Entre el dolor y la esperanza

Foto: La Jornada Veracruz
Foto: La Jornada Veracruz

Julio Sánchez Pasillas lleva cinco años buscando a su hija, Thania Sánchez Aranda, quien tendría hoy 28 años. En enero de 2017, después de una reunión con sus compañeros de desgracia, se preguntó por qué seguir buscando a su ser querido en las fosas y no en las calles. Por qué seguir con la idea de que no existe más remedio que encontrar los restos de quien lleva sus apellidos.

“Entonces, nosotros pensamos en una idea muy básica: ¿qué no existe el 50 por ciento de probabilidades de encontrarla muerta y 50 por ciento de probabilidades de encontrarla viva? Ése es el fifty-fifty con el que inició la Caravana Internacional de Búsqueda en Vida”, dice este hombre que reside en Torreón.

En mayo pasado se organizó la primera jornada, que incluyó la visita a cinco ciudades de Coahuila. En los dos días que estuvieron en cada municipio, los integrantes de la Caravana (que empezaron siendo 45 y acabaron siendo casi un centenar) celebraron misas para tratar de incidir en los delincuentes arrepentidos. Visitaron universidades, nosocomios, centros penitenciarios y unidades médicas de control de enfermedades sexuales.

“También nos interesaba hablar con las trabajadoras sexuales, porque muchas están ahí por necesidad y por decisión propia. Pero no todas. Y para nosotros era importante saber si podían ayudarnos a buscar a nuestros familiares”.

Aunque no pudieron encontrar a nadie en esta primera incursión, “lo importante fue crear una metodología de trabajo. Sumar esfuerzos y sembrar conciencia de que la gente es la que puede salvar a la gente”, dice este padre de familia vía línea telefónica. La Caravana Internacional tendrá una segunda edición en noviembre próximo. Buscará tener presencia en Guerrero, y entre los municipios que pretende pisar están los emblemáticos Acapulco e Iguala, que han estado marcados por la violencia en la última década.

Caravana Internacional de Búsqueda en Vida

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Que la ciencia ayude a encontrarlos

Juana Solís durante la exhumación de su hija, Brenda Damaris González. Foto: Daniel Becerril / Reuters.
Juana Solís durante la exhumación de su hija, Brenda Damaris González. Foto: Daniel Becerril / Reuters.

Luego de tres años de búsqueda, Mirna Nereida Medina Quiñónez encontró a su hijo. Sus restos estaban en un predio de El Fuerte, Sinaloa. Ella pudo identificarlo gracias a los estudios de ADN que practicó la Fiscalía de Sinaloa.

Con éste, suman 94 los cuerpos identificados mediante estas prácticas. El esfuerzo de la ciudadanía se ve reflejado así: tomó el problema y la solución en sus manos, sin esperar la respuesta del gobierno.

Julia Alonso Carbajal, presidenta de Ciencia Forense Ciudadana, señala que la organización nació en 2014 por “una desgracia tremenda que vivimos en México. Al ver que el Estado no ha hecho lo que tenía que hacer, las familias nos dimos a la tarea de hacer búsquedas de nuestros desaparecidos”.

Cuenta Julia, vía telefónica desde Guerrero, que cuando las familias reciben la noticia de que uno de sus seres queridos está desaparecido, desconocen las herramientas tecnológicas y científicas de que pueden disponer para localizarlo. Las familias han optado por capacitarse y comenzar a buscar fosas clandestinas, en lugar de esperar los resultados de las indagatorias e investigaciones de las policías locales.

En los inicios de la organización recibieron el apoyo de una institución inglesa, Gobernanza Forense Ciudadana, que les financió mil 500 muestras de ADN para que iniciaran su propio banco de sangre y de datos.

Hoy día, esta organización tiene contacto con personas que realizan búsquedas ciudadanas en Baja California, Tamaulipas, Estado de México, Jalisco y Sinaloa, donde Mirna encontró a su hijo Roberto. Y donde nació la organización paralela Las Rastreadoras del Fuerte.

“Lo que se necesita es que la gente se arme de huevos, que diga ‘¡ya estuvo!’ Que los hombres dejen de pagar por sexo, que las personas conozcan a sus vecinos, que los jóvenes hagan conciencia de lo que implica vivir en la delincuencia”.

Ciencia