Lo que comes importa, y mucho

Sociología, genética, fisiología, antropometría, química y muchas disciplinas más se conjugan en la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO para alcanzar, entre muchos otros objetivos, que los habitantes de este país coman mejor.

“Abreviar la cena: prolongar la vida”, dicen que dijo Benjamin Franklin, uno de los más ilustres pensadores estadounidenses.

Frases relacionadas con el buen comer y la importancia corporal, social y afectiva de los alimentos sobran en Internet, pero más allá de aquello de “al hombre se le conquista por el estómago” o “al cuerpo lo que pida”, la relevancia de la nutrición es tal que ya se han consolidado los estudios científicos en torno a ella y sus implicaciones en la vida de los más de 7 mil millones de seres humanos que habitamos este planeta.

El ITESO echó a andar el año pasado la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos, un programa diseñado para que los alumnos conozcan a profundidad los alimentos, sus características químicas, sus propiedades, cómo se preparan y sus numerosas repercusiones en la salud y el bienestar social.

¿Cómo? A través de materias que van desde la ciencia pura y dura que incluso estudia el genoma humano (“Nutrigenómica”, “Biología molecular” o “Química para las ciencias de los alimentos”), hasta las que tienen como premisa que la alimentación es un proceso social (“Socioantropología de la alimentación”, “Alimentación del individuo sano”, “Ética, identidad y profesión” o “Fisiología de la nutrición y actividad física”).

Acá te explicamos brevemente de qué se tratan algunas de ellas.

“Socioantropología de la alimentación”

La alimentación es el resultado de un proceso de décadas, de una evolución histórica y social de los humanos. Para comprender la dieta alimenticia de una sociedad en particular, la mexicana por ejemplo, se debe considerar sus cambios históricos y sociales. El objetivo de la materia es analizar estos procesos para entender por qué comemos lo que comemos y cómo lo hacemos. Hoy en día, la alimentación ha traído mejoras a la sociedad, al reducir la desnutrición crónica, a diferencia de lo que había hace 40 años, considera Paulo Candelario, profesor de la materia, aunque por otro lado, en esta época hay una sobrealimentación que trae consigo problemas como la diabetes o la obesidad, consecuencia de no estar conscientes de lo que comemos.

“Nutrición y actividad física”. Por favor, no corras en ayunas

Muy probablemente ya sabes que no debes nadar inmediatamente después de comer, que es pésima idea hacer ejercicio en ayunas, que no todas las grasas engordan y que un tal Lionel Messi necesita una alimentación sumamente distinta a la de un ciudadano común y corriente.

“Si Messi se estuviera recuperando de una fractura, yo le daría alimentos con vitamina C para la cicatrización, es decir, ya empiezas a hablar en un lenguaje en el que la nutrición se puede convertir en medicina, en rehabilitación”, señala Teresita Méndez, responsable del Domo de Actividad Física y Recreación de la universidad y quien en un futuro impartirá la asignatura “Fisiología de la nutrición y actividad física”.

Estudiar con el ojo de la ciencia estas y muchas otras variables es el eje de la materia, en la que van a poner a los estudiantes a hacer actividad física, porque “no podemos recomendar algo que no hemos vivido”. Y es que a pesar de que para ella hoy comemos peor que hace 40 años –debido a tanto producto enlatado y con conservadores–, Méndez confía en que la carrera contribuirá a revertir algunos malos hábitos, y para ello su materia recurrirá a disciplinas como la bioquímica, la fisiología, el cálculo dietético o la antropometría.

¿Y qué analizaría en una estudiante de 20 años y en un atleta de alto rendimiento en relación con lo que comen? En ella: que consuma las vitaminas básicas para el sistema inmunológico, que no ingiera demasiado alcohol, carnes grasosas, quesos o leche entera y que coma mucha fibra, porque a esa edad suelen padecer estreñimiento. En él: exactamente cuánto sodio, potasio o calcio consume; además, calcular en qué momento hay que retirarle los carbohidratos para que empiece a definir músculo. Distintos por completo.

