Bordados por la memoria

Teresa Sordo tiene registrado en la memoria cada domingo que pasó entre marzo de 2012 y noviembre de 2014. Fielmente, cada semana acudía al Parque de la Revolución, en el centro de Guadalajara, para bordar la barbarie de un país.

Era 2012, el final del sexenio de Felipe Calderón. Un grupo de activistas se reunió en torno a un mismo objetivo: visibilizar el tamaño de una estadística. Los muertos del sexenio no son números. Tienen nombres y familiares y dejaron este mundo en circunstancias lamentables. Y eso debía plasmarse en algún lado, aunque fuera en un pañuelo.

En esos más de dos años, quienes integran el colectivo Bordamos por la Paz bordaron más de tres mil pañuelos con los nombres de las personas asesinadas y desaparecidas en el sexenio 2006-2012. Pero como el infierno no acabó con el regreso del PRI a la presidencia, siguieron haciendo su trabajo hasta que las autoridades municipales de Guadalajara les impidieron el acceso al “Parque Rojo”.

La activista, que hoy en día vive en la Ciudad de México, hace un balance en perspectiva de lo que ocurrió: “Perdimos el lugar en donde se podía hablar de lo que se estaba pasando y hacer catarsis. Nosotros acompañamos causas; no digo que sea indispensable nuestra presencia, pero sí creo que se perdió el sitio”.

Entre las cosas que más recuerda Teresa Sordo está la solidaridad de las familias. “Todos devolvían los pañuelos. Los que se llevaban diez o cinco a sus casas, todos regresaban con los pañuelos bordados”.

Ahora los pañuelos siguen más vivos que nunca. Se prestan para exposiciones en cualquier parte de México y el mundo.

Bordamos por la Paz

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