Hacia una Arquitectura” de Le Corbusier, parte III: Nerds Vs. Emos / Tratado Vs. Dogma.


Por Sandra Valdés Valdés.

En esta última parte de la recomendación del libro, me voy a centrar principalmente en los capítulos que se titulan: Arquitectura I, II y III.    Estos capítulos son mis favoritos por la sinceridad, elocuencia, sarcasmo, lógica y carácter que demuestra Le Corbusier en su discurso, abriendo la puerta a uno de los grandes debates que hemos tenido los arquitectos a lo largo de la historia, el cual ha sido el establecer las “normas” bajo las cuales organizamos el proceso creativo e intelectual de nuestra profesión.   Debate muy relevante, ya que las sutiles diferencias entre un proceso u otro, podrían diferenciar la arquitectura de la escultura o la ingeniería.

Por un lado está el Tratado que se definiría como el establecimiento lógico, coherente y fundamentado de normas. Que en el caso de la arquitectura llevan al desarrollo de un proceso creativo, al cual le podríamos atribuir el adjetivo de documento científico. A los arquitectos que se les vincula con esta forma de pensamiento, podríamos llamarles “Los Nerds”. En el extremo opuesto se encuentra el Dogma que es el establecimiento “religioso” de la norma, constituida en forma de verdad absoluta y que en vez de obedecer a un proceso intelectual podríamos decir que obedece más a un proceso que se caracteriza generalmente por el bloqueo racional, la negación y anulación de todo aquello que queda fuera de su ámbito de afirmación, incluyendo la sacralización de la intuición estomagante o sentimental, por lo que podríamos llamar a este otro grupo “Los Emos”.

En el capítulo de “La Lección de Roma”, Le Corbusier propone de forma tajante y muy convincente que dinamitemos Roma, al describirla como un “bazar lleno de horrores”, claro, rescatando ciertos valores entre ellos a las obras Miguel Ángel.     Esta lección fue interpretada (durante muchos años de recalcitrante influencia del movimiento moderno) como un “olvidémonos de la historia”, dejemos a un lado el pasado y vamos proponiendo un nuevo comienzo.

Le Corbusier no fue el único en pensarlo, Kasimir Malevich también lo propuso cuando pintó su famoso “Cuadrado Negro” (Imagen) en 1923 lo que para él significaba “La Victoria sobre el sol”1, ópera de su amigo pintor Matiushin, que en uno de sus coros tras la captura del sol canta:

“Somos libres

el sol ha muerto …

¡Salud tinieblas!”

Entonces, esa muerte del sol y el predominio de las tinieblas, al igual que el negro de “Cuadro Negro”, así como las afirmaciones de Le Corbusier sobre “la Roma de los horrores”, proponen lo mismo; un nuevo principio creativo, alejado de influencias pasadas. Hoy en día esta propuesta parece tomarse muy literalmente y más a la ligera que entonces. En los años recientes ha aparecido un fuerte movimiento de reducir los programas de historia y humanidades de las áreas estratégicas para el desarrollo, que se ha visto reflejado en el planteamiento de los nuevos planes de estudios tanto en universidades europeas, americanas sin dejar fuera a las locales.

Peligrosas Interpretaciones literales, de aquellas afirmaciones “Lecorbuserianas”. Las tinieblas que representan la falta de referencias nos inundan, sin ser esto el fondo del asunto. Junto con el vacío del conocimiento histórico se pierde la capacidad de interpretación y análisis, es decir se pierde la capacidad de maleabilidad científica del conocimiento.     En pocas palabras al perder dichas capacidades se pasa de “Nerd” a “Emo”, o mejor dicho del Tratado al Dogma o del saber científico (universal, objetivo) al “conocimiento” intuitivo (individual, subjetivo).

Sin embargo es fundamental subrayar que Le Corbusier, por más que propuso incendiar Roma, en ningún momento estuvo de acuerdo en olvidarse completamente del pasado.   Todo lo contrario, la lección de “Hacia una arquitectura” desde mi punto de vista, es principalmente, que podemos tener ambas cualidades dejando más o menos clara la proporción: aproximadamente,  a ojo de buen cubero, 70% “Nerd” y 30% “Emo”.   Es decir: Más pensamiento racional y menos sentimental.

Los dejo con esta cita del libro para seguir reflexionando acerca de este tema:

“La lección de Roma es para los sabios, para los que saben y pueden apreciar, los que pueden resistir, los que pueden controlar.   Roma es la perdición de los que saben poco. Llevar a Roma a los estudiantes de arquitectura es lisiarlos para toda la vida.”

Les pongo de nuevo la clave de la biblioteca: 724. 6 LEC

Y el link a las dos primeras partes a la recomendación de este libro:

Parte I: https://blogs.iteso.mx/arquitectura/?p=53

Parte II: https://blogs.iteso.mx/arquitectura/?p=85

1. Ópera de su amigo Mijail Matiushin y  A. Kruchenij

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