“Nutrigenómica”, alimentos que previenen enfermedades

La nutrigenómica es la ciencia que estudia cómo los componentes químicos naturales de los alimentos influyen en los genes, lo que puede ayudar incluso a prevenir enfermedades. En esta asignatura, los alumnos de Nutrición y Ciencias de los Alimentos abordarán algunos de los aspectos más vanguardistas a lo largo de sus estudios, ya que estudiarán el cómo esos compuestos bioactivos inciden en los genes, explica Ana Cecilia Zúñiga, coordinadora de la licenciatura. Es como poner una lupa en los alimentos y escarbar para darnos cuenta de cada una de las sustancias que contienen y los efectos que tienen.

Hay alimentos, señala Zúñiga, cuyas bondades en la prevención de ciertos padecimientos ya están perfectamente establecidas por esta ciencia, como la proteína de la soya, la fibra soluble, la chía, la avena o el nopal.

Bajo el microscopio el problema se magnifica

En el Laboratorio de Microbiología de Alimentos se develan nuevos retos para la salud alimentaria. Los estudiantes que tienen que aprender a generar medidas para controlar y eliminar microorganismos patógenos (que origina y desarrollan enfermedades), son conscientes del serio problema social, económico y salubre que representan los alimentos contaminados.

Berenice Arias, experta en microbiología de alimentos y profesora de la carrera, afirma que pese a que la infraestructura y la tecnología han mejorado las condiciones de producción y consumo de alimentos, México enfrenta problemas añejos que otros países ya dejaron atrás, como el fecalismo (partículas de heces fecales en el aire), relacionado con tifoidea, cólera, amibiasis o shigelosis (disentería). Además, la agitada sociedad actual que consume más alimentos industrializados, presenta escenarios mucho más complejos a los profesionales de la Nutrición y Ciencias de los Alimentos, cuya habilidad y sapiencia frente a un microscopio resultarán fundamentales.

La capital le dijoadiós a los saleros

En la Ciudad de México, las mesas de 200 mil restaurantes y fondas ya no tendrán saleros, a menos que el comensal los pida al mesero. La medida forma parte de la campaña “Menos sal, más salud” que implementó el gobierno capitalino para reducir los efectos nocivos que genera el consumo excesivo de sodio, como la hipertensión.

“Es una buena forma de promoverlo, pero ¿qué pasa con quienes comemos en casa?”, opina Laura Arellano, coordinadora docente de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO. La campaña, afirman las autoridades, está hecha para hacer conciencia sobre los efectos negativos de agregarle una pizca de sal a lo que ya está salado.

La Organización Mundial de la Salud sugiere consumir 5 gramos diarios de sal, y para regular su consumo, Arellano sugiere aprender a leer las etiquetas de los alimentos empaquetados, los cuales contienen altas cantidades de sodio para mejorar el sabor y conservarse más tiempo en los anaqueles. La lectura es sencilla: las etiquetas indican el porcentaje de sodio que contienen: si el valor es menor a 5% es lo indicado, pero si supera el 20% de sodio, mejor evítalo.

Textos Natalia Barragán/Claudia Flores/Enrique González/Patricia Martínez Fotos Luis Ponciano 

Ser nutriólogo, ser creativo, es ser responsable

El nutriólogo debe ser un “promotor de estilos de vida saludables”, y para ello debe ser perseverante, creativo, responsable socialmente y capaz de formar equipos, dictaminó Ana Bertha Pérez, directora del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en su visita al ITESO.

La especialista ofreció el 21 de agosto en el campus la charla “La nutriología en México”, en el arranque del ciclo escolar Otoño 2013 y para conmemorar un año de la apertura de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos itesiana.

En su opinión, el nutriólogo debe prepararse y especializarse para incidir en un amplio abanico de posibilidades, como políticas públicas, empresas, consultorios, publicaciones en revistas, entre otros.

