El lado primitivo de la Villa Savoye


El pueblo de Poissy, un suburbio al noroeste de Francia, es visitado constantemente por quienes desean conocer la Villa Savoye, de Le Corbusier.

El mexicano Santiago Borja decidió confrontar este símbolo moderno y las obras creadas por el urbanista suizo con técnicas artesanales mayas. El resultado es “Sitio“, una intervención inspirada en la condición de icono atemporal y desterritorializado de la Villa.

La exposición está conformada por dos obras: “Destinerrance” y “Cosmogonía suspendida”. La primera, en el parque de la Villa, consta de una superposición de dos palapas elaboradas con madera y hojas de chiit procedentes de la península de Yucatán y construidas a la usanza tradicional por Javier Poot Dzib y Rodolfo y Marcos Canché Caamal, quienes viajaron desde Playa del Carmen para trabajar en el proyecto.

“Destinerrance”, dice a su vez el portal especializado Archinect, constituye un testimonio de la arquitectura ancestral de México y evoca el Panteón de Adriano en Roma, uno de los edificios favoritos de Le Corbusier y el propio Borja.

La confrontación de ambas obras revela paralelismos y puntos en común. La construcción sobre pilotes hace que desde cierto ángulo se perciba entre las dos casas una correspondencia de planos. “Hay una proporción de igual escala“, señala Borja.  El título de este trabajo fue tomado del vocablo creado por el filósofo Jacques Derrida, que une los conceptos aparentemente antagónicos de “destino” y “errar”; evoca la complejidad y la ambigüedad de la relación con el espacio y el tiempo.