Una lógica que amenaza la agricultura

Por Alejandro Tiscareño. 08/10/2014.

El Dr. Paulo Petersen, quien vino desde Brasil hasta el ITESO para participar en las actividades del Foro de Soberanía Alimentaria, expuso el tema “La agricultura familiar y sus contribuciones a la soberanía alimentaria”.

El miércoles 8 de octubre en el Auditorio M, se llevó a cabo la conferencia magistral en la que Petersen reflexionó en torno al rol de la agricultura familiar.

Con el actual pensamiento hegemónico no se han reconocido las características del trabajo agrícola. La idea en contra es que este no tiene una lógica mercantil porque se enfoca en la producción de calidad, el fortalecimiento de la economía rural y la armonía con la naturaleza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2014 “Año Internacional de la Agricultura Familiar” y a pesar de no producir en exceso, sino para cubrir las necesidades, considerar características esenciales las comunidades rurales como el trueque y la diversidad de alimentos, esta se ve amenazada por el modelo hegemónico de producción que extrae en exceso los recursos naturales.

El modo empresarial que descompone el campesino “pues ocupa más recursos y entra en conflictos territoriales… ya que no pueden convivir vecinos con transgénicos contra los vecinos orgánicos”, explicó el brasileño.

Es urgente reconocer que la industrialización del campo quiebra con la naturaleza agrícola. La quiere controlar y manipularla a tal grado que el uso de pesticidas ha traído consecuencias como epidemias de maíz tóxico.

La agricultura se torna petrolera pues necesita de este para venderla y transportarla para satisfacer las necesidades del consumismo. Ahora se piensa como una actividad de expansión y acumulación de capital. Usa los territorios como espacio para producir. No trata de construir sociedades, ni mantener sano el ambiente.

Las campañas publicitarias de algunos imperios alimentarios tienen este tipo de lemas: “construir, para expandir”, “la soya no conoce fronteras”. El Dr. Paulo traduce que solo son evidencias de que su lógica busca expandirse, controlar y dominar con el objetivo de acumular recursos capitales porque si no quiebran.

Con este modo de pensar se observa la tierra como un espacio de extracción, donde la agricultura contemporánea no produce, solamente saquea. Y así, en función de este modelo, las consecuencias son claras: perdida de territorio, comida artificial y marginación de la gente.

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