Recordó que en 1972 se gestó la posibilidad de ofrecer Nutrición como licenciatura en la Ibero capitalina, lo cual, a decir de Pérez, fue un gran acierto de los jesuitas, pues fue la primera universidad en tener dicho programa en el país.

México ha cambiado mucho en estos más de 40 años. En aquel entonces, cuatro de cada 10 niños tenían sobrepeso y obesidad en las comunidades indígenas, mientras que en la actualidad uno de cada cinco padece desnutrición aguda. Como egresada de la primera generación de dicha carrera, compartió que a su generación le tocó “picar piedra”, porque los médicos, enfermeras y otros profesionales del área de salud no querían competencia de los nutriólogos.

Exhortó a los alumnos de Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO a que generen sus propias empresas, porque sencillamente “no habrá suficientes plazas”, así que los invitó a salir muy bien preparados de la carrera y buscar posibilidades de empleo también en el extranjero.

La experta en ciencias de la salud subrayó que uno de los aspectos más importantes de un nutriólogo es su incidencia en la sociedad. “Tengan una visión muy amplia, porque las cosas van a cambiar cuando [esos niños] tengan 40 años”. Texto Brenda Galindo Foto Archivo

En 30 años, más de un millón de niños fallecieron en México por problemas nutricionales

 

El Día del Nutriólogo, Julieta Ponce visitó la universidad para ofrecer la conferencia “Nutriología y participación social en México”. La nutrióloga y directora del Departamento de Nutrición del Centro de Orientación Alimentaria profundizó sobre la raíz de los problemas de malnutrición y obesidad que existen en el país.

“Necesitas ser muy valiente para ser nutricionista en este momento en México”, declaró Ponce. Las cifras que presenta sustentan su argumento: según estimaciones del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, en los últimos 30 años murieron un millón 300 mil niños en México por cuestiones básicas de nutrición. “Y los que no se murieron, hoy están gordos, porque la desnutrición es factor de riesgo para la obesidad. Lo bueno de la obesidad es que se ve, lo malo es que oculta la verdadera muerte; 40% de los niños que sufren obesidad ya tienen hipertensión”.

Invitada por la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO, Ponce concedió una entrevista previa a su charla, en la que afirmó que, desde su visión y la del COA, el problema es histórico y se registra en tres momentos fundamentales.

El primero fue durante la crisis de 1982, cuando el gobierno decidió vender alimentos y comprar productos del extranjero, muchos de mala calidad y ultra procesados.

Desnutrición

“Ese deterioro del sistema económico también deterioró la salud de personas, pero era insensible, porque la Secretaría de Salud no medía la nutrición, sino hasta 1988, que fue la primera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, y sólo medía a mujeres y niños pequeños”, señaló.

En 1984 apareció el primer McDonald’s, cadena de comida rápida, en México, fecha que antecedió el segundo golpe a la nutrición: en 1994 se firmó el Tratado de Libre Comercio. Según datos de Ponce, el aumento en el consumo de las harinas refinadas y grasas trans se da a partir de ese año, con el ingreso de cadenas de comida rápida. Comenzaron a tomarse decisiones de salud de acuerdo con los intereses de libre mercado.

“Todo mundo pensó en los empleos, nadie en las repercusiones alimentarias”, comentó.

Ponce explicó al respecto que “cuando acaba de nacer un bebé, es más rentable que una marca de bebé le venda un bote de leche que genera empleo del representante médico, y provoque la apertura de una planta (en México) para que nosotros produzcamos leche. Y así, dejó desprotegido el escudo de oro para la nutrición en México, que es la lactancia materna”.

Los esfuerzos por reducir azúcar y grasa de los alimentos, así como por incluir en los envases el contenido energético e información dietética han sido inútiles. “El consumidor mexicano se enfrenta a un anaquel con una guerra entre el hambre genuina que siente y lo que existe en su mente. Los alimentos entran por la cabeza, el impacto que tú tienes (por la publicidad y abundancia de marcas) genera tu cultura alimentaria”.

