Lo invisible de Cajititlán

Por Laura Velazquez López, académica del Programa Ecología Política. Fotografías cortesía equipo EcoPol.
Las comunidades organizadas y particularmente las que no habitan en ciudades, parecieran no existir a los ojos de la población urbana, sin embargo, como alumnos y académicos reconocemos que hemos aprendido de la Red  de Cajititlán “Por un lago Limpio”.

Pero entremos en contexto…
Cajititlán a tan sólo 35 km. de la ciudad de Guadalajara es uno de los poblados que se encuentran en la ribera del Lago con el mismo nombre. Cuexcomatitlán, San Miguel Cuyutlán, San Lucas Evangelista y San Juan Evangelista, son comunidades que han construido su identidad alrededor del cuerpo de agua con alrededor de 20 mil habitantes. Aunque cada pueblo tiene tradiciones culturales y productivas distintivas, sus actividades cotidianas se desarrollan en estrecha relación con el lago, por ejemplo: la pesca de mojarra, tilapia, carpa, charal o el aprovechamiento de especies animales y de vegetación silvestre como el tule, zacates, aves, reptiles, y mamíferos. Para el turismo y el esparcimiento la ceremonia de los Reyes Magos, es de gran interés, mientras que sus raíces y prácticas ancestrales son de las más conservadas en el municipio.

A pesar de su dependencia al lago, algunos habitantes perciben que ha sido contaminado desde hace once años.  La diversidad acuática se está perdiendo y las condiciones naturales que permiten el escurrimiento y la filtración del agua de lluvia cada vez están más afectadas.

Sin embargo, casi de manera paralela al deterioro ambiental, han estado presentes acciones impulsadas por pescadores, agricultores, artesanos, pobladores, para rescatar su historia, identidad y recursos naturales. Un ejemplo de esto, es la Red “Por un lago limpio”.

En septiembre pasado, como miembros del ITESO asistimos a la Tercer reunión de la Red de pobladores de Cajititlán donde observamos que la participación, demostración y práctica, constituyen elementos claves en el desarrollo de sus reuniones. En cada una de ellas, se exponen algunas ecotecnias experimentadas por miembros de la red, ubicando sus ventajas y aprendizajes que ayuden a tejer lazos de conocimiento, solidaridad y apoyo entre ellos. Algunas de las ecotecnias son: calentador solar,  filtros biológicos para limpiar el agua de la cocina y baños secos.

En San Juan Evangelista y San Lucas Evangelista trabajan las siembras basadas en la agricultura indígena donde policultivos de maíz, frijol y calabaza son apoyo a la alimentación familiar, además de algunos animales para mejorar los ingresos familiares. Estos casos muestran la potencialidad de la agricultura tradicional para la soberanía alimentaria y la agricultura sustentable en la región. En Cuexcomatitlán, su experiencia en cultivo agroecológico de plantas medicinales, maíz, frijol, jamaica, hortalizas y frutales ofrece a las familias la posibilidad de un comercio justo y la vinculación con consumidores urbanos. En San José de Buenavista, su producción en agricultura ecológica con certificación internacional  incluye acciones de manejo integral de biodiversidad y fauna en unidades ambientales. Asimismo, muy cerca de la Laguna de Cajititlán, en Tejeda su producción de hierbas aromáticas y hortalizas se suma a mercados especializados que ofrecen productos agroecológicos de alta calidad en comercio justo con consumidores urbanos.

Pero no sólo este desarrollo de alternativas es ejemplar. La relación de estos grupos con otros habitantes de los poblados en la ribera, se da mediante la comunicación informal e invitaciones personalizadas para participar en la red y compartir sus conocimientos. Aquí toda las voces tiene valor.
Por parte de actores externos a la comunidad, la Universidad Politécnica de Tlajomulco, la Universidad de Tlajomulco, la Universidad de Guadalajara y el ITESO, a través del Programa de Ecología Política del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS), estamos invitados para ser parte del proceso de la Red de Cajititilán “Por un Lago Limpio” .

Nuestro acercamiento a la Red inició hace seis meses pero la investigación comenzó hace dos años con el interés de conocer su problemática y las alternativas de los actores locales.
En la reunión de septiembre, con el apoyo del CIFS asistió el Dr. Pedro Arrojo, -premio Goldman de Medio ambiente, y miembro fundador de la “Fundación Nueva Cultura del Agua” en España-, para dialogar con los pobladores. Arrojo señaló que Cajititlán tenía la desgracia de ser vecino de una mega urbe como Guadalajara y la infortuna de estar olvidados por ella.

Resulta paradójico estar tan cerca de la problemática ambiental y tan lejos de la conciencia social porque los que vivimos en Guadalajara somos parte de la contaminación de las aguas, sin embargo la conciencia que tenemos de ello, no es la necesaria para una transformación.

Para nosotr@s, la organización de estas personas y sus alternativas impulsadas con sus escasos recursos, son la verdadera riqueza humana que asegura este conocimiento social como un ejemplar estilo de organizarse, a pesar de ser invisibles para la mayoría de l@s ciudadan@s de Guadalajara.

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