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Casa Ochoa Reyes

Ilustraciones previas de la intervención a la Casa Ochoa Reyes.

 

Aunque no se dispone de información previa a la intervención del arquitecto Díaz-Morales, en las reformas de la casa del señor Trinidad Ochoa Reyes es notoria una identidad con expresiones regionales de la tradición mediterránea hispanoárabe que contrasta con las tendencias eclécticas de la época. Aquí, el lenguaje formal tiene mayor afinidad con el refinamiento de las familias avecinadas en Guadalajara a principios del siglo pasado que conservan fuertes vínculos provincianos —los cuales, en Díaz-Morales remiten a sus vivencias en la villa de San Pedro Tlaquepaque.

A este empeño, se sumó de manera evidente su encuentro con la obra de Ferdinand Bac, jardinero y poeta francés, a quien Luis Barragán descubriría en 1925 y que compartiría con sus amigos a su regreso de Europa.

Esta casa es fiel testimonio del canto armonioso de la intimidad. Adicional a la servidumbre frontal ajardinada que las casas de la avenida ya tenían, Díaz-Morales convierte un patio posterior usualmente dedicado al servicio doméstico más pobre, en una estancia de altísima dignidad y hace de él un recinto donde aquella familia pudo reconstruir su historia personal y sus lazos afectivos alrededor de fuentes cantarinas.

Al terminar la casa, según el propio arquitecto relataba, la esposa le expresó su inmensa gratitud porque el proyecto había propiciado que su marido erradicara sus muy acostumbradas ausencias, lo cual muestra cómo este pequeño espacio íntimo había seducido a su dueño con tal fuerza que le provocó un cambio de hábitos hacia una plena convivencia familiar.

 

Casa de Trinidad Ochoa Reyes

Av. Vallarta 1495, entre Chapultepec y Marsella, Guadalajara.

Autoría original: desconocida

Intervención de Ignacio Díaz-Morales: 1931-1935

Estado actual: Demolida