Que no nos olviden

Por Alondra Barba, integrante de Educación Intercultural del CIFS.

“Nadie libera a nadie, nadie se libera solo.
Los seres humanos se liberan en comunión”. Paulo Freire.

Las comunidades wixáritari de San Sebastián, Teponahuaxtlán – Waut+a, San Andrés, Cohamiata –Tatei Kíe, Santa Catarina, Cuexcomatitlán–Tuapurie; municipio de Mezquitic, Tuxpan –Kukux Manuwe, Bolaños, Jalisco. Y Bancos de San Hipólito, municipio de Mezquita, Durango. Representadas por sus autoridades agrarias, y tradicionales, en compañía de algunos comisionados, y Tupiles, asistieron al ITESO, el pasado 02 de abril del presente año, a renovar el Convenio Marco de Colaboración, que por tercera ocasión, y desde 1999, celebran las Comunidades Indígenas del Pueblo Wixárika, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente A.C.; representado por el rector Juan Luis Orozco, SJ, y la Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas A.C., (AJAGI), por su representante Carlos Chávez Reyes, para enmarcar las áreas de acción en beneficio de la reconstitución legal del territorio Wixárika.Cabe señalar, que no solamente estuvieron presentes personas con cargos de dimensión política de las comunidades, sino también, gestores educativos wixáritari, quienes juegan un papel importante en la reivindicación de dicho pueblo, ya que ha sido el proyecto educativo propio, desde y por las comunidades, lo que ha abierto las puertas a muchos estudiantes, investigadores, maestros y gestores interesados en conocer de cerca la lucha de resistencia y desarrollo que el pueblo wixárika plantea para sus generaciones, y las de todos quienes habitamos este país.

¿Qué enmarca éste tipo de alianzas entre organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y los representantes agrarios y tradicionales de las cuatro cabeceras de la zona wixárika de Jalisco, y Durango?, ¿Por qué institucionalizar el trabajo con las comunidades? ¿Qué situaciones imperarán al replantearse la colaboración conjunta?

Si bien, el primer acuerdo fue una Carta Intención, planteada desde la inquietud de las autoridades, que en aquel entonces representaban al Pueblo Wixárika, se sostuvo que la intervención que desde años se previos se realizaba, necesitaba estar respaldada para los fines que enmarcasen una relación de reciprocidad y responsabilidad.

Nuevamente, la firma del ahora Tercer Convenio Marco de Colaboración, podría parecer indiferente para muchos, exagerado e innecesario para otros, sin embargo, la realidad que hemos podido presenciar muchos ex alumnos que participamos en alguno de los proyectos educativos, de trabajo e infraestructura en la Sierra Norte de Jalisco, asienta, que nuestra participación, no debe finalizar con el Proyecto de Aplicación Profesional, sino, que es la puerta de entrada a una de las realidades más complejas de nuestro país.

El territorio indígena, desde el Norte hasta el Sur, advierte una emergencia para quienes hemos tenido la posibilidad de vincularnos, y que buscamos mostrar que no es un problema aislado; de aquellos, a los que nadie escucha, ni quiere ver. No es solamente para los que deciden vivir un semestre, o un verano en la sierra, o en cualquier comunidad indígena del país, no, nuestras responsabilidades deben de conducirnos a que esto no sea una experiencia más en nuestras vidas de estudiantes, sino que deben de ser el parte aguas de las diferencias que entre todos podemos construir

Y no es que las colaboraciones externas, desde las diferentes instituciones antes mencionadas, sean la panacea que las comunidades esperan o necesitan; de hecho, estamos más lejos de enseñar, de lo que en realidad aprendemos al estar allá. Nos petrificamos ante situaciones que son el día a día de quienes habitan en dichos lugares, nos mortificamos por entender lo que no es necesario deducir, y criticamos sin saber el trasfondo de una cultura milenaria.

Sentada en la sala del edificio principal de la universidad, junto al rector, que nunca había visto de frente, y a todas esas personas que no han podido retirarse, tras haber compartido una tortilla a la luz de las estrellas con algún habitante wixáritari, todas ellas, re afirmando la relación que, en palabras de Oscar Hernández, coordinador del programa Indígena Intercultural del CIFS, afirmaba esperaba fuese duradera, provechosa y estable, con la gran responsabilidad de una revisión constante.

Las clausulas están puestas, es indefinido, hasta que la necesidad lo advierta de manera distinta. Y cada una de las autoridades wixáritari, reconocen que las necesidades son muchas, y parecidas, pero no iguales en cada comunidad. Una vez más, el amplio territorio, pese a lo que todos pueden pensar o concebir de una cultura, como la wixárika, demuestra la gran diversidad que existe entre ellos.

Fue entonces que tomaron la palabra, agradecieron y recalcaron la necesidad de todo esto; consensan en la importancia de estar mejor preparados, y con las armas suficientes para no continuar siendo despojados, arrinconados… el México indígena está despierto, aunque muerto lo quieren ver muchos, le apuestan a las alianzas para unir fuerzas, saben que es su derecho.

