Una propuesta de ortopedia urbana


¿Qué pasaría si comenzáramos a ver las ciudades como unos organismos vitales en constante flujo, y si además los ayudáramos con pequeños detalles para hacerlos funcionar mejor?.

La idea surgió en la conferencia “Prótesis urbanas”, impartida por Iván Hernández, académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, quien fue el invitado número 25 del ciclo de charlas “50 arquitectos por mostrar”, en el ITESO.
Hernández explicó el término de prótesis urbanas como “incisiones muy precisas al organismo de la ciudad que afectan ese punto, pero que empiezan a tener una resonancia y  pueden llegar a afectar otras zonas del pueblo”.
Su proyecto nació hace cinco años y va de la mano de ver al arquitecto no como alguien que únicamente da instrucciones sino que “lleva a cabo las acciones en el terreno y que tiene un plan previo, pero que tiene esa capacidad de adaptar ese plan a partir de las condiciones con las que se enfrenta”, dijo.
Con esta perspectiva propone salir a las calles y analizarlas, encontrar espacios públicos útiles e intervenirlos de cierta manera para que sean identificados como mobiliario urbano. Improvisar sillas con cinta entre las fracturas de un espacio accidentado; crear jardineras móviles con llantas que además sirvan como asientos, hacer bibliotecas itinerantes… No hay límite de posibilidades.
Comparó estas acciones con lanzar proyectiles al aire sin un blanco preestablecido, que pueden llegar a caer en algún sitio identificable, así como puede haber flechas que no llegarán a su destino.
Por ejemplo, en algunos casos se arman piezas a las que se les ponen rueditas para poder llevarlas a distintos lugares y se abandonan en la calle para que los ciudadanos las vayan acomodando. En ocasiones desaparecen, y a eso se refiere con lanzar proyectiles al aire, “no quiere decir que no funcionaron sino que simplemente se les dio otra función”, comentó.
Informó que debido a la diversidad de posibilidades que se pueden concretar con este tipo de acciones, es difícil tener un registro, por lo que se está estudiando la posibilidad de que los proyectos cuenten con dispositivos de localización como GPS para rastrearlos y saber qué pasa con ellos.
El académico cree que es necesario brindarle a la comunidad las herramientas para que intervenga su espacio y decidan cómo lo quieren en diferentes momentos y bajo diferentes condiciones. Su objetivo es pensar de manera local, ya que considera factible que estos “pequeños gestos”, como él los llama, “pueden tener la capacidad de realmente transformar la ciudad”.
Por esta razón en algunas ocasiones sólo se arma el esqueleto que estará esperando para ser usado, y así se promueve que la gente se apropie de él y termine de construir el espacio a su manera; dicho de otra manera, se busca que el resultado sea lograr un “espacio público inclusivo”.
A decir del exponente, entre más personas participan en la construcción del espacio público más estable se vuelve éste, pues “no está hecho para una suma de individualidades, sino para una colaboración de colectividades”.
Para conocer más del proyecto de Iván Hernández puede consultar el sitio www.ludens.com.mx
Foto: ludens
Por: Claudia Alzaga
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