Más sobre la Privada Zuno: la importancia de los usos


Juan Palomar Verea

Se sigue ventilando por estos días el atropello al patrimonio arquitectónico que representa la demolición, afortunadamente interrumpida, de la privada ubicada en José Guadalupe Zuno 1975. La valía arquitectónica del conjunto está acreditada por la obra misma y por la autoría debida a Pedro Castellanos Lambley, una de las principales figuras en el panorama arquitectónico de la Guadalajara del siglo XX.

Pero otra valía, igualmente importante desde el punto de vista de la ciudad, es la del uso mismo de la finca. Hay usos que contribuyen a agregar valor a los contextos en que se ubican. No simplemente desde la plusvalía comercial o desde los intereses de la especulación, únicamente atentos a la ganancia en el corto plazo y miopes e insensibles ante cualquier otra consideración. Son usos que tienen también un inapreciable valor social.

La valía de ciertos usos debe ser considerada desde la habitabilidad integral que estos contribuyen  a fomentar en su zona de influencia, en su barrio o colonia. En el caso de las viejas colonias de Guadalajara, lugar en el que se ubica la privada Zuno, la función habitacional es, sin duda, la que puede promover la mejoría de la zona y detener su degradación.

La expansión urbana y la especulación inmobiliaria provocaron históricamente en esta demarcación un acelerado cambio de usos de suelo a partir del último tercio del pasado siglo. Nunca hubo una previsión racional acerca de la ciertamente necesaria y natural mixtura de usos en el área. Este fenómeno se dio, y se sigue dando, de manera incontrolada. Como resultado, existe ahora una saturación de aprovechamientos comerciales y la habitación ha decrecido drásticamente. Y está bien demostrado que es el uso habitacional el que permite a los entornos urbanos contar con una salud urbana adecuada. Los vecindarios constituidos por personas o familias preocupadas por los servicios, la seguridad, la fisonomía y la conservación general, son los núcleos humanos que promueven la verdadera habitabilidad urbana. Los que generan vínculos, solidaridades, reconocimiento. Y esto actúa directamente en beneficio de toda la comunidad.

Sería necesario contar con programas oficiales eficaces y flexibles que fomenten, en este y en muchos otros casos, la función habitacional. Estímulos, apoyos y facilidades que vuelvan más atractivo conservar las casas y departamentos habitados mucho antes que, como en la privada Zuno, pretender la demolición para albergar un estacionamiento de coches para un negocio cualquiera. Este afortunadamente fallido intento de trasmutación de viviendas por autos supone, exactamente, la antítesis de la valía urbana que se busca.

Es importante cuidar la arquitectura. Pero es también urgente cuidar las funciones que, al desaparecer, ponen en entredicho la utilidad misma del inmueble. La finca de Zuno 1975 debe volver a ser un sano núcleo habitacional. Poner los medios y los apoyos para ello representa un reto que es significativo para muchos casos más en la ciudad.
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