Tras escuchar cada una de sus palabras, esa imperiosa necesidad de agradecer la respuesta del ITESO, y a AJAGI, recordé que muchas veces están lejos de ver, cómo nos han cambiado la vida a muchos de nosotros, hasta al grado de formarte y decidir que tu vida es estar en este lado de la lucha; en que los honores son para cada niño, mujer y joven que procuro un espacio para mostrarte su vida, su rancho y el cielo. Dentro de mí, comprendía el protocolo que parece exigir este tipo de acuerdos, y la lucha interna de mostrarse agradecido para quien aun ve por encima de sí mismo. No, aun no creo que entiendan, el gran favor que nos han hecho al abrirnos las puertas de sus comunidades.

Que no nos olviden, repito en mi mente, que se acuerden de que nosotros también necesitamos de ustedes para mantenernos en este sitio, que en conjunto y desde la igualdad buscamos también su atención. Por qué ahora, no concibo mi mundo sin poder regresar algún día a Tatei Kie, a visitar a mis amigos, a escuchar la música de sus violines y el sabor del Tsinari. Que no se les olvide que aún no he aprendido la lengua wixárika, y tendré que hacerlo algún día para escuchar las verdaderas historias de la sierra, y que todavía quisiera ver a los niños crecer, porque lo hacen muy rápido.

Ya detrás del telón, cuando las luces se habían encendido…

Tras hora y media de encuentro y palabras de reciprocidad, el rector tuvo que abandonar la sala, al igual que muchos de los invitados de diferentes áreas del ITESO. La asistencia se redujo a las autoridades, al presidente de AJAGI, y los responsables y colaboradores del programa Indígena Intercultural del CIFS.

La comunidad de Bancos de San Hipólito, Durango, ha librado una fuerte lucha de autonomía por la reivindicación de su territorio. Sus esfuerzos, han estado encaminados, desde hace varios años a recuperar las tierras de las cuales fueron despojados.

Santos de la Cruz, egresado del ITESO, saliente comisionado de bienes comunales y hoy día autoridad agraria, expone su inquietud de dar frente a una necesidad que impera en sus localidades, la educación. Conoce de cerca los tres proyectos comunitarios e interculturales bilingües, que desde hace 15, 9 y 3 años existen en las comunidades vecinas. Estamos listos, -menciona-, para comenzar el diseño de nuestra propia escuela, y estamos aquí porque ya lo consensamos en la comunidad y venimos con dicha encomienda.

La preocupación por las juventudes wixáritari toma un giro primordial, ellos lo vivieron, salir de sus comunidades a una edad temprana o caminar kilómetros para recibir una enseñanza distorsionada de sus necesidades. Afirman estar conscientes de que el camino es arduo, largo y en muchas ocasiones poco halagador. Sin embargo, están dispuestos a emprenderlo, buscan algo diferente que les beneficie de verdad.

Tajante y preciso, Santos y sus comisionados, dirigen su mirada a Claudio de la Rosa, también egresado del ITESO, y actual gestor del Bachillerato Comunitario Tamaatsi Paritsika. Él sonríe y solamente advierte de las dificultades de estos proyectos, que para mantenerse al margen de las imposiciones del gobierno tienen que sobrevivir de recursos privados o comunitarios, que muchas veces escasean.

Tras el reto lanzado por Claudio, las autoridades no flaquean y proponen crear intercambios y lazos entre las escuelas. Es un paso grande, -pienso-, que no se vean como proyectos aislados, sino apropiados para su entorno, pero con una apuesta común.

Piden la palabra de Rocío de Aguinaga, -Departamento del Hábitat, y Oscar Hernández; precisan una respuesta. De Aguinaga, no repara, y les propone una idea mucho más ambiciosa, no solamente crear un bachillerato, sino poner la mira a ser un ejemplo con un sistema educativo wixárika. Todos los niveles, primaria, secundaria y media superior son una vergüenza, advierte. Hernández, por su parte, propone no solamente volcar los esfuerzos en la educación formal, -hay que ver las alternativas, para aquellos que no quieran estudiar una carrera. Insiste que apoyar a los jóvenes que deciden no seguir ese camino, y optan por oportunidades de empleo, tiene que darse desde y hacia dentro. Por otro lado, se están gestando proyectos que incurran de manera más actual al fortalecimiento de la cultura como lo son: las casas de cultura o los proyectos productivos.

Finalmente, las ideas volaron, hubo recomendaciones, experiencias y se acentuaron las coyunturas que la Reforma Educativa está “en- causando” en varios estados del país. Se hizo hincapié en que las autoridades siempre estuvieran cercanas al diseño del proyecto, para legitimarlo y hacerlo de todos, iniciar los trabajos por sí mismos, y después pedir la ayuda del ITESO, por ejemplo.

Después de la respuesta satisfactoria por parte del equipo del ITESO, acordaron las autoridades y comisionados iniciar un taller de análisis de planeación, para que posteriormente los miembros del programa Indígena Intercultural se unan al proceso. El nuevo proyecto sobre la mesa, y todos los que no deseamos ser olvidados, esperaremos dicha invitación.

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