El triángulo de Tacubaya [DF]


Por: Marina Muñoz Fuente Arquine

¿No has observado, al pasearte por esta ciudad, que entre los edificios que la componen, algunos son mudos, los otros hablan y otros en fin, los más raros, cantan? La reflexión de Paul Valéry nos trae a la mente infinidad de instantes dentro de nuestra ciudad; instantes que se convierten en un ciclo que gira sobre su propio eje.

Tras incontables sucesos en su haber, la Ciudad de México se muestra como una metamorfosis espacial y formal que rara vez volteamos a ver. Por sus calles encontramos rastros de edificios que, tratando de seguir el acelerado paso de la sociedad, se han reconstituido de mil maneras.

Para entenderla un poco mejor, tal vez para conocerla más; haremos un recorrido por lugares que han marcado historia dentro de la ciudad, que han mutado a través del tiempo y cómo esto ha modificado sus alrededores y finalmente a la ciudad entera y, ¿por qué no?, a nosotros mismos.

Hoy toca el turno al conocido triángulo de Tacubaya. Actualmente ocupado por el Edificio Ermita, gran ejemplo del Art Decó que se llevó a cabo en México en 1929,  el sitio cuenta con una ubicación relevante dentro del desarrollo de la trama urbana de la ciudad, específicamente del barrio de Tacubaya.

1925 Manuel Ramos Fototeca de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos

Diversas circunstancias sociales, culturales y políticas han marcado el desarrollo de Tacubaya. El fin del Virreinato, la desaparición del régimen de propiedad común durante el siglo XIX y las condiciones climáticas  ubicaron a la Villa de Tacubaya como el perfecto suburbio veraniego.

Bajo ésta condición de periferia, la zona contó con su propia versión del Arco del Triunfo para demarcar el acceso a la Villa y a la casa de descanso de la familia Mier y Pesado. Posteriormente, la creciente demografía, además de los cambios en las actividades económicas, el transporte y la gestión urbana lograron transformar la propiedad en el primer edificio de usos mixtos de la etapa moderna en México. A fin de aprovechar la ubicación extraordinaria, el arquitecto Juan Segura fue el encargado de no solo cumplir con los específicos requerimientos programáticos de los dueños, sino de alzar también un ícono que cumpliera la función de la anterior edificación.

Segura logró plasmar los diversos cambios políticos y sociales de la época en un edificio que respondiera a no solo una necesidad, sino a diversas actividades que eran requeridas por un contexto que iba creciendo, no desarrollándose, a una velocidad impresionante. Conjugando viviendas, comercio y un cine, el sitio se convirtió en un punto de referencia para habitantes y visitantes. Por otro lado, pensando en el futuro del transporte, Segura recortó parte de la propiedad original para poder ampliar los carriles de la calle Calvario-hoy Avenida Revolución- y así comenzar la transformación de un barrio. Ahora, el camino que venía desde Chapultepec remataba con éste gran edificio que adelantándose a su época logro potencializar los drásticos cambios que convirtieron a Tacubaya en lo que hoy conocemos.

Archivo Macadam-Palomo

Ahora, víctima del consumismo  y del amor ciego por los anuncios, una gigantesca botella de refresco se cuelga en una de sus fachadas, sumergiendo al edificio en la telaraña de comercios y espectaculares que ahora lo rodean. Curioso, ahora todos lo conocen como el edificio de la “Coca”, mientras su complejidad y belleza son frecuentemente invisibles para los transeúntes.

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