La arquitectura como sistema


Algunas reflexiones para reflexionar la arquitectura.

Por: Mónica Solórzano

La Teoría General de los Sistemas, surge entre la década de 1950-1960 y sus primeros exponentes fueron Ludwing Von Bertalanffy, Ackoff, Boulding, Forester, Kast y Resensweig, quienes mezclaron las matemáticas, la ingeniería y la ciencia de la computación.[1] Esta teoría, de origen y aplicabilidad directa principalmente en las matemáticas y en la biología, también ha sido de gran utilidad para la explicación de algunos fenómenos de otras disciplinas como en algunas ciencias del hombre. En arquitectura y en el urbanismo, ya ha sido aplicada por algunos estudiosos para desarrollar análisis del funcionamiento del sistema de ciudades, para explicar los patrones de crecimiento o para analizar aspectos relativos a movimientos de población, entre otros.

Con la aplicación de la Teoría de Sistemas en la investigación científica se puede propiciar un cambio en la forma de concebir y observar los fenómenos de diversas disciplinas. Esta teoría puede servir de base para estudiar diversos fenómenos, teniendo como objetivo presentar y explicar nuevas concepciones sobre aquello que se estudia y, partiendo de sus principios y postulados, establecer metodologías específicas que puedan ser aplicadas al estudio de fenómenos complejos en arquitectura.

Un ejemplo para la aplicación de esta teórica en el estudio y análisis de fenómenos arquitectónicos en relación tiempo-espacio son las haciendas, como unidades productivas y conjuntos urbanos consolidados. Éstos representan además de un fenómeno arquitectónico, un fenómeno de tipo social, económico, ideológico con una multiplicidad de circunstancias y relaciones que intervienen en su desarrollo, por lo que pueden ser consideradas como un fenómeno complejo al que le es aplicable esta visión sistémica de investigación.

Cabe mencionar que en varias disciplinas o ramas de la ciencia, como por ejemplo la sociología, hubo algunos planteamientos y algunas cuestiones de esta teoría que no fueron del todo aplicable por lo que no se llegó a consolidar una teoría de sistemas que pudiera ser útil a la sociología,[2] o que no necesitara de adecuaciones y complementos para poder aplicarla a un estudio de este tipo. Es interesante tomar en cuenta estos aspectos, dado que el estudio de las haciendas debe implicar también estudios de tipo social, para entender la dinámica del fenómeno en toda su extensión.

Para el caso de la arquitectura, la aplicación de estos planteamientos y criterios de análisis resulta válida y en ciertos casos oportuna, partiendo de la base de que no son abundantes los cuerpos teóricos propios del campo la arquitectura en base a los que podamos tener un sustento teórico-metodológico y que podamos retomar y aplicar a un ejemplo como el que se plantea.

Se establece esto partiendo del hecho de que encontramos similitudes dentro de los planteamientos hechos por esta teoría que nos pudieran llevar a definir el fenómeno de las haciendas como un sistema que puede ser sujeto a análisis desde esa óptica. Aplicando algunos modelos teóricos de otras disciplinas, siempre se correrá el riesgo de caer en ambigüedades, sin embargo, esto constituye un ejercicio de intentar explicar o entender cierto tipo de fenómenos histórico arquitectónicos, partiendo de otras lógicas y con otros puntos de reflexión, lo que nos acerca a la comprensión y explicación de fenómenos propios del campo de la arquitectura y el urbanismo, desde otras perspectivas y otros panoramas.

En otras ciencias hay conceptos, modelos y leyes parecidos que surgen una y otra vez en campos muy diversos, independientemente y fundándose en hechos del todo distintos. En muchas ocasiones fueron descubiertos principios idénticos, porque quienes trabajan en un territorio no se percatan de que la estructura teórica requerida estaba ya muy adelantada en algún otro campo.[3]

La aplicación de esta teoría al estudio de un objeto o un fenómeno arquitectónico debe de ser evaluada y estar perfectamente sustentada y argumentada, para no caer en el error de quererla aplicar por fuerza en un estudio que no la requiere o al que no le es aplicable. Por esto, el enfoque de sistemas puede ser considerado como una alternativa si se tiene cuidado de no querer relacionar todo con todo[4] y pretender una explicación de la realidad que resultaría incoherente con sí misma. Sin embargo, es un buen recurso teórico-metodológico con el que podemos explorar y experimentar, para comprobar la factibilidad o aplicabilidad de los planteamientos de teorías de otras disciplinas en este estudio.

Como recurso teórico-metodológico en campos como la arquitectura, la Teoría de Sistemas es de gran utilidad. Con base en ella podemos construir metodologías y acercarnos a la explicación y comprensión de fenómenos, partiendo de otros puntos de vista y desde otras perspectivas, que nos permitan entender un mismo fenómeno o hecho de formas muy diferentes a los que ya se les ha explicado. Esta idea de sistema conserva su valor incluso donde no puede ser formulada matemáticamente, o no deja de ser una “idea guía” en vez de ser una construcción matemática.

Con todo esto y con las carencias y limitaciones que pudiera conllevar la aplicación de la teoría, para la arquitectura es una importante base de partida sobre la cual establecer nuevos modelos y nuevos conceptos de análisis y de este modo acercarnos a explicar la evolución de un proceso cultural como las haciendas. Como proceso cultural entendemos a todas las acciones y ámbitos en los que el hombre se desarrolla que tienen implicaciones dentro del campo de lo social, económico, político, ideológico y religioso principalmente. Es decir, todas las manifestaciones de estas acciones del hombre y en donde van implícita la arquitectura y los procesos urbanos. Estas dos cuestiones son inseparables de cualquier proceso cultural.

Los planteamientos realizados por Bertalanffy, están dispuestos para presentar nuevas concepciones y desarrollar metodologías que permitan estudiar diversos tipos de fenómenos aun cuando ellos sean de naturaleza diferente. Tal y como él menciona, “la moderna investigación de los sistemas puede servir de base a un marco mas adecuado para hacer justicia a las complejidades y propiedades dinámicas del sistema sociocultural.[5]

A la luz de los planteamientos de esta visión sistémica, es posible identificar diversos sucesos en arquitectura que encuentran una explicación y una interpretación dentro de esta corriente de pensamiento.


[1] Martínez Arona J. Armando, Teoría de sistemas de organización, Colección Nuevo Siglo, Serie Humanidades, Universidad de Guanajuato, México, 1995.

[2] Torres Nafarrate, Javier, Introducción a la Teoría de Sistemas de Niklas Luhmann, en: Perspectivas en las teorías de sistemas, Santiago Ramírez (coordinador) Cocho, Germinal, Et. Al., Siglo XXI editores, coedición con el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM, primera edición, México, 1999. p. 54.

[3] Bertalanffy, Ludwing Von, Teoría General de los Sistemas, Traducción de Juan Almela, Duodécima reimpresión, FCE, México, 2000, p. 33.

[4] Ídem. p. 62. Es decir, no establecer explicaciones y relaciones que no existen y que puedan ser construcciones propias del investigador y que resulten incoherentes con la realidad del objeto de estudio.

[5] Buckley W., Sociology and Modern Systems Theory, Englewood Cliffs (N. J.), Prentice-Hall, 1967. Citado en: Bertalanffy, Op. cit. p. 6.

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