christian Frausto Bernal, via Flickr

Una mesa colocada junto a un muro es el sitio adecuado para elaborar el altar. La superficie se cubre con un mantel blanco y en un sito más elevado –correspondiente al ámbito celestial o de lo sagrado—, o directamente en la pared, se coloca una imagen devocional y algún retrato de los difuntos a quienes se dedica la ofrenda.

Los altares presentan diversos elementos rituales, algunos provenientes de la tradición cristiana, como un crucifijo, pan, agua, sal y velas o veladoras, a los cuales se suman un sahumerio que emana humo de copal o incienso, papel picado y cal o tequesquite objetos cuyas raíces pueden seguirse en la tradición mesoamericana. También son indispensables las flores: cempasúchil, cuyo color amarillo predomina en esta celebración; cresta de gallo o flor de obispo, así como nardos y nubes.

En los altares instalados en los espacios domésticos, además del retrato del difunto y de objetos que fueron de su aprecio, es costumbre colocar sobre la mesa ofrendas en forma de bebidas y alimentos tradicionales cuyo aroma y esencia, se dice, serán degustados por las ánimas: por ejemplo, mezcal o tequila, mole, calabaza en tacha y alfeñiques (dulces de azúcar, cuya forma más popular es la de calavera), así como alguna cosa para el gusto particular del espíritu visitante.

En este nivel –que corresponde al ámbito terrenal o de la vida, se incluye también el llamado “pan de muerto”, que presenta diversas características según la región en donde se elabora, aunque generalmente presenta aspectos antropomorfos y en muchos pueblos se acostumbra decorarlo con azúcar pintada con anilina rosa.

Imágenes: Pan: By MaríaJoséFelgueresPlanells (Own work), via Wikimedia Commons / Calavera: By El Comandante (Own work), via Wikimedia Commons / Flores: By MayraFalcon (Own work), via Wikimedia Commons

Con el fin de que las almas visitantes puedan tomar con provecho las ofrendas, en un sitio cercano a este altar se coloca una bandeja o un aguamanil con agua limpia, un jabón y una toalla que les permita asearse antes de tomar los alimentos.

En el suelo, frente al altar es costumbre formar una cruz de ceniza, de cal, de tequesquite o de flores de cempasúchil. En muchas ocasiones esta cruz, colocada en el nivel correspondiente al ámbito de la muerte o del inframundo, es el remate de un largo camino de pétalos amarillos que los familiares crean con el fin de guiar al ánima hasta su antiguo hogar.

Altar de muertos 1

Christian Frausto Bernal, via Flickr

La base de los altares y ofrendas es la estructura descrita; sin embargo, al momento de ser elaborados el tiempo y los recursos de cada grupo cultural determinarán que sean muy sencillos o incluyan múltiples niveles y elementos decorativos que les darán mayor complejidad.

En muchos pueblos de México, el día primero de noviembre se escucha el repicar que anuncia la llegada de los “angelitos”. Al día siguiente, las campanas doblan anunciando duelo, pues ese día se recibe la visita de los fieles difuntos.

Al final de las celebraciones, todas las ofrendas tienen un destino similar: una vez que las almas degustaron la esencia de los bienes que se les dedicaron, éstos “perdieron el aroma y el sabor”, por lo que son repartidos entre los familiares y amigos para ser consumidos.

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Glosario

 

Para ampliar la explicación sobre los componentes del altar y su simbolismo te presentamos el siguiente glosario que profundiza en el significado de cada elemento en la composición de la ofrenda.

Da clic sobre la imagen para agrandarla y verla en detalle o AQUÍ PARA DESCARGAR LA GUÍA.

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III. Otros altares tradicionales

Poco a poco, los altares fueron logrando espacios alejados del ámbito doméstico, aunque conservando algunas de sus características. Así, hay altares que se instalan en el sitio exacto en que una persona falleció debido a un accidente, mientras que otros se colocan en donde el difunto desempeñó sus labores.

El lugar preciso en donde ocurrió algún deceso por accidente generalmente se señala con una cruz o con algún otro símbolo religioso. La tradición indica que el ánima pasa por allí en camino a su hogar, en este lugar toma un “descanso” antes de visitar a sus seres queridos. Por ello, los familiares se ocupan de cuidar y adornar dicho sitio, asimismo colocan una ofrenda de alimentos para que el difunto tenga el refrigerio que le permita continuar su camino.

También es costumbre que se coloque una ofrenda en el lugar donde el fallecido desempeñaba sus labores. Allí, sus amigos y compañeros de trabajo le otorgan un lugar central a los gustos compartidos con el compañero que se fue. En algunas ocasiones este tipo de altares no incluye elementos de la simbología religiosa.

DIA DE MUERTOS

Día de muertos, 2011. Por Irionik Rotten, via Flickr

Otros altares surgen al institucionalizarse la tradición popular. Se trata de ofrendas mortuorias que tienen una finalidad edificante y, por lo general, están dedicadas a los más variados personajes que lograron cierto reconocimiento por parte de algún grupo social, ya sea por su labor científica, social, política o cultural.

Por lo general, la instalación de estos altares se incentiva de manera oficial como celebración cívica. Se levantan altares de este tipo tanto en las instalaciones escolares como en los centros de trabajo o en recintos culturales. En muchas ocasiones se procura que en estos altares no haya ofrendas de alimentos perecederos y tampoco incluyan objetos rituales. Por el contrario, se privilegian los elementos ornamentales y aquellos que enaltecen las virtudes del fallecido.

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IV. La tradición reinterpretada

Finalmente debe señalarse que, en nuestros días, junto a los altares tradicionales, es muy común encontrar instalaciones que surgen de la misma veta, por lo que son denominadas también “altares de muertos”.

Dia de los Muertos, Day of the Dead, All Souls Procession, Tucson Arizona, 2007 --- Gal lighting candle on Art Car

“All Souls Procession”, 2007. Por Yourcottoncandyhammer, via Flickr

Se trata, por lo general, de recreaciones libres que toman elementos de los altares de la celebración mexicana de los Días de muertos y —al dotarlos de nuevos significados plásticos y expresivos—, los convierten en una muy particular manifestación de la cultura popular urbana.

La importancia de estos modernos “altares de muertos” reside en que, en su origen, sus autores son motivados por la necesidad de “recuperar” las costumbres y tradiciones, en tanto elementos proporcionadores de identidad. Sin embargo, al carecer de la base ritual que les otorga la certeza de la visita de las ánimas, derivan en reinterpretaciones que sólo cumplen una función estética u ornamental.

Ofrenda de la Calle de Regina

Ofrenda de la Calle de Regina, 2014. Por Irionik Rotten, via Flickr

 

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Sitios de interés

Si deseas ampliar la información sobre las ofrendas a las ánimas o la celebración del Día de Muertos, puedes visitar los siguientes sitios:

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