Desigualdad de género en la Sierra de Santa Marta, en el sur de Veracruz.

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Evento día de la mujer en Tonalapan, 8 de marzo de 2011.

Por Dulce Gómez.

Académica ITESO.

En varias comunidades indígenas del país se respira una cotidianeidad que por un lado, naturaliza múltiples violencias y evidencia desigualdad de género, y por otro, va abriéndose lentamente al cambio.

Una primer violencia que identifico corresponde a “una violencia estructural” (Beaucage, 2008) o “de Estado”, debido a la alta marginalidad en las que se encuentran los pueblos indígenas en México, tomando en cuenta el Índice de Desarrollo Humano (IDH) e indicadores de vivienda, acceso a la tierra, la salud, la participación política y la educación, por mencionar algunos.

Esta situación afecta directamente el acceso a oportunidades de las mujeres indígenas en sus contextos regionales. Un ejemplo en el acceso desigual a la educación se puede observar en la Sierra de Santa Marta (SSM), región nahua y popoluca en el sur de Veracruz, donde:

“La población alfabetizada mayor de 15 años, entre el 38 y 42% corresponde a mujeres, lo que nos revela que una gran proporción de mujeres aún no accede a la lecto-escritura… Respecto de la tasa de alfabetización de adultos, a excepción del municipio de Soteapan que no alcanza el 40%, los municipios restantes presentan una tasa de más del 50% de población femenina adulta alfabetizada” (Instituto Veracruzano de las Mujeres, 2009:43).

Si bien, esta realidad se ha ido modificando con la apertura de mayores centros educativos en la región como telesecundarias, telebachilleratos e institutos de educación superior (como la Universidad Veracruzana Intercultural) y su consecuente feminización de la matrícula; el imaginario social de privilegiar la escolarización de los varones en muchas familias, prevalece.

Otras formas de desigualdad de género se observan en la baja participación política, la gran brecha en el ingreso monetario y la pertenencia a la tierra, donde sólo el 3% de las mujeres en el campo en México son ejidatarias gracias a que enviudaron, heredaron la tierra o la están cuidando en ausencia de los hombres que han migrado.

En relación a la participación en la vida política y la toma de decisiones comunitarias, se observa que las mujeres tienen poca intervención tanto en la representación en cargos públicos municipales, como puestos de funcionarias, vocales, directivas, así como en la pertenencia de partidos políticos. No obstante, cada vez parece que son más las que participan debido a intereses personales como a una política activa en la región (Cervantes, 2011), a través de la llamada “cuota de género, recientemente incorporada en algunos gobiernos municipales y espacios de participación política” (Instituto Veracruzano de las Mujeres, 2009:45) y que parece estar impactando en las zonas rurales de México.

Así pues, cada vez más son los grupos y organizaciones sociales que se unen para hacerle frente a una de las violencias más explícita, me refiero a la violencia sexual, y/o maltrato físico, psicológico o económico (González, 2011) que sufren las mujeres al interior de sus familias. En algunos casos, las mujeres no pueden realizar ninguna actividad fuera de la casa o de la comunidad sin pedir permiso a su esposo o padre; y los casos de violencia familiar son recurrentes, “a veces por el alcoholismo y a veces porque sencillamente los hombres consideran que solo así se pueden corregir las mujeres para que obedezcan y les sirvan como bien les plazca” (Cervantes, 2011).

Esta problemática a nivel nacional se estipula como un problema de salud pública:

“De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2006 (ENDIREH), Veracruz ocupa el lugar 19º en mujeres violentadas. La ENDIREH 2006 revela que la violencia contra las mujeres de 15 años y más perpetrada por la pareja alcanzó un 43.2% a nivel nacional. Para el caso de Veracruz, éste fue de 40.8%. El 62% de las mujeres de 15 años y más han sufrido situaciones de violencia a lo largo de su vida ya sea emocional, económica, física o sexual que se han llevado a cabo en los ámbitos comunitario, familiar, patrimonial, escolar, laboral y de pareja” (Instituto Veracruzano de las Mujeres, 2009:20).

Aunado a estas historias, las instancias legales para acompañar procesos de identificación del maltrato y su acusación siguen siendo limitadas y administradas por los mismos hombres de la región –muchos de ellos esposos de las que denuncian–, por lo que parece prevalecer el miedo frente a la denuncia pública. Las consecuencias frente a la denuncia pueden ser el señalamiento público, discriminación o amenazas. Es por eso que las condiciones estructurales en las que operan las instancias gubernamentales sostienen las violencias y reproducen las desigualdades.

Son varias las historias de mujeres que comparten como sus roles tradicionales como esposas, madres, amas de casa, cuidadoras de niños y de adultos mayores, educadoras, cocineras, limpiadoras, etc., son socializados desde la niñez en el seno familiar, escolar, religioso y social. Así pues, la presión social por adquirir esos roles preestablecidos y mantener el orden natural de la comunidad sigue fuertemente arraigado en el constructo social. El mayor problema está en que estos roles han sido utilizados para ejercer poder sobre las mujeres que han perpetuado la inequidad.

Hoy en día, aunque esta realidad se está transformando a partir de una serie de factores como la incursión de chicas jóvenes a la universidad, la conformación de redes de apoyo de mujeres frente a la violencia de género, una mayor visibilización de organizaciones sociales, entre otras acciones que están impactando en la reconfiguración de los roles tradicionales de género, el debate de la igualdad de género en las zonas rurales del país, seguirá siendo un tema prioritario en la lucha de los derechos humanos.

Texto construido a partir del estudio:

Gómez Navarro, D. (2015). Herencias, contradicciones y resignificaciones de la política educativa intercultural en el sur de Veracruz, México. Un estudio acerca de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI). (Tesis inédita de doctorado). Universidad Complutense de Madrid, España.

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