“La comunión en la Misión, inclusión de los excluídos”

Por Heriberto Vega Villaseñor, miembro del Programa de Migración donde colabora como asesor del  PAP que maneja este programa, así como apoya en el seguimiento a los jóvenes que participan en el escenario de migrantes del Voluntariado Universitario de Manos Solidarias y del proyecto de Estudio y atención a la migración en tránsito por México.

XIII Taller Nacional de Capacitación. Área Pastoral de Migrantes
“La comunión en la Misión, inclusión de los excluídos”
Morelia, Michoacán, 27 al 31 de agosto, 2012

En México hay 162 obispos de los cuales 45 son eméritos, es decir en retiro. Se agrupan en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que es un organismo colegiado en donde se dividen  tareas pastorales (acciones donde se integra servicio, formación de comunidades,  formación de agentes y celebración) que operan a nivel nacional y de alguna forma modelan la organización de cada diócesis. Existen ocho Comisiones Episcopales, cada una de ellas agrupa diferentes dimensiones de la acción pastoral, y a su vez, cada dimensión se desglosa en algunas pastorales específicas. En cada nivel hay un equipo de trabajo que está integrado por un Obispo presidente, Obispos invitados o consejeros y un Secretario Ejecutivo que cuenta con colaboradores según sea el encargo a realizar.


Las ocho comisiones son:

1. Comisión Episcopal para la Pastoral Profética.
2. Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica.
3. Comisión Episcopal para la Pastoral Social.
4. Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios.
5. Comisión Episcopal para la Familia, Juventud, Laicos y Vida.
6. Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso y comunión.
7. Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación.
8. Comisión Episcopal para la Solidaridad Intraeclesial.

En la Comisión Episcopal para la Pastoral Social se tienen las siguientes dimensiones:

1. Pastoral Social-Caritas.
2- Justicia, Paz y Reconciliación.
3- Pastoral del Trabajo.
4- Pastoral de la Salud.
5- Pastoral Penitenciaria.
6- Pastoral Indígena.
7- Pastoral de la Movilidad Humana.

A su vez la Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana integra estas áreas:
1. Pastoral de Migrantes.
2. Pastoral de la trata de personas.
3. Pastoral del Turismo.
4. Pastoral del Mar.

Pues bien, el asunto a comentar, luego de este marco, es lo relativo a la Pastoral de Migrantes que forma parte de las tareas de la Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana (DPMH). La semana pasada tuvo lugar el XIII Taller Nacional de Capacitación. Área Pastoral de Migrantes, cuyo lema fue: “La comunión en la misión, la inclusión de los excluídos”.  Participaron más de 130 agentes de pastoral que colaboran en alguna de las 56 Casas o Albergues de Migrantes repartidos a lo largo de las rutas del tren desde el sur hasta el norte del país. Justo es decir que la mayoría de esos agentes son laicos y en particular son más las mujeres que están comprometidas con esta causa, como sucede también en otras tareas pastorales. Hay personas de la tercera edad, señores, señoras, jóvenes, religiosas, religiosos, sacerdotes,  obispos, haciendo equipo desde diferentes obras.

Quizá lo más visible de la pastoral de migrantes sea la atención humanitaria  a los migrantes en tránsito por México que utilizan las rutas del tren para hacer su travesía hacia la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, como quedó evidenciado por los participantes en el Taller,  la pastoral de migrantes se extiende también a otros escenarios: comunidades de origen, jornaleros agrícolas, deportados o población de retorno, comunidades de destino y atención en las estaciones migratorias del INM. En estas labores la mayoría de quienes colaboran lo hacen de forma voluntaria.

En el taller se abordaron temas propios del trabajo pastoral como es la nueva evangelización y la espiritualidad en la atención a las migraciones. También se revisaron aspectos como la oportunidad que representa este quehacer para la “reconstrucción del tejido social” desde una perspectiva psicológica y el estudio de la legislación en materia migratoria, sobre todo lo que se refiere a los refugiados, a la migración en general (visas humanitarias, reconocimiento de víctimas, operativos de control y verificación, niños/niñas y adolescentes no acompañados, acceso a la justicia) y el asunto del reconocimiento a los defensores y los procedimiento de protección.

Uno de los aspectos a resaltar es un trabajo de sistematización que se ha venido realizando desde el Secretariado Nacional en donde se recoge el trabajo realizado en los últimos seis años, pues próximamente habrá un cambio en la configuración de las Comisiones Episcopales y es necesario dejar una constancia para el próximo equipo coordinador. Dentro de esta acción está también la actualización del mapeo de las diferentes obras y la constitución de apoyos electrónicos que faciliten la comunicación entre las mismas.

Quizá uno de los momentos más significativos del Taller fue el visiteo a comunidades de origen, que están localizadas en el norte del Estado de Michoacán, cerca de donde está ubicado el aeropuerto. En esas comunidades hay un trabajo previo de atención pastoral y nuestra presencia sirvió para reforzar lo ya hecho y para recopilar información que pudiera ser relevante para quienes hacen esa labor. Estuvimos platicando con personas que tenían familiares en Estados Unidos, hablaron de sus esposos, de sus hijos, de sus hijas… de la nostalgia, de sus dificultades y también de sus esperanzas, de sus estrategias para salir adelante y de su deseo de volver a estar juntos alguna vez. Para muchos significó abrir los ojos y los oídos a una realidad nueva y acuciante, otra vertiente de la migración que también requiere apoyo.

Al final se hicieron una serie de propuestas de acción para el período 2013-2016  como la necesidad de seguir fortaleciendo el trabajo en red, sobre todo a nivel de las zonas en que se divide el territorio mexicano: sur, centro y norte. Se acordó que el próximo Taller Nacional se realice en la ciudad de Monterrey en agosto del 2013 como una forma de hacer presencia en una zona que ha estado particularmente marcada por la violencia hacia los migrantes en tránsito, como se atestigua por los asesinados en San Fernando y los mutilados de Cadereyta. Si bien es difícil la convivencia cercana entre tantos participantes, sí es posible reconocer un sentido de fraterna solidaridad y reconocimiento al trabajo que cada uno realiza en su obra pastoral.

Queda mucho por hacer, por investigar, por comprender, por aprender… pero hay esperanza y ésta se apoya en  el hecho concreto de las personas e instituciones, incluso más allá de la Iglesia católica, que están apostando por la causa de los migrantes y que con valentía asumen el cuidado y defensa de sus derechos y el de sus familias.

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