¿Espacios públicos o espacios pseudo-públicos?


Fuente: http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=25749

por Domenico di Siena — Jueves, 18 de septiembre de 2014

fuente: guardaroma.it

Este texto es un extracto de mi trabajo de investigacion:  Espacios Sensibles – Hibirdación físico-digital para la Revitalización de los Espacios públicos

¿Que es y quien crea el Espacio Público?

En algunos casos ciertos críticos del espacio público, que siguen muy de cerca las conclusiones de autores como Habermas o Sennett, al buscar una definición de espacio público única y omniabarcante, acaban confundiendo los espacios públicos monumentales con la totalidad de los espacios públicos. (…) Relacionar un espacio público idealizado en el ágora, donde se discutía de política y se reconocían los ciudadanos (aunque no todos), es una tentación demasiado fuerte.(1)
Actualmente se está desarrollando un debate sobre si el espacio público es algo diseñado o es algo espontáneo. Muchos urbanistas eminentes hablan de un espacio diseñado desde la decisión explícita de generar las condiciones para que el espacio público crezca. Algunos de estos urbanistas establecen también la diferencia entre espacio público y espacio vacío. Entienden por espacio vacío aquel en el que no ha intervenido un urbanista y por espacio público a aquel que ha sido previamente diseñado por un profesional. Otras definiciones del espacio público interesantes se desvinculan de la referencia física para referirse al comportamiento del usuario, considerándose espacio público el comportamiento emergente que aparece en los vértices de socialización. Mi definición favorita de espacio público es justamente no definirlo como un espacio sino como un estado. Definirlo como un contexto, un marco que puede ser puramente físico (la plaza donde convergen los miembros de una comunidad cuando han acabado el trabajo) o virtual (los threads de comentarios sobre una foto de un grupo de flickr, las personas que están interesadas por esa idea concreta). Entender estos marcos fisico y virtual como un continuo nos ofrece la posibilidad de extender y amplificar ese espacio público.(2)

Espacio de Relación

El espacio público de la ciudad contemporánea es como la propia ciudad, un espacio de geometría variable que reúne, en función de los parámetros que seleccionemos unos hechos u otros. Esta geometría variable genera relaciones en red entre lugares, barrios, plazas, edificios, ciudadanos, instituciones, corporaciones, etc. . Algunos de estos nodos, ni siquiera son fijos en su localización o estables en el tiempo, de ahí que hablemos de geometría variable. En este campo de relaciones encontramos conflictos y soluciones, amenazas y oportunidades. (3)

Lo que hace diferente a una ciudad de otra, nos dirá el semiólogo colombiano Armando Silva Téllez (1993), no es tanto su capacidad arquitectónica, cuanto más bien los símbolos, los “fantasmas urbanos” que sobre ella construyen sus propios vecinos. (..) En este sentido, recordemos que hay una cultura de la ciudad, es decir, segregada por ella, explicable a partir de ella y que suele ser confundida con la cultura que se produce en ella. Debemos distinguir entre la cultura de la ciudad y la cultura en la ciudad; entre las modalidades comunicacionales de la ciudad y en la ciudad. (4)

Los espacios públicos podemos plantearlos como una representación de lo que las ciudades y su ciudadanía son y quieren ser. Soy consciente de que quizá los que trabajamos sobre esta realidad los idealizamos de alguna forma, como si fueran una salvación para disponer de un parlamento público desde el que plantear opciones ciudadanas, como lugar de discusión sobre lo público, cuando no deja de ser una aspiración utópica algo ajena a la realidad, aunque tampoco está mal pensarlo en esos términos. (5)

fuente: transductores.net

Espacio para el Conflicto

El espacio público es el biotopo de lo social, es el lugar convivido donde a base de interacciones simples vamos tejiendo la compleja maraña de comunicaciones que dan forma a una sociedad. Los usos que se pueden dar son muy diferentes y los colectivos (o usuarios) que los usan pueden ser extraordinariamente heterogéneos. Las convenciones sociales que regulan su uso, aunque sea de modo informal e inestable, también son variadísimas. Y está siempre presente la posibilidad de cambio y de conflicto entre distintos grupos y distintas prácticas sociales; (…) sobre ellos siempre está latente, como espada de Damocles, la amenaza del orden. De las fuerzas del orden, queremos decir. (1)
Nos se puede pensar un espacio público sin conflicto puesto que su naturaleza democrática lo convierte en un lugar de rivalidad en el que hay que negociar constantemente los significados y usos que se ponen en juego. (6)
Los adminsitradores públicos (los políticos) no deben pensar lo mismo. Frente a una evidente falta de educación a la ciudad y a la ciduadanía el conflicto en el espacio público parece estar asociado por la opinión pública a una mala calidad del mismo y una mala calidad de vida en general en la ciudad. Consiguientemente la mayoría de los políticos en lugar de apostar por políticas de sensibilización y educación actúan medidas muy cortoplazistas, intentando desplazar los problemas sin resolverlos y llegando a considerar que el espacio público ideal es el que está prácticamente vacío, donde no se puede hacer nada. O que se lo protege tanto que no es usado por nadie (por ejemplo cuando con las mejores intenciones se peatonalizan todos los accesos, se prohibe todo tipo de actividades o servicios comerciales, etc.). (7)
(…) la idea del espacio público integrador corresponde a un estado del desarrollo capitalista, tal como los enclaves pseudo-públicos y la ciudad fragmentada corresponden a otra fase. En términos espaciales, el cambio en las prácticas de dominación implica además la alteración de las prácticas de resistencia, lo que cambia la naturaleza de lo que muchas veces acríticamente llamamos espacio público. (8)

