¿De qué sirve el profesor?

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Alumno al profesor: «Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?»

De esa pregunta parte la reflexión que Umberto Eco nos comparte en un artículo muy sencillo publicado en el diario La Nación en 2007, y que sigue teniendo mucha actualidad.
Eco recupera brevemente lo que sabía su padre, luego él vía la radio, sus hijos vía la televisión, y finalmente los niños de hoy, y pone el punto sobre la llaga respecto del rol del profesor, no solo como informador, si no como formador:

“Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera.”

En la pregunta sobre «¿para qué sirve el profesor?» dice Eco el alumno le “estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor”, pero a la vez, dice Eco que “omitía un punto importante: que Internet le dice «casi todo», salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.” Y también como relacionar la información, el análisis de los argumentos que aparecen ligados a las textualidades, etc.

Estas claridades en relación a la información, a la sobreinformación y al ruido, llevan mucho tiempo ya en las preocupaciones de las instituciones educativas, en los discursos de los organismos internacionales y, en algunos casos, en las agendas de las políticas educativas de los gobiernos bajo el título de Alfabetización Informacional. En muchos casos fueron las bibliotecas las que impulsaron la búsqueda por estas competencias, con las primeras iniciativas (que yo ubico) del desarrollo de estándares a finales de los 80’s por la American Library Association y la fundación en 1990 del National Forum on Information Literacy en EUA.

En muchos casos (como el nuestro), estas preocupaciones se concretan en un curso propio, aparte, que pretende el desarrollo de esas competencias tan preciadas en el contexto de la Sociedad de la Información.
Pero a lo que Umberto Eco nos invita, y a lo que me sumo, no es a toda esta formalidad operativizada en pedazos de curriculo aislados, si no a pensarnos formadores de nuestros alumnos en estas competencias, en el día a día de nuestras clases. Intencionadamente.

“El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. ”

La pregunta clave es: ¿Qué tan modelo somos de estas habilidades?
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Te invitamos a leer a Eco:
Eco, Umberto (2007). “¿De qué sirve el profesor?” En La Nación. Lunes 21 de mayo de 2007. Accesible en: [http://www.lanacion.com.ar/910427-de-que-sirve-el-profesor ] Última visita: marzo 15, 2012 / Versión original en L’Espresso, 17 abril 2007 [http://espresso.repubblica.it/dettaglio/a-che-serve-il-professore/1576007]

Otros recursos:
ALA (2004). Information Literacy Competency Standards for Higher Education. En: [http://www.ala.org/acrl/standards/informationliteracycompetency] Última visita: marzo 15, 2012

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Competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio

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La OCDE presentó en 2010 un informe en donde lanzan la propuesta de un nuevo marco teórico para las habilidades del siglo XXI. El documento “Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del milenio en los países de la OCDE”, inicia agrupando las habilidades en tres:

  • Habilidades funcionales TIC, que incluyen habilidades relevantes para un buen uso de las diferentes aplicaciones;
  • Habilidades TIC para aprender, que incluyen habilidades que combinan las actividades cognitivas y de orden superior con habilidades funcionales para el uso y manejo de los estas aplicaciones;
  • Habilidades propias del siglo XXI, necesarias para la sociedad del conocimiento donde el uso de las TIC no es una condición necesaria.

El documento se centra en estas últimas, que organizan a su vez en tres dimensiones sobre las que, declaran, es necesario formar:

  • En la dimensión de la información, se aborda la información como fuente (búsqueda, selección, evaluación y organización) y la información como producto, esta última muy relevante para la reestructuración de la información y el desarrollo de ideas propias (conocimiento). Las típicas habilidades pertenecientes a esta dimensión, dicen, son las habilidades de investigación y resolución de problemas, que conllevan en algún punto definición, búsqueda, evaluación, selección, organización, análisis e interpretación de la información.
  • La dimensión de la comunicación parte de la investigación que sugiere que las TIC fortalecen y aumentan las posibilidades de comunicación, así como las habilidades de coordinación y colaboración entre iguales. Presentan la competencia de la comunicación efectiva (uso de las herramientas adecuadas, uso correcto de lenguaje, consideración del contexto, de la audiencia y de la información misma) y la competencia de la colaboración e interacción virtual (la participación en la cultura digital depende de la capacidad para interaccionar dentro de grupos de amigos virtuales o grupos que comparten un mismo interés). Las habilidades relacionadas con esta dimensión son: La alfabetización en medios, el pensamiento crítico, la colaboración o el trabajo en equipo y la flexibilidad y adaptabilidad.
  • En la dimensión ética, se aborda la responsabilidad e impactos sociales (la conciencia del impacto que las acciones del individuo tienen en la sociedad) y proponen la habilidad para el uso responsable de las TICs, reconociendo los riesgos potenciales así como el uso de las normas de comportamiento que promueven un intercambio social adecuado a través de la web. También proponen que desde esta dimensión se trabaje en el desarrollo de una conciencia sobre los retos de la nueva era digital. Las habilidades relacionadas con esta dimensión las ponen bajo el título de ciudadanía digital, e implican, entre otras cosas al pensamiento crítico, la responsabilidad social y la habilidad para la toma de decisiones.

Lo más interesante del documento es la manera en la que relacionan las competencias del siglo XXI que proponen con habilidades y competencias a desarrollar por los alumnos para poder ser aprendices del nuevo milenio. Para aproximarnos a estas competencias, que como ya dijimos hace un mes, no se trata meramente del desarrollo destrezas técnicas, la OCDE nos recuerda el rol que tienen desarrollo de competencias y habilidades que ya estaban sobre la mesa antes del debate de la participación en la nueva cultura digital:

Habilidades de investigación y de resolución de problemas, el pensamiento crítico, la colaboración, el trabajo en equipo, la responsabilidad social, la flexibilidad, la adaptabilidad y la habilidad para la toma de decisiones.
¡Es como volver a los básicos!

Más allá del uso extendido que nuestros alumnos tienen de las herramientas de esta sociedad, y que la OCDE no considera suficiente para ser aprendices del nuevo milenio ¿cómo están nuestros alumnos en estas habilidades y competencias base?
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OCDE (2010). Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del milenio en los países de la OCDE. Versión en español traducida del original en inglés por el Instituto de Tecnologías Educativas. Documento en línea: [http://recursostic.educacion.es/blogs/europa/media/blogs/europa/informes/Habilidades_y_competencias_siglo21_OCDE.pdf] Fecha de última visita: 7 febrero 2011.

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