Guadalajara, Jal. (20/Nov/17). Hace 14 años, en un autobaño en la calle Golfo de Cortés, por La Minerva, Don Toño entró a la oficina del dueño, quien lo había mandado llamar; ahí lo esperaba, sobre el escritorio, un sobre con su finiquito y liquidación: fue despedido por recorte de personal. Al otro día salió a buscar otro trabajo; no tuvo suerte. Al otro día lo mismo. Al día siguiente decidió salir a cantar a los camiones, a capela, pues no tenía una guitarra. “Desde hace algunos años descubrí que me gustaba eso de la artisteada, llegué a ganar varios primeros lugares en concursos de aficionados de Los Ángeles”.
Después de la rutina de todos los días, su café y afinar la guitarra, sale en el primer camión de la ruta 178. Ya en el centro de Guadalajara decide qué ruta tomar: “Para no enfadar a la gente, ningún día repito mi ruta. Tanto como los choferes y los usuarios se molestan si lo ven seguido a uno”. Ruta 163, la primera del día; para ello, don Toño le pide al chofer favor de permitirle tocar primero y ofrece que luego pague su pasaje; el chofer se niega. Al segundo intento, otro chofer de la misma ruta, quien ya lo conoce, le permite subirse a cantar y empezar su jornada.
Entre subidas y bajadas a los camiones, y en algunas sin conseguir nada de dinero, llega hasta Tesistán; ahí decide regresar a su casa para salir a pasear con su familia: su esposa y dos hijos, de 11 y 15 años; ya que junta, con mucha suerte, 200 pesos. “En otros días es difícil, con mucho sacrificio apenas llego a los 150 pesos aproximadamente; hoy tuve suerte”. Hace cinco meses que no sale a pasear con sus hijos, pues tiene que pagar renta, servicio y comida con solo 150 pesos; muchas veces es menos.
Don Toño, triste, se sube a la ruta 633 para dar su último show del día. El camión lleno, con olor a la multitud de personas, y con una sensación de calor de mayo, empieza a cantar “La mamá de los pollitos” de Joan Sebastian. En medio de la canción, deja de tocar para contar un chiste: “¿Qué le dijo Toño Aguilar a Vicente?”; algunos pasajeros contestan: “¿Qué?”, y Don Toño: “Pues nada, Toño Aguilar ya está muerto”, algunos pasajeros se ríen y él continúa con su canción. El conductor del camión platica: “A ese señor lo conozco desde hace seis años, tiempo que tengo trabajando de chofer; el día que me lo encuentro hace que mi día sea más ameno”. Después lo despide: “Adiós, Rafael”.
Don Toño Aguilar es el nombre artístico, y por el cual la mayoría de la gente lo conoce, de Rafael Arrollo Gutiérrez, de 59 años.