Norman Foster renuncia a su museo en Madrid tras los escollos urbanísticos


El arquitecto británico Norman Foster ha cancelado su proyecto para implantar en Madrid la sede de su fundación, dedicada a la arquitectura, el urbanismo, el diseño y el arte, además de albergar su importante archivo personal.

Foster adquirió para este proyecto un palacete histórico en el céntrico distrito de Chamberí, y elaboró un plan urbanístico que le permitía reformarlo a medida. El Ayuntamiento de Madrid, que calificó la iniciativa como “estratégica”, aprobó el plan urbanístico de Foster como si fuera suyo.

Sin embargo, el arquitecto tuvo que remitir el proyecto también a la comisión pública que vela por la conservación del patrimonio histórico de la ciudad, al gozar el edificio de la máxima protección municipal. Al hacerlo, Foster incorporó una serie de cambios al plan ya aprobado. La comisión validó el proyecto, pero tumbó algunos de esos cambios.

Foster comunicó poco después al Ayuntamiento su intención de cancelar el proyecto, según ha confirmado EL PAÍS. El despacho del arquitecto argumenta razones personales, declina dar explicaciones y no aclara si la fundación se instalará en otra ciudad, española o extranjera, o se aparcará definitivamente.

Norman Foster (Manchester, 1935) es uno de arquitectos más influyentes del mundo. Recibió el Premio Pritzker de Arquitectura en 1999 y el Príncipe de Asturias de las Artes en 2009. Además, fue nombrado caballero por la reina británica Isabel II en 1990. En Madrid, donde su estudio tiene oficina, es autor de la Torre Bankia, uno de los cuatro rascacielos del norte del paseo de la Castellana. Foster está casado desde 1996 con la galerista y editora española Elena Ochoa.

La pasada primavera, Bankia vendió a Foster un palacete ubicado en el número 48 de la calle de Monte Esquinza por algo más de nueve millones de euros. El edificio, construido en 1902 por el arquitecto Joaquín Saldaña como residencia para el duque de Plasencia, fue después embajada y finalmente sede de Altae Banco, que en 2011 se integró en Bankia. Sus oficinas se trasladaron a la calle de María de Molina, y el inmueble quedó vacío en 2012.

Foster inscribió en Reino Unido en 1999 una fundación que lleva su nombre y tiene sede en Londres. Su plan inicial era abrir en los próximos meses en Madrid una sede que trascendiera su naturaleza de museo y archivo, convirtiendo las exposiciones, debates y publicaciones en su mayor atractivo. Además, contaría con una muestra permanente de maquetas, dibujos, planos y películas de los edificios creados por Foster en todo el mundo y una selección de la colección de cuadros, esculturas, fotografías y piezas de diseño del matrimonio.

El edificio de la calle de Monte Esquinza tiene 1.704 metros cuadrados de superficie, divididos en tres plantas más sótano, que según el plan urbanístico aprobado por el pleno municipal pasarían a ser 1.874. Además, se implantaría una cafetería, una terraza y una librería para complementar la actividad cultural. “Estamos gestionando operaciones estratégicas como la implantación de la Fundación Foster”, aseguró la alcaldesa de la capital, Ana Botella (PP), en su balance político de 2013.

El Ayuntamiento no iba a aportar ni un euro al proyecto, pero sí aprobó en noviembre el plan urbanístico elaborado por la propia fundación. Además, lo promocionó como un atractivo fundamental para reactivar el turismo y la economía de la ciudad.

Debido a que el edificio goza de la máxima protección histórico-artística, el proyecto requería del informe favorable de la Comisión Local de Patrimonio Histórico, en la que tiene mayoría la Comunidad de Madrid (PP) y participa, además del propio Ayuntamiento, el Colegio Oficial de Arquitectos (con voz, pero sin voto).

Los responsables de la fundación remitieron a la comisión una propuesta que recogía diversas intervenciones incompatibles con el plan urbanístico que ellos mismos habían elaborado y que el Ayuntamiento había validado, según fuentes municipales. Algunas de estas actuaciones no fueron autorizadas por la comisión al considerar que vulneraban la protección integral del inmueble.

Así, el dictamen final fue positivo aunque con una serie de prescripciones, añaden esas fuentes.

El Ayuntamiento asegura que algunas de esas prescripciones “pueden ser objeto de nueva valoración”, a partir eso sí de una propuesta que haga “viable la actuación” de forma “compatible” con el blindaje histórico-artístico.

Sin embargo, el arquitecto ya ha dirigido un escrito oficial a las autoridades municipales comunicando la “suspensión” del proyecto “hasta decidir la idoneidad de la ubicación”.