Tod@s tenemos función de mediadores, se dijo en Marruecos.

En este país donde las exigencias ciudadanas generalmente no han sido tan provocadoras y los conflictos por territorios y dominaciones injustas siguen, se realizó un encuentro por la mediación. La esperanza en Marruecos crece en hechos como una manifestación de 4 mil habitantes en Rabat o este diálogo entre investigadores en la ciudad de Tánger. Gerardo Pérez Viramontes, nos describe parte de lo que se reflexionó en este encuentro.

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Por: Dr. Gerardo Pérez Viramontes, académico del Programa de derechos Humanos y Paz, especialista en manejo de conflictos

Del 15 al 17 de septiembre pasado, un grupo de investigadores sobre la Paz y los Conflictos vinculados a  la Universidad de Granada, nos reunimos en la ciudad de Tánger (Marruecos) para reflexionar el tipo de mediaciones que existen, o que es posible configurar en nuestras sociedades, para regular positivamente los conflictos que enfrentamos cotidianamente en nuestras interacciones con los demás. Tomando en cuenta que la paz es una legítima aspiración humana que constantemente parece escaparse de nuestras manos, y que la violencia es un conducta que podemos aprender a revertir en la medida en que se adopten otro tipo de comportamientos, entendemos que entre ambos extremos, en medio de la paz y la violencia, se encuentra la conflictividad que resulta de la diversidad biológica y socio-cultural que nos constituye como humanos.

En este sentido, la pregunta que se intentó esclarecer durante el seminario fue ¿cuáles son las instancias de mediación que pueden contribuir a un manejo más pacífico de las diferencias políticas, religiosas, ideológicas… que nos dividen, y que en ocasiones derivan en hechos de violencia?

La mediación –se aclaraba en la discusión grupal– no es sólo ese proceso formal y sistemático que se establece entre dos contrincantes para resolver sus diferencias, conducido por un agente externo que actúa de manera imparcial. Las mediaciones (en plural), son todos aquellos elementos intermedios que es posible reconocer entre los extremos opuestos y contradictorios en torno a los cuales se piensa generalmente la realidad. Las polaridades entre el individuo o la sociedad, los ciudadanos o el Estado, lo objetivo o lo subjetivo, el sentimiento o el pensamiento, son sólo una manera particular de plantearse los asuntos humanos.

Por ejemplo, en medio de la polaridad individuo-sociedad encontramos los procesos de socialización que nos ayuda a vivir en armonía con los demás, también las asociaciones civiles y los partidos políticos son vehículos a través de los cuales se expresan los intereses particulares que buscan ser reconocidos en la esfera pública. Por su parte, los valores, ideales o proyectos sociales tienen un carácter muy evidente y concreto que sirve para orientar intersubjetivamente nuestro quehacer colectivo. Por último con la inteligencia emocional tenemos la capacidad para dar sentido y orden a los afectos y sentimientos. Todas estas mediaciones trascienden las dicotomías y nos sacan de las falsas encrucijadas.

Otro aspecto constitutivo de las mediaciones, abordado en los diálogos de los investigadores sobre la paz y los conflictos, fue sobre las dimensiones tanto topológicas como cognoscitivas que conllevan. En el aspecto topológico, la función mediadora es realizada por instituciones como el Estado, las escuelas, los medios de comunicación, las iglesias, la familia; ya que son espacios donde se han establecido determinados procesos que propician una gestión adecuada de la conflictividad humana. En cuanto a su dimensión cognoscitiva, las mediaciones se pueden establecer en la medida en que se enriquecen y amplían los conceptos con los que comprendemos y actuamos en la realidad.

Más allá del pensamiento único que intenta imponerse como la verdad absoluta, o de la lógica dialéctica que busca trascender las contradicciones materiales presentes en las estructuras de la sociedad, la perspectiva de la mediación se planteaba en Tánger es más cercana a la “dialógica” que señala Edgar Morín (1) para avanzar en ese tipo de pensamiento complejo que se requiere en la actualidad para afrontar los problemas del mundo contemporáneo: «…la dialógica y el comercio cognitivo sólo se expanden verdaderamente cuando una regla del juego funda el conocimiento dialógico sobre el intercambio de argumentos, excluye el recurso a la fuerza física o a la represión política y, mejor todavía, cuando esta regla es integrada en el imprinting cultural mismo, que desde ese momento, en esta esfera cambia de naturaleza pues prescribe la libertad.»

Junto a estas reflexiones de índole epistemológico-conceptuales, los participantes en el seminario compartieron también algunas experiencias de mediación realizadas en sus ámbitos profesionales. Del trabajo realizado en comunidades indígenas de Colombia, así como del proyecto de Educación para la Paz que se implementó en la Comunidad Autónoma de Andalucía, se enfatizaba la importancia que tiene potenciar lo que los propios indígenas o profesores de escuela realizan para mediar conflictos comunitarios o escolares que se les presentan «Todas las personas tenemos experiencias mediadoras […] continuamente fungimos y participamos como mediadores en múltiples circunstancias de la vida» -se comentó-.

Igualmente, desde una perspectiva de género, se cuestionó de qué manera nuestros cuerpos, con todas sus potencialidades y limitaciones, son instancias de mediación entre diferentes personas, situaciones, experiencias, relaciones o circunstancias; y desde la óptica de los conflictos ambientales, otro de los participantes aclaraba la importancia que tiene entender cómo la naturaleza, con sus bosques, aguas, árboles, animales o semillas, cumple una función mediadora entre grupos, comunidades o naciones, situación que podríamos considerar también como alternativa para regular constructivamente nuestros conflictos sociales.

Finalmente, a partir de los señalamientos anteriores, algunas preguntas pueden servir de guía para plantearnos las mediaciones que requerimos identificar y promover en nuestro contexto mexicano: ¿Qué nuevos lugares o espacios pueden alejarnos de los extremos ideológicos desde los que nos posicionamos p

ara radicalizar nuestras posiciones político-religiosas? ¿Qué conceptos, postulados, modelos o patrones culturales en relación al Estado, la política, los partidos, la ciudadanía forman parte de ese pensamiento único que se utiliza para excluir la diversidad de voces que conforman nuestras sociedades? ¿Qué acciones, prácticas, tradiciones,  ritos están presentes en los campos profesionales como la informática, la salud, la administración, la ingeniería o la arquitectura? y si ¿son susceptibles para ser potenciados como mediaciones adecuadas a nuestros conflictos? / gerardpv@iteso.mx

(1) MORIN, Edgar (1998) El método IV. Las ideas. Madrid, Cátedra, p.41

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