El centro: retos pendientes y una propuesta


Reforma y Pino Suárez. La finca tiene años apuntalada con vigas que dificultan el paso a la gente sobre la banqueta. El Informador

Por: Juan Palomar Verea

El lunes de esta semana EL INFORMADOR publicó un muy interesante reportaje sobre las fincas ruinosas del centro metropolitano. Una cantidad vergonzosa de fincas patrimoniales están por caerse sin que nadie atine a hacer nada. Seguimos en el mismo atolladero de hace muchos años. Es urgente destrabarlo.

La problemática no es sencilla. Por un lado, las fincas en cuestión no encuentran su destino. Muchas de ellas tienen problemas legales: intestados y conexos. De otras, los propietarios no tienen dinero para renovarlas y no saben qué hacer. Otras más están deliberadamente abandonadas en espera de que se caigan solas (o con ayuda) en busca de más “lucrativos” fines.

Por parte de la autoridad ha habido –y desde hace mucho- pocas alternativas imaginativas y realistas. Más bien ha imperado un inmovilismo timorato que por sí mismo causa más daño que cualquier otro factor. Parte de los interesados de la sociedad civil se suman a esta postura: un “purismo” conservacionista que es más parte del problema que de la solución. Bajo el lema de “que se haga la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre” predican la casta abstención de cualquier intervención que altere lo que ellos piensan que es la esencia del patrimonio: permanecer en una vitrina. Esto, además de imposible, es sumamente bobo. Y lo que es peor, provoca una nube de incertidumbre para cualquier iniciativa de renovación en estos patrimonios que empeora la situación.

Según se estima, hay más de 30 fincas (se debería saber la cifra exacta), que están al borde del colapso en el centro. Va una propuesta. Que se haga de cada uno de ellas –a través del Patronato del Centro Histórico- un caso de estudio. Que se distribuyan todos los casos entre los numerosos arquitectos interesados en la defensa del patrimonio. Y así, cada uno de ellos sería estudiado desde el punto de vista jurídico, patrimonial, financiero, urbano y arquitectónico. Esto involucraría, obviamente el trato con el propietario, los análisis correspondientes, el trato con autoridades, el proyecto de intervención, etcétera. Al final se obtendrían una serie de propuestas seguramente muy interesantes con las que, por lo menos, se podría hacer una muy útil exposición y a lo mejor hasta un libro. Y hasta se podrían realizar algunas propuestas.

Ya estuvo bueno de contemplar cómo se sigue cayendo nuestro patrimonio. Ya estuvo bueno también de las pequeñas pugnas entre arquitectos que solamente complican la situación y perjudican al gremio. Por supuesto que se tienen que dar discusiones, pero con argumentos sólidos y altura de miras, y con los pelos de la burra en la mano. Estamos ante la oportunidad de que el Patronato del Centro Histórico recupere el liderazgo que debe tener en estos campos. Sí se puede, si se superan los atavismos y los complejos que han dañado tanto a Guadalajara. Sí podemos tener una ciudad mejor.

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