Pero la cultura alimentaria es más que una estrategia publicitaria exitosa: es un problema socioeconómico.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en dos sexenios se han generado 12 millones más de pobres, y existen 23 millones con carencia alimentaria. El salario mínimo tampoco alcanza para cubrir las condiciones de bienestar humano.

“La gente con carencias no vive feliz, y vive de publicidad, (porque) la publicidad es una promesa. La televisión, que le llega al 97 por ciento de la población —a más gente que el Programa Oportunidades—, les promete un refresco y se los cumple, porque lo van a encontrar en cualquier tiendita de la esquina”, añadió.

“Es más fácil para el estado abrir carreteras para que suban los camiones de productos chatarra que asegurar agua potable, que (los niños) tengan lactancia materna y puedan ir a la escuela y generar un pensamiento. Ese es el camino largo, y esa es la renuncia del estado”, destacó Ponce.

La respuesta a este problema, expresó, va más allá de arreglar la etiqueta de un producto; es un problema de justicia, de equidad, de igualdad, de derechos y obligaciones. El reto de los profesionales de la nutrición es salirse del cálculo dietético.

“La repuesta está en lo social, donde verdaderamente podemos influir; treinta centímetros antes de que el alimento llegue a tu boca, yo puedo influir como nutricionista”.

El reto está en modificar entornos y trabajar en derechos. Ponce señaló que lo único que puede hacerle contrapeso al mercado libre son los derechos humanos. Y ya ha habido avances. Desde 2010, la Constitución Mexicana reconoce al agua como derecho humano, y en octubre de 2011 se incorporó el derecho a la alimentación. Estos dos derechos, además del interés en la niñez como bien superior de la nación, son los derechos que los nutricionistas deben contemplar para replantearse el ejercicio profesional que deben tener.

“Nuestra propuesta (en el COA) es generar nuevas competencias del nutricionista: análisis de la realidad alimentaria, detección y solución del riesgo alimentario, y defensoría del derecho a la alimentación. Este derecho nos abre una oportunidad de abordar la nutrición desde lo social, con elementos sólidos y con gran participación social”, indicó.

Una recomendación personal que Ponce quiere dejar a los estudiantes de nutrición es nunca perder contacto con el paciente: “el nutricionista que se aleja de las personas pierde, porque la sicología del consumo te dice muchísimo. Ellos son tu universidad, cada caso es un mundo y ellos son los que me enseñan”.

La alimentación puede ser el motor de la economía en México, según estimó la directora del Departamento de Nutrición del COA.

“Ser nutricionista en este momento también es lo más afortunado que le puede pasar a México, en el sentido de volver a la producción de alimentos. Seguimos creyendo que la medicina preventiva es barata y eficiente. La alimentación puede salvar al país económicamente, políticamente, socialmente, y en términos de bienestar humano”. Texto Adriana López-Acosta Foto Roberto Ornelas

Brigada de la Salud ITESO

 

Mañana miércoles 20 de febrero a las 3:00 p.m. en el jardín afuera de la enfeermería (Edificio L) comienzan las sesiones informativas de la Brigada de la Salud integrada por voluntarios del ITESO que se reúnen para adquirir y promover conocimientos en el autocuidado de la salud y desarrollar habilidades que pueden utilizar en beneficio de otras personas.

 

Si estás interesado preséntate con disposición afuera de la Enfermería.

 

ITESO después de clases invita.

Noticia sobre ingreso al ITESO

 

A partir de mañana miércoles 20 de febrero de 2013 y hasta nuevo aviso, la puerta principal del campus se encontrará cerrada debido a la construcción del carril lateral en  el Periférico. Para evitar incovenientes se abrirá una puerta provisional de acceso para automóviles y transportes cien metros antes de la entrada principal sobre el Periférico y la puerta de avenida Independencia continuará abierta.

 

Puedes ver más información sobre las rutas de acceso al campus [ilink url=”http://blogs.iteso.mx/comollegar/”]aquí[/ilink].

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