¿Con qué sueña Dulce Matuz?

Por: Iliana Martínez Hernández, licenciada en Relaciones Internacionales por parte del ITESM campus Monterrey y miembro del Programa de Migración del Centro de investigación y Formación Social [CIFS-ITESO].

El pasado mes de abril la revista Time dio a conocer una lista de las 100 personas de mayor influencia en el mundo. En esa lista se encuentran personalidades que van desde Barack Obama o Xi Jinping (vicepresidente de China), hasta el grupo Anonymous o René Redzepi (chef). Definitivamente no son muchos los nombres “latinos” en la lista, sin embargo hubo uno en particular que provocó que la famosa lista tuviera algo de resonancia en los medios mexicanos: Dulce Matuz .

Un par de meses después de la fugaz noticia, si hoy preguntamos a cualquier ciudadano: “¿Quién es Dulce Matuz?”, o mejor aún, “¿Por qué Dulce influye en el mundo?”, estoy segura que habrá muy pocas respuestas. Incluso dándole alguna pista sobre el movimiento DREAM Act y de los activistas latinos en Estados Unidos, dudo que habría respuesta. Siendo honestos, yo no habría podido responder. Pero, más allá de flagelarnos por nuestro desconocimiento sobre los movimientos sociales de migrantes en Estados Unidos, aprovechemos este espacio para darnos la oportunidad de conocer un poco más sobre lo que pasa “del otro lado”.

Según su muro en Facebook  (en sus fotos de perfil aparece con Barack Obama y Hilary Clinton), Dulce tiene 27 años, está casada y es Ingeniera en Electrónica por la Universidad del Estado de Arizona. Es originaria de Hermosillo, Sonora y ha vivido la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Pero lo que la colocó en las páginas del Time fue su actividad como Presidenta de la Coalición de Arizona por el DREAM Act. La iniciativa de Ley Dream (sueño en inglés) o Development, Relief and Education for Alien Minors se traduce como la ley para el desarrollo y apoyo educativo para menores extranjeros [1]. Es una iniciativa que ha intentado ser aprobada desde el año 2001, fue rechazada en varias ocasiones por el Congreso y el Senado estadounidense – la última en 2012 –, a pesar de contar con el apoyo de varios legisladores, e incluso del propio presidente Obama.

La lucha de Dulce a favor de esta iniciativa es para darle acceso a una regularización de estatus migratorio (residencia condicional) a los jóvenes con las siguientes características: haber ingresado a Estados Unidos antes de cumplir los 16 años; haberse graduado de la preparatoria, ingresado a la universidad por dos años (community college) o hayan servido en el ejército; que no tengan antecedentes penales y haber residido en Estados Unidos durante los últimos cinco años.

Básicamente se pide que estos jóvenes que no decidieron ingresar sin documentos a Estados Unidos, siendo que sus padres decidieron por ellos, y que han vivido una parte importante de su vida en este país, tengan la oportunidad de ingresar a la universidad y poder encontrar un trabajo. De acuerdo a las leyes estadounidenses, los alumnos no pueden acceder a créditos educativos si no tienen una estancia migratoria regular, y sin un crédito, las cuotas universitarias en Estados Unidos están prácticamente fuera del alcance de la mayoría de los estudiantes.

Y aunque no se sabe con exactitud a cuantos jóvenes beneficiaría esta ley (se habla de entre 1.1 y 2.1 millones ), queda claro que el costo de dejarlos “fuera del sistema” sería alto ya que de acuerdo a un estudio de la UCLA (citado por Eileen Truax en un ilustrativo artículo : “incorporar a los beneficiarios del DREAM Act a la economía formal estadounidense podría generar un ingreso gravable de hasta 3.5 billones de dólares en el curso de sus carreras profesionales.”

Otro estudio, esta vez elaborado por el Pew Hispanic Center, citado por la misma Traux nos aclara que, si bien ésta no es una situación exclusiva de los estudiantes o dreamers latinos, si son ellos quienes componen la mayoría de ese colectivo: 56% de los indocumentados son de origen mexicano, como en el caso de Dulce. Uno de los casos que ha hecho más ruido dentro de esta lucha es el de un periodista de origen malayo José Antonio Vargas.

Vargas es un periodista, ganador del premio Pulitzer, que el año pasado declaró públicamente su condición de indocumentado en apoyo a la causa de los dreamers; ya que él mismo ha sido afectado por la falta de documentos. En un honesto artículo titulado “Mi vida como migrante indocumentado” (My life as an undocumented immigrant), que narra cómo ha sido su vida en Estados Unidos y como ha podido llegar, sin papeles, hasta las redacciones de los periódicos más importantes del país. Al igual que Dulce, José se ha lanzado en una campaña en favor de la aprobación de la Ley, “saliendo del closet migratorio.” Se puede leer más en el sitio web de Define American.

Al ser éste un movimiento comandado por jóvenes, han surgido iniciativas sumamente interesantes y algunas radicales como las marchas donde se declaran abiertamente indocumentados, o como la de Campaign for An American Dream , quienes llevan a cabo una caminata desde San Francisco hasta Washington, United we dreamDream Activist, o la organización de la propia Matuz ADAC, encluso propuestas que surgen desde México como la del profesor Jorge Durand.

Uno de los grandes logros de este movimiento ha sido que el Estado de California aprobara una ley estatal rescatando el espíritu del Dream Act. Seguramente en el futuro volveremos a oír de ellos. Finalmente, no importa si recordamos quienes son Dulce Matuz o José Vargas, sino saber con que sueñan.

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 [1] http://www.jornada.unam.mx/2012/04/22/opinion/023a2pol

[2]  http://www.jornada.unam.mx/2010/12/19/index.php?section=opinion&article=022a1pol

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