Espacios pseudo-públicos

espacios comerciales
En el caso de los espacios comerciales, mientras el mercado moderno satisfacía simultáneamente dos objetivos, el intercambio de bienes y el intercambio de ideas y experiencias sociales, el mall, fiel a su naturaleza privada, sólo se orienta hacia la adquisición de utilidades a través de efectivos mecanismos de control social, los que tienden a aumentar el deseo de consumir (Judd, 1996).
Malls y otros espacios pseudo-públicos aparecen no sólo como un inocente cambio en el paisaje urbano, sino además como un factor importante en la transformación de nuestras interacciones sociales y la tradición liberal moderna sobre cómo interpretar dicha interacción. Si la democracia liberal requiere el reconocimiento del otro como sujeto, entonces la exclusión y la sobrerregulación se convierten además en una amenaza política.
(…) Para los autores post-modernos, la diferencia central entre el espacio público moderno y los enclaves pseudo-públicos es que mientras el primero busca generar encuentro, diálogo y ciudadanía, los segundos buscan expresar y expandir el diferencial en las relaciones de poder entre distintos grupos sociales. (8)

fuente: plataformaurbana.cl

fuente:plataformaurbana.cl

espacios émicos
La estrategia émica consiste en vomitar, expulsar a los otros considerados irremediablemente extraños, prohibiendo el contacto físico, el diálogo, el intercambio social y todas las variedades de commercium, comensalidad y connubium. El ejemplo de espacio de este tipo que analiza es el de La Défense de París. Lo califica de lugar inhóspito que inspira respeto pero desalienta a la permanencia. Los enormes edificios están hechos para ser mirados, envueltos en cristal no parecen tener ni ventanas ni puertas ni acceso a la plaza. Están en el lugar pero no pertenecen a él, consiguen, hábilmente, darle la espalda. Regularmente filas de hormigas-empleados emergen en riadas de la tierra desde el metro, se despliegan sobre el pavimento y desaparecen engullidos por los edificios. (9)

espacios fágicos
Por espacios fágicos Bauman entiende aquellos espacios que los consumidores suelen compartir, como salas de concierto o exhibición, sitios turísticos, de actividad deportiva, centros comerciales o cafeterías. Atienden a la segunda estrategia que responde al problema de la ausencia de normas de civilidad. Se puede denominar “desalienación” y consiste en ingerir, en devorar cuerpos y espíritus extraños para convertirlos, por medio del metabolismo, en cuerpos y espíritus idénticos al cuerpo que los ingirió. Los lugares de consumo deben una parte importante de su poder de atracción a la variedad de sensaciones sensoriales. Pero las diferencias están tamizadas, sanitarizadas, con la garantía de no poseer ingredientes peligrosos… y, por tanto, no resultan amenazantes. Ofrecen lo que no se puede encontrar afuera, un equilibrio casi perfecto entre libertad y seguridad. En ellos todos somos iguales, por lo que no hay necesidad de negociar nada ya que compartimos la misma opinión. La trampa es que el sentimiento de identidad común es una falsificación de la experiencia. De este modo, los que han ideado y supervisan los templos del consumo son, de hecho, maestros del engaño y artistas embaucadores, ya que convierten la imagen en realidad. (9)

los no-lugares
Los no-lugares comparten algunas características de los émicos, son ostensiblemente públicos, pero no civiles ya que van en contra de cualquier idea de permanencia, pero se diferencian en que aceptan la inevitabilidad de una permanencia (meramente física) de extraños, incluso prolongada. El truco consiste en volverlos irrelevantes durante el tiempo de permanencia. Aeropuertos, autopistas, anónimos cuartos de hotel, el transporte público… Reducen la conducta del individuo a unos pocos preceptos simples y fáciles de aprender por lo que tampoco funcionan como escuela de civilidad. Como son capaces de colonizar más y más parte del espacio público las ocasiones de aprender el arte de la civilidad son cada vez menores. (9)

fuente: disfrutabuenosaires.com

los espacios vacíos
Estos espacios se caracterizan por estar “vacíos de sentido”. No es que sean insignificantes por estar vacíos, sino que, por no tener sentido y porque se cree que no pueden tenerlo, son considerados no visibles. Son vacíos (invisibles) los lugares de la ciudad por los que no pasamos porque nos sentiríamos perdidos y vulnerables. Aquellos lugares que jamás aparecen en los mapas mentales de algunos ciudadanos. (9)

1 – “Negociar con las Manos el espacio público”, artículo de P. Gigosos y M. Saravia publicado en el nº 100 de Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global
2 – Entrevista a José Luis de Vicente
3 – Entrevista a Paco Gonzalez
4 – Las Nuevas Síntesis Urbanas de una Ciudadanía Cultural (La Ciudad como Objeto de Consumo Cultural) Carlos E. Guzmán Cárdenas
5 – Entrevista a Manu Fernandez
6 – M. Aramburu
7 – Ciudadanía y espacio público, Jordi Borja (Publicado en VVAA, Ciutat real, ciutat ideal. Significat i funció a l’espai urbà modern, “Urbanitats” núm. 7, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Barcelona 1998)
8 – EURE (Santiago) v.28 n.84 Santiago sep. 2002 El espacio público en el debate actual: Una reflexión crítica sobre el urbanismo post-moderno Rodrigo Salcedo Hansen
9 – Jose Fariña: Zygmunt Bauman: “Modernidad Líquida”

Texto publicado por Domenico Di Siena@urbanohumano

Domenico Di Siena es Investigador, Consultor y Conferenciante. Su trabajo se centra en el presente y el futuro de las ciudades, analizando y proponiendo estrategias de Innovación Urbana que aprovechan las nuevas tecnologías para conseguir ciudades más humanas.