Bóveda catalana: técnica constructiva con pasado y con futuro


Bóveda de ladrillo sin encofrado: una película muestra la ejecución de la bóveda catalana según el método tradicional Guastavino.

El arquitecto y constructor valenciano Rafael Guastavino (1842-1908) emigró en 1881 a los Estados Unidos desde donde impulsó la técnica constructiva de la bóveda catalana por Norteamérica y continuó desarrollándola técnológicamente. Después de las dificultades iniciales, logró, primero él y después su hijo, levantar una compañía de construcción que fue la encargada de la ejecución de bóvedas catalanas en unos 1.000 edificios repartidos por 30 estados de EEUU. Sólo en Nueva York y Boston se construyeron ya numerosas bóvedas que cubren hoy en día los techos de oficinas bancarias, bibliotecas, edificios religiosos, estaciones de metro y salas de espera de estaciones de tren.

[yframe url=’http://www.youtube.com/watch?v=UJETeJk93vE#at=242′]Estas bóvedas se caracterizan por las impresionantes luces que salvan, llegando incluso hasta los 30 metros. Las diferentes capas de ladrillos colocadas en este técnica permiten generar patrones complejos gracias a la utilización del color y de esmaltados cerámicos superficiales en las propias piezas. Los Guastavinos industrializaron la técnica de la bóveda catalana y la adecuaron a las necesidades de la industria de la construcción del momento. De esta manera, lograron definir además de cúpulas y bóvedas también numerosas escaleras con este sistema. Los Guastavinos eran conscientes de la ventaja competitiva de este sistemas constructivo en cuanto a protección contra incendios frente a otros como los que aportan la madera o el acero. Testaron en numerosas ocasiones las capacidades de sus bóvedas y desarrollaron e incluso innovaron con ladrillos acústicos o fabricados con cemento Portland en las capas superiores del sistema.

Texto: Philippe Block, Matthias Rippmann

Puedes leer el artículo completo sobre el tema “Bóveda catalana” en el último número de DETAIL 2013/5 “Sencillo y complejo”.