Cine sobre, con y por pueblos indígenas

Fotografía y texto: Alondra Barba

Colaboradora del Programa Indígena Intercultural del CIFS

El pasado mes de agosto, los días 27 y 28, tuvimos la oportunidad de compartir el taller: “Cine y video sobre, con y por pueblos indígenas”, impartido por los Doctores Lea y Pekka Kantonen, investigadores y artistas visuales finlandeses. Su tránsito por Guadalajara, y la motivación de llevar a cabo esta actividad, se debe a que desde hace ya más de una década han acompañado el intercambio cultural entre profesores y representantes del pueblo wixárika, específicamente, de quienes participan en el Centro Educativo Tatuutsi Maxakwaxí en la comunidad de San Miguel Huaixtita, Jalisco con miembros del pueblo indígena Saami, originarios de los países nórdicos: Noruega, Finlandia y Rusia.

El video y cine son parte de sus propuestas formativas de trabajo con los miembros de esta comunidad wixárika como medio y herramienta de recuperación, apropiación y difusión de las actividades, objetos o recreaciones para la construcción de las Casas de cultura comunitarias en la sierra Wixárika. Tal proyecto está siendo impulsado por los propios comuneros y desde el Programa Indígena Intercultural del CIFS los acompañamos para apoyar sus estrategias y acciones que permitan lograr su objetivo: la preservación y revitalización de aspectos de su cultura y tradiciones para los wixáritari más jóvenes y las generaciones que están por venir.

A lo largo de este taller los asistentes, alumnos de carreras vinculadas con el tema y colaboradores de diferentes asociaciones o proyectos con pueblos indígenas, tuvieron la oportunidad de conocer brevemente la historia del cine indígena. Las tres condiciones, “sobre, con y por”, son representativas del denominado arte comunitario de las décadas de los sesenta a los ochenta: “Arte sobre la gente, por la gente y para la gente”, que aún actualmente poco coinciden en el contexto del cine indígena, cada día más incipiente, — afirmaron los talleristas—, “la mayoría de las películas documentales sobre pueblos indígenas siguen siendo escritas, grabadas y producidas por cineastas de los grupos étnicos mayoritarios. Muchas veces (…) para satisfacer la curiosidad del mundo occidental”.

Bajo esta premisa, el recorrido ante un vasto universo fílmico nos permite, además de valernos de un antecedente claro en la materia, identificar con más claridad la relación y acompañamiento que esta herramienta tecnológica trajo en el acercamiento y “estudio” de las poblaciones indígenas y tribales del mundo. La historia del cine indígena muestra los tipos de aproximación que desde áreas científicas y antropológicas (siglos XIV-XX), posteriormente de entretenimiento, culturales o tecnológicas, han influenciado nuestra concepción y lectura de estos contextos, escenarios y poblaciones.

El cine sin duda, como muchas disciplinas, fue el medio para dar cabida a la estigmatización, discriminación y reafirmación de teorías raciales, y han dotado al mundo occidental de un imaginario hostil aún difícil de erradicar. Por otro lado, tal recorrido permitió que en voz y ojos de diferentes estudiosos y creadores, se dotara a tales narrativas de una exposición – interpretación más reflexiva, en búsqueda de cierta horizontalidad y recuperación de lo que en la perspectiva occidental está perdiéndose: sus tradiciones o costumbres. Posteriores vertientes cinematográficas buscarían dar voz a los pueblos, a veces aún desde la lectura del investigador, por ejemplo eligiendo los diálogos que posteriormente narrarían los protagonistas indígenas, pero otras sí fueron puente para dar conocer las culturas desde la visión de los propios pueblos.

A partir de la década de los setenta investigadores norteamericanos realizan el primer estudio-taller de video participativo con el pueblo Navajo, con la intención de conocer “cómo era su forma de ver el mundo”. En México esta tendencia la retomó el Instituto Nacional Indigenista (INI), realizando los primeros acercamientos de esta corriente en comunidades zapotecas con mujeres en Oaxaca. A pesar de ello, las sub corrientes o géneros del cine actual continúan mostrando tendencias pasadas, mezclan el “sobre, con y por”, aunque vale la pena destacar que la industria fílmica crece. El cine “con y por” los pueblos comienza a ganar terreno en diferentes partes del mundo: “la mayoría de las películas de cineastas indígenas han sido producidas por empresas no-indígenas, pero también hay empresas y cooperativas dirigidas por comunidades indígenas”.

Actualmente advertimos que los cineastas indígenas y no indígenas hacen uso de esta herramienta discursiva visual con la conciencia de su historia y cada vez más se convierte en un medio de empoderamiento y “vehículo de descolonización”. Su utilidad es desde educativa hasta de denuncia y cada vez más “los movimientos indígenas exigen que las imágenes de su gente correspondan con las experiencias vivas de los pueblos”; nunca más sin permiso o ultrajando sus invaluables riquezas.

Hoy el cine se utiliza como material de recuperación de tradiciones, pero también es un medio educativo, formativo y recreativo incluso es un vehículo que permite narrar y denunciar las luchas que hoy día encabezan. Aunque el camino pueda ser sinuoso o inequitativo aún: “Los pueblos indígenas están formando sus propias instituciones, por ejemplo museos comunitarios, festivales y conferencias indígenas que posibilitan el intercambio (…) y la promoción de su arte”.

 

 

 

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