No todo es encontra del automóvil


Antonio Amado arquitecto e investigador español ha rescatado y recuperado la historia del proyecto de coche que soño Le Corbusier:

“…el Voiture Minimum, que aunque nunca llegó a superar la fase de prototipo y se considera una obra menor en la producción del arquitecto, sí se estableció como referencia o fuente de inspiración para vehículos que llegarían al asfalto y adquirirían la condición de icónicos, como el Escarabajo de Volkswagen o el Citroën 2CV.”

El resultado de sus investigaciones es un libro que publica -en inglés- The MIT Press, la editorial del Instituto Tecnológico de Massachusetts de Estados Unidos, y que analiza a fondo la documentación relacionada con el utilitario con el que Le Corbusier pretendía revolucionar el mundo de la automoción como el Movimiento Moderno había hecho con la arquitectura y las vanguardias con el arte. «Hay que tener en cuenta que hasta los años treinta el diseño de automóviles estaba bastante estancado; básicamente, eran todavía carruajes donde el motor había sustituido a los caballos», recuerda Amado. La introducción de criterios aerodinámicos imprimió un cambio radical a los vehículos y, a pesar del rechazo inicial, sentaron la base del coche moderno. Es la época en la que se desarrollan los modelos de Volkswagen y Citroën o el Fiat Topolino. Durante todo este tiempo se pensaba que estos diseños se habían mirado en el espejo del Voiture Minimum, una percepción alimentada por Le Corbusier, que fechó el origen de su creación en 1928. Pero las investigaciones de Amado apuntan a que el proceso fue, con casi toda probabilidad, muy diferente.

fuente: edgargozalez.com y puedes leer todo el artículo aquí

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