Iqbal Masih contra la esclavitud infantil

Por Héctor Morales Gil de la Torre
Académico del Cifovis ITESO

Iqbal Masih empezó a trabajar a los cuatro años de edad, cuando su padre lo entregó al propietario de una fábrica de alfombras a cambio de un préstamo para pagar la boda de su hermano mayor. Desde ese momento, Iqbal destinaba doce horas diarias al trabajo para saldar la deuda familiar, pero, con el tiempo, la deuda no solo no disminuía, sino que aumentaba con los intereses y los nuevos préstamos que pedía su padre. Cuando tenía diez años, Iqbal asistió a un mitin sobre derechos humanos y consiguió su libertad a través de una campaña del Frente de Liberación del Trabajo Forzado. Se convirtió en un ferviente luchador en contra de la explotación a menores, hasta que en 1995 le fue arrebatada la vida como consecuencia de su lucha en contra de los intereses de las empresas que utilizaban mano de obra infantil[1]. Hoy, 16 de abril,  se celebra el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, inspirado en la historia de vida de Iqbal.

¿Qué sentido tiene pronunciarnos contra la esclavitud infantil en estos tiempos? Es decir, ¿es una problemática vigente que aqueja a la población infantil de nuestro país o del mundo?

Los últimos reportes sobre la problemática son del año 2017 y los elabora la Organización Internacional del Trabajo, organismo tripartita[2] del Sistema de Naciones Unidas. Conforme a esas fuentes, la esclavitud moderna se expresa de diversas formas: el trabajo forzoso, la servidumbre por deudas, la esclavitud y las prácticas análogas a ella, el matrimonio forzado y el tráfico de personas. Ese conjunto de expresiones, para efectos de monitoreo, seguimiento y diseño de medidas que contribuyan a su erradicación, se resume en dos problemáticas generales: el trabajo forzoso y el matrimonio forzoso.

El trabajo forzoso se entiende como cualquier forma de trabajo o servicio que implica involuntariedad y coacción. En de esta categoría entra el trabajo realizado por un niño bajo coerción de un tercero (que no sean sus padres) y el realizado como consecuencia directa del involucramiento de sus padres en trabajos forzados[3]. Esta categoría incluye la explotación sexual comercial de niñas y niños.

Cuarenta millones de personas fueron víctimas de esclavitud moderna en el 2016, lo que representa 5.4 víctimas por cada 1,000 habitantes en el mundo. De ellas, 25 millones realizaron trabajos forzosos y 15 millones sufrieron de matrimonio forzado. Del total, 71% fueron mujeres y niñas y 25% fueron niños y niñas[4].

Si bien en 2016 América fue la región que registró la menor prevalencia de esta problemática (1.9 víctimas por cada 1,000 habitantes, comparada con las 7.6 víctimas por cada 1,000 habitantes de África), la problemática afectó a millones de niñas y niños. Tan solo en 2007, 3.64 millones de menores de 17 años, de los cuales 1.1 millones tenían entre 5 y 13 años, realizaban labores productivas, en México[5]. En 2013 se registraron 2.5 millones de niñas y niños incorporados al mercado laboral en México.

Entre las principales causas del trabajo infantil en nuestro país se encuentran las relacionadas con la pobreza de los hogares de origen, la interrupción temprana del proceso educativo, condiciones culturales como la naturalización del trabajo de menores en negocios familiares, entre otros factores. Como consecuencia del trabajo infantil se identifican afecciones físicas, psicológicas, educativas y económicas.

Para el caso de México, los reportes más recientes (2014) presumen la persistencia de estas problemáticas, pero no incluyen información precisa con relación a la participación de niñas y niños en trabajos peligrosos, como pueden ser las actividades que se llevan a cabo en horarios nocturnos y prolongados, los que exponen a los niños y niñas al abuso de orden físico, psicológico o sexual, los trabajos que se realizan bajo tierra o agua, los que les exigen el uso de maquinaria o herramienta peligrosa, los que les exponen a agentes o procesos perjudiciales entre otros. Tampoco se presenta información detallada sobre la participación de niñas y niños en actividades ilícitas, como las relacionadas con la producción y tráfico de estupefacientes o las vinculadas con la mendicidad organizada. Ni se señala la cantidad de niños que realizan trabajo infantil agrícola, considerado como una de las peores formas de trabajo infantil[6].

Existe un consenso a nivel mundial en que el trabajo infantil limita el ejercicio pleno de los derechos de los niños y de las niñas a la educación, a la cultura, a la recreación, al ocio, entre muchos otros. En sociedades desiguales y empobrecidas, la problemática encuentra condiciones para arraigarse y reproducirse, lo que contribuye a consolidar la transmisión generacional de la pobreza y a profundizar la fragmentación de la cohesión y la solidaridad social.

Ante ello no hay peor posición que la negación, por lo que el reconocimiento de la problemática en los hogares, en las unidades productivas, en las actividades cotidianas, es un primer paso, y muy relevante. Además, mientras que el combate frontal a la problemática es una medida propia de la autoridad pública, la sociedad puede impulsar acciones preventivas, entre las que se destaca la de alentar la permanencia de los niños y las niñas en el trayecto educativo, inhibiendo las causas de la deserción escolar e incentivando la terminación adecuada del nivel básico y medio superior, al menos.

Además, ya existen experiencias locales y globales que buscan reducir la participación de niñas y niños en actividades laborales y en trabajos peligrosos, como la Campaña Ropa Limpia, que tiene por objeto identificar ropa libre de trabajo esclavo y de trabajo infantil.

Nuestra Universidad ITESO ha de ser un espacio para debatir las mejores alternativas que aseguren el pleno ejercicio de los derechos de todas y todos. El Día Mundial contra la Esclavitud Infantil es la ocasión para comenzar a discutir opciones para el resguardo de los derechos de la infancia y del crecimiento de las y los niños en ambientes libres de cualquier explotación, laboral o de otro tipo, que limite el desarrollo adecuado de su personalidad y potencialidad.

 

[1] Puedes ver reseñas de la vida de Iqbal Masih en: ciprevica.org/16-de-abril-dia-mundial-contra-la-esclavitud-infantil/ y en www.diainternacionalde.com/ficha/dia-internacional-contra-esclavitud-infa
[2] Es el único organismo del Sistema de Naciones Unidas que no solo se integra por representantes gubernamentales de los Estados miembro, sino que además incorpora en su estructura al sector gubernamental y al sector de los trabajadores. Para ver más: www.ilo.org/global/about-the-ilo/lang–es/index.htm
[3] Ver, OIT. (2017). Methodology of the global estimates of modern slavery: Forced labour and forced marriage. Génova: OIT.
[4] Ver, OIT. (2017). Global estimates of modern slavery. Génova: OIT.
[5] La legislación laboral anterior permitía el trabajo adolescente con el consentimiento de los padres a partir de los 14 años de edad. Conforme a la última reforma de la legislación laboral (2012), la prohibición de trabajar se extiende hasta los 16 años de edad.
[6] Ver, Secretaría del Trabajo y Previsión Social. (2014). El trabajo infantil en México: avances y desafíos. México: STPS.

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