Ciudadanía plena desde la Universidad

Por Montserrat Narro Ibargüengoitia

Estudiante de Relaciones Internacionales ITESO e integrante del colectivo Másde131 ITESO

Dentro de la sociedad, todas las personas tenemos roles. Un papel que jugar. O eso es lo que hemos construido y nos han enseñado. Estos roles, como el de “ama de casa”, “estudiante”, “burócrata”, “profesor” nos definen y encasillan según nuestra actividad principal. De igual manera, se clasifica a la ciudadanía que participa en alguna lucha social como “activistas”.

¿A qué nos solemos referir con eso? A personas que trabajan por la colectividad, que hacen suyos los temas de los demás, independientemente de su otra casilla de docencia, oficinista, alumnos, alumnas o lo que seamos.

Más allá de participar en una lucha social o trabajar por una causa (ser “activista”), se trata de ser ciudadanos y ciudadanas completas, que además de su actividad  son conscientes de que pertenecen a una sociedad que necesita que nos involucremos.

Yo no me considero a mí misma una luchadora social, ni una activista, y me opongo a que se me clasifique de esa manera, como si fuéramos un grupo social aparte.  Eso no debería definirnos solo a un grupo pequeño de estudiantes en una universidad, o a algunos vecinos en cualquier colonia, o a las redes de colectivos de la ciudad. Debería de definirnos a las personas. El apropiarse de la ciudadanía, de los espacios, de los temas que nos afectan a todas las personas (en distintos grados) debería ser una constante.

Dentro del colectivo en el que participo (Colectivo Másde131 ITESO) buscamos eso, la politización de la Universidad. Politización entendida como tomar parte de la política, de los asuntos de la ciudad (polis) que son de todos/as. Hacer crítica y uso de lo público.

Como estudiantes universitarios tenemos un espacio de oportunidad privilegiado. Según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, de los más de 36 millones de jóvenes que somos en México, solo el 18.75% accede a la educación superior, ya sea en licenciatura o posgrado. Y el porcentaje se reduce si hablamos de estudiantes de universidades privadas.

Somos el 18.75% mejor preparado, con habilidades profesionales y académicas que nos permiten mayor comprensión de lo que sucede a nuestro alrededor. Tenemos las herramientas para analizar y proponer, crear proyectos y llevarlos a cabo.

A esto, sumémosle la cantidad de información que tenemos disponible. Internet y las redes sociales nos bombardean a diario con notas de periódicos, cifras, datos. Miles de publicaciones que buscan interpelarnos y movernos.

¿Cómo no tomar parte en ese remolino? Y a estamos dentro, ya nos afecta, ya nos mueve, queramos o no. El aumento del precio de la gasolina, la inseguridad, el dólar cada vez más caro, la falta de servicios públicos, todo eso ya nos toca. La cosa es tomar responsabilidad en ello, darnos cuenta de que se puede hacer algo al respecto, desde la casilla en la que juguemos. En nuestro caso, desde la Universidad a la que asistimos, y que debe ser el primer espacio de formación y reflexión.

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