Los estudiantes de periodismo también corremos peligro

Por Graciela Larios, estudiante de Periodismo y Comunicación Pública ITESO

Cada vez que leo una noticia acerca de los periodistas que son asesinados por hacer su trabajo, se llena mi cabeza de coraje y miedo que me hacen titubear, además de hacerme reflexionar del futuro de mi profesión. El punto está en tratar de no romperte, seguir sobre la marcha.

En los últimos 10 años, en México, se han asesinado cerca de 80 periodistas y desaparecido a otros 17. Tan sólo son cifras vacías que se inflan por cada medio de comunicación o periodista que sabe de algún colega muerto o desaparecido, pero no hablan por temor a tener un destino similar. La libertad de expresión se queda en líneas redactadas en el sexto y séptimo constitucional. “Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio”, dice nuestra Constitución… aunque existen funcionarios como el ex-alcalde priísta Enrique Benjamín Solís Arzola, quien ordenó al director de Seguridad Pública, Nicasio Aguirre Guerrero, golpear y amenazar a Karla Silva por ser una periodista “incómoda”. Como este caso, muchos más. Estas situaciones nos hacen dudar del cumplimiento de la ley por nuestras autoridades, porque incluso ellas mismas hacen lo posible por callar las voces que reclaman abusos de poder y corrupciones.

La mayoría de nuestros profesores nos dicen constantemente que los temas como narcotráfico y de seguridad en general, deben ser trabajados con muchísimo cuidado, o de preferencia, ni tomarlos en cuenta para nuestra agenda. No es algo que sucederá exclusivamente en nuestro futuro ejercicio periodístico, también en este momento, como estudiantes corremos peligro si entramos a esas aguas.

No obstante, tengo compañeros que tienen la firme convicción que guardar silencio no es una opción. Debemos crear nuevas plataformas o medios alternativos para trabajar de forma libre y ética, medios que nos respalden y no nos utilicen como carne de cañón.

Definitivamente las leyes para proteger a los periodistas o cualquier persona defensora de los derechos humanos, no tendrían sentido si tan sólo se respetara nuestra Constitución.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *