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Templo Expiatorio

Ilustración de la fachada.

 

La cosmovisión teocéntrica medieval encontró en el templo gótico su mejor expresión. Este espacio triunfal lleva, en su verticalidad y en la belleza y luminosidad de sus vitrales, al creyente peregrino a su encuentro con Dios y a la plenitud. En palabras de Díaz-Morales: es una euforia ascendente, un mar de vértigo.

A Guadalajara, como parte del auge de los historicismos y eclecticismos decimonónicos, le tocó en suerte la quizás mejor manifestación del neogótico religioso en México: el templo Expiatorio del Santísimo Sacramento (proyecto atribuido al italiano Adamo Boari, aunque hay indicios que el ingeniero Salvador Collado Jasso también participó en él).

Iniciada en 1897, bajo el arzobispado de Pedro Loza, la obra fue interrumpida de 1912 a 1919, por la Revolución Mexicana. Con el arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, fue retomada por el ingeniero Luis Ugarte de 1924 a 1927, quien construyó el coro. Y a partir de 1927 y hasta la muerte del Cardenal José Garibi Rivera en 1972, quedó a cargo de Ignacio Díaz-Morales quien, en un principio, se negó a continuar la edificación con cuyo estilo anacrónico no estaba de acuerdo, pero obedeciendo al arzobispo Orozco y Jiménez asumió la dirección del proyecto hasta concluirlo.

Como en tiempos de la revuelta se perdieron los planos originales (salvo un dibujo de la fachada y una sección) y que las columnas interiores ya levantadas presentaban serios problemas en su estabilidad estructural, Díaz-Morales las sustituyó y aprovechó para cambiar el interior al estilo gótico francés, de mejor expresión estética y de naturaleza más estricta. La construcción se hizo “a piedra cortada”, según la técnica medieval, como se puede apreciar en la nave central y en el crucero cuya altura, hasta la flecha, alcanza los 64.5 metros.

La fachada, que respeta el gótico italiano del proyecto de Boari/Collado, tiene mosaicos de Francesco Bencivenga, elaborados en los talleres del Vaticano; los bronces de las puertas son del mexicano Benito Castañeda; el diseño de los vitrales corresponde al francés Maurice Rocher y fueron fabricados por Jacques y Gerard Degusseau, de Orleáns; el retablo del altar mayor, en esmalte en peltre, es de Javier Corberó, de Barcelona, y el carrillón de 25 campanas, donado en 1969 por Pablo Horn y los Sembradores de Amistad, es de la casa alemana Korfhage de Osnabruck.

 

Detalles de la construcción.

 

Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento

Entre las calles Madero, Escorza, López Cotilla y Tolsa (hoy E. Díaz de León).

Autoría: Adamo Boari ~ Salvador Collado Jasso, 1897 /

Intervención de Ignacio Díaz-Morales: 1932-1972 / en colaboración con el ingeniero Carlos Petersen

Estado actual: conservado