Dignidad y solidaridad como legado

Foto: Reuters
Foto: Reuters

A veces uno busca la forma de cambiar el mundo. En otras ocasiones la oportunidad llega sin buscarla. Fue lo que les ocurrió a las hermanas Bernarda y Rosa Romero Vázquez: volvían a casa luego de comprar pan y leche, cuando uno de los hombres que cada vez con mayor frecuencia veían montados en el tren La Bestia, habló con ellas.

“Tenemos hambre”, les dijo, y ellas, sin pensarlo, le lanzaron la comida que habían comprado y fueron a su hogar esperando un regaño de su madre, Leonila Vázquez Alvízar.

Pero, por el contrario, ese acto espontáneo de solidaridad se convirtió en la semilla de uno de los ejemplos mexicanos más esperanzadores de lo que se puede lograr con mucha voluntad: Las Patronas, como se conoce al grupo de mujeres que viven en La Patrona, Veracruz, que se organizaron para preparar alimentos que lanzan a los migrantes cuando el tren baja su velocidad en una zona de curvas.

Mucho tiempo ha pasado desde 1995. Las Patronas han luchado contra la hostilidad de algunos pobladores de la zona, pero también han ganado reconocimiento internacional, donaciones, voluntarios y la certeza de que todos los días ayudan al hijo de alguien, de una mujer como ellas.

Las Patronas

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:: “Mujeres que trabajan por alimentar a migrantes centroamericanos”.

Promoviendo los derechos de la mujer

Foto: Cladem
Foto: Cladem

En México, siete de cada diez mujeres mayores de 15 años han sido violentadas al menos una vez en su vida.

Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, que presentó en agosto pasado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, cuatro de cada diez mujeres han sufrido esta violencia por parte de su actual pareja, de la última, del esposo o el novio, a lo largo de su relación.

Diez entidades están por encima de la media nacional, tanto en lo que respecta a la violencia total a lo largo de la vida, como a la violencia reciente ocurrida en los últimos 12 meses: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Durango, Coahuila y Baja California.

Además, la diferencia de los ingresos entre mujeres y hombres de las zonas urbanas y rurales en el estado es de 19.6 por ciento, según midió el Diagnóstico de la Brecha Salarial en Jalisco, que se dio a conocer este año.

Y si a todo esto se suman fenómenos como un acoso callejero epidémico, no es de extrañar que Jalisco sea una de las entidades en las que se hace indispensable el trabajo del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem).

Nacido en Costa Rica en 1987 y, legalmente, en Perú dos años más tarde, Cladem ha trabajado en México de manera intermitente desde 1988. A partir de 2003 ha consolidado su presencia mediante dos enlaces principales, en Jalisco y en la Ciudad de México.

En Jalisco ha conformado desde 2008, junto con otras organizaciones sociales, la Agenda Feminista Jalisco, una vinculación de una diversidad de mujeres y organizaciones feministas en el estado.

Cladem

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:: “Jalisco, tierra de feminicidios”. Entrevista con Alejandra Cartagena.

 

Juntos por la solidaridad y la justicia

Migrantes cruzan el país rumbo a Estados Unidos a bordo de "La Bestia". Foto: Leonardo Sánchez
Migrantes cruzan el país rumbo a Estados Unidos a bordo de “La Bestia”. Foto: Leonardo Sánchez

En Guadalajara, el fenómeno de la migración es tan amplio y complejo que enfrentarlo a solas sería imposible.

Con esto en mente, en 2014, varios organismos y personas que ya trabajaban con migrantes en la Zona Metropolitana de Guadalajara participaron en un taller sobre el tema, promovido por la Universidad Iberoamericana Puebla, en colaboración con el ITESO. El objetivo era hacer un diagnóstico y ver cómo prestar asistencia de manera más integral y organizada a los involucrados en este fenómeno.

De este primer encuentro nació la Red de Apoyo al Migrante, que está integrada por FM4 Paso Libre, El Refugio Casa del Migrante, Albergue San Juan Grande, las Misioneras Combonianas, la Casa Scalabrini y el Centro Universitario Ignaciano del ITESO.

El Albergue San Juan Grande es una obra de los Hermanos de San Juan de Dios, y fue fundado en 1997. Las Misioneras Combonianas son una congregación religiosa católica femenina fundada por Daniel Comboni en 1872, en Montorio Veronese (Verona), con el fin de evangelizar en tierras africanas. La Casa Scalabrini es parte de una red creada en 1999 por iniciativa de los Misioneros de San Carlos, mientras que el Centro Universitario Ignaciano del ITESO impulsa procesos de formación y acompañamiento para la comunidad universitaria por medio de diversas experiencias desde la espiritualidad ignaciana.

Hasta el momento, el principal alcance de este grupo de asociaciones, explica el padre José Juan Cervantes, de la Casa Scalabrini y miembro de la red desde su inicio, ha sido agrupar a las organizaciones civiles que trabajan con migrantes, permitir que se conozcan y tener un espacio para difundir sus actividades.

La idea, dice, es seguir haciendo actividades para dar a conocer el trabajo conjunto de la red de forma paulatina. De esta manera se podrá generar una actitud de solidaridad y justicia respecto a las personas migrantes y a los refugiados.

Si te interesa apoyar, la manera más adecuada es acercarse directamente a alguno de sus integrantes. Y hace falta, pues aún hay mucho desconocimiento de la problemática, hay muchas generalizaciones y muchos prejuicios respecto a los migrantes, indica el sacerdote. Y el trabajo consiste, en buena medida, en ayudar a que nos demos cuenta de que somos hermanos y que el lugar donde nacimos es un mero accidente.

 

Red de Apoyo al Migrante

:: Casa Scalabrini en Guadalajara.

:: Albergue San Juan Grande en Guadalajara.

:: Centro Universitario Ignaciano.

Que los alimentos lleguen a quien tiene hambre

Miles de niños de zonas marginadas de la ZMG viven pobreza alimentaria.
Miles de niños de zonas marginadas de la ZMG viven pobreza alimentaria. Foto: Alfredo García Andrade

En Jalisco hay casi un millón 300 mil personas con hambre, como reconocen las propias autoridades federales. Por su parte, el trabajo conjunto de los 13 bancos de alimentos que operan en el estado puede atender a sólo alrededor de 100 mil.

La situación se agrava con el desperdicio de comida: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en México, más de 37 por ciento de lo que se produce se pierde en el proceso o se despilfarra. En contraste, se recupera apenas entre 3 y 7 por ciento de los alimentos que se desperdician.

Por ello, este año se lanzó el programa Jalisco Sin Hambre, un proyecto de investigación y desarrollo tecnológico que coordina el iteso y en el que participan el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Tec de Monterrey.

El proyecto recibe financiamiento por 20 millones de pesos del Conacyt y del gobierno del estado a través de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, así como de la de Desarrollo e Integración Social.

Uno de los productos de este programa es la creación de una plataforma informática que sea una suerte de “Uber de los bancos de alimentos”, es decir, que cuando algún comerciante note que tiene alimentos que no logrará vender, avise por este medio y permita que los bancos puedan decidir quién acudirá por ellos y cómo se va a repartir esa donación. El programa piloto incluye tres bancos de alimentos, ubicados en Guadalajara, Zapotlanejo y Tepatitlán.

Jalisco Sin Hambre

:: “Jalisco Sin Hambre apoyará a los más desfavorecidos”.