Por : Pedro Alcocer
La escala de la arquitectura es un tema recurrente y personalmente en ocasiones puede convertirse en una obsesión. Lo que me queda claro es que la escala no es otra cosa que un medio de percepción del espacio transformado por el hombre. Desde la escala puede entenderse una aproximación al espacio transformado de una determinada sociedad.
Al mismo tiempo la tecnología se ha convertido en un aliado del concepto de escala al desentrañar ciertos rasgos en la percepción del espacio. Un ejemplo bastante ilustrativo de esta simbiosis entre tecnología y escala -sin ser el primero ni quitando merito a otros avances- es la invención del telescopio y su implicación en el diseño del paisaje y la ciudad. El telescopio permitió acercar la lejanía, meter el espacio no domesticado al espacio doméstico. De esta innovación tecnológica se derivan las obsesiones de la arquitectura barroca de integrar el contexto a un espacio pensado a partir de remates visuales como estrategia de diseño, y cuyo ejemplo más representativo es el Palacio de Versalles, así como la transformación de París llevada a cabo por el Barón Haussmann. Dicha simbiosis es explicada de una forma brillante en el libro “La captura del Infinito” de Leonardo Benovolo.
Un ejemplo también sumamente interesante, es el proyecto de Ciudad Lineal, elaborado por Arturo Soria, el cual se imaginó una ciudad cuyo eje fundamental serían las vías del ferrocarril, la cual podría ir creciendo paulatinamente, adaptándose a accidentes geográficos y llegar a comunicar Madrid con Pekin, es decir una ciudad continua, de escala intercontinental. Dicha utopía no llegó a concretarse, sin embargo existen los vestigios de lo que sería el punto de arranque en el barrio homónimo de Madrid.
A su vez la invención de la fotografía aérea que es la suma de una cadena de avances tecnológicos ligados a la aviación y a la óptica, transformo la cartografía y sus métodos tradicionales, pero al mismo tiempo transformo el pensamiento relativo al paisaje. Concretamente la fotografía aérea genero una transformación en el estudio del territorio, desde sus aspectos morfológicos y en cómo el paso de de sociedades había derivado en una construcción humana que lo había transformado y modificado dejando una huella, que en su sentido más amplia podría entenderse como arquitectura. Desde la vista de pájaro, ó de avión, los estudiosos del paisaje y el territorio cayeron en cuenta en que a lo largo de la historia de la humanidad, en realidad quedaban muy pocas regiones en donde no estén implícitas las huellas de transformación del hombre y que hoy día territorios singulares comienzan a ser reconocidas como patrimonio de la humanidad, como podría ser un monumento ó una ciudad.
En los últimas años nos hemos enfrentado a una revolución tecnológica que sin duda aportara nuevas aristas a la relación, tecnología-escala, uno de los ejemplos más interesantes es que se ha roto definitivamente la relación que existía antes de los programas de dibujo, entre el tamaño del papel y escala de representación del proyecto, ya que la combinación escalímetro, restirador, y papel existía una gama de posibilidades poco amplia, comparada con las posibilidades ofrecidas en la actualidad.
Así mismo la aparición de representaciones satelitales, concretamente el Google Earth y el Google Street View está transformando la forma en que percibimos y nos acercamos al sitio. Un ejemplo nos lo ha dado Nick Newcomen que ha conducido 19.695 kilómetros por 30 estados de Estados Unidos para garabatear un texto que solo se puede ver en el programa Google Earth y que dice “Read Ayn Rand”, una invitación continental para leer a esta filosofa. Antes de su viaje identificó los caminos y carreteras por los que tendría que conducir para escribir el mensaje y una vez pasando por ellos los fue goerfefenciando por medio de un GPS. Esta intervención sin duda pone de manifiesto las nuevas relaciones espaciales y conceptuales que está se siguen generando a partir de la simbiosis tecnología – escala de la arquitectura.