Unión para defender la vivienda

Foto: Livia Radawanksi
Foto: Livia Radawanksi
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Ésta es una historia de más de cien años que incluye un pantalón, a un jesuita y la Bienal de Venecia. A principios del siglo XX, donde ahora es la opulenta colonia Santa Fe, en la Ciudad de México, cientos de trabajadores rentaban al dueño de la mina de arena un pedazo de tierra para vivir cerca del trabajo; en los años sesenta, las minas se acabaron y comenzaron a construirse grandes casonas alrededor, así que el barrio Palo Alto quedó en medio de una de las áreas con más plusvalía del país.

Seguramente, con este contexto, se entenderá la presión política y económica para desalojar a las más de 220 familias acomodadas justo debajo de la Torre Arcos Bosques I, nombrada coloquialmente “El Pantalón” debido a su forma. Las familias, particularmente las mujeres, se organizaron con el apoyo del jesuita Rodolfo Escamilla, SJ, y decidieron pelear por su casa de una forma bastante peculiar en términos inmobiliarios: crearon una cooperativa y pusieron todo el terreno, 42 mil metros cuadrados, a nombre de sus ocupantes.

Cinco litigios y dos sitios con granaderos después, Palo Alto venció, y ahora sus 300 personas asociadas, todos y todas dueños de todo, suelen reunirse cada semana para acordar reglas, derechos y tareas para mejorar la colonia, que comenzó sin ningún servicio básico. En la Bienal de Venecia de 2016, el curador Alejandro Aravena invitó a la cooperativa a presentar su caso mediante entrevistas y videos.

Cooperativa de Vivienda Palo Alto

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