Cuando 2030 nos alcance


Por Diego Petersen.
Si todo el dinero que se ha invertido en calles, pasos a desnivel y vías libres en los últimos 10 años lo hubiéramos invertido en transporte público, otro gallo cantaría en esta ciudad. Está más que demostrado que a más calles más tráfico, pero seguimos en la misma lógica que todos sabemos y aceptamos que no es la correcta, pero como burros mal acostumbrados vamos pa’l monte, sabiendo que ese camino no nos lleva a ningún lado.
Definido el monto del Fondo Metropolitano, más de mil 800 millones de pesos, los ayuntamientos y el Gobierno del Estado ya comenzaron el jaloneo para decidir en qué calles o qué pasos a desnivel invertirán el dinero. Nadie habla de parques metropolitanos, de peatonalizaciones, de corredores verdes, de ciclovías, de inversión en arbolado. Pareciera que lo que no es concreto no les es negocio.
La lógica del automóvil es la lógica de la dispersión. La Secretaría de Desarrollo Urbano habla ya de que para 2030 la Zona Metropolitana de Guadalajara habrá afectado a 17 municipios, esto es, desde Chapala hasta San Cristóbal de la Barranca, y desde Amatitán hasta Ixtlahuacán del Río. No obstante, en los próximos 20 años la población de la ciudad no crecerá entre 27% y 28%. De acuerdo con las estimaciones del Consejo de Población, para 2030 la ciudad tendrá 5.4 millones de habitantes, contra los 4.2 que registró en el censo de 2010. En términos llanos esto significa que la apuesta sigue siendo invadir los llanos, crecer la mancha urbana, hacer más calles y meter más coches. Pero, además, para 2030 Guadalajara será una ciudad llena de viejos. Los mayores de 60 seremos casi una cuarta parte de la población y seremos muchos más que los menores de 20, con los problemas de movilidad (ya no digamos de economía) que eso significa.
Para que Guadalajara recupere la densidad que tenía en los años setenta, que sea medianamente sustentable y haga eficiente el transporte público masivo, tendríamos que crecer esos 1.2 millones de habitantes prácticamente sin aumentar el tamaño de la mancha urbana. Eso es la guerra contra los molinos; la tendencia seguirá jalando hacia las periferias porque ahí está el negocio inmobiliario, pero tenemos que dar la batalla, porque en esos llanos está también la quiebra de la ciudad.
La zona metropolitana tiene que regresar a formas más eficientes y drásticas de gestión del territorio. Inhibir el desarrollo horizontal y propiciar el desarrollo vertical y la redensificación del Centro y los subcentros urbanos. Si no cambiamos desde ya la lógica de gestionar la metrópoli, y su mejor expresión son los recursos del Fondo Metropolitano, los cuarentones y cincuentones que hoy la estamos regando de un hilo seremos los principales afectados de esta absurda e insostenible política de seguir haciendo calles. El año 2030 nos alcanzará muy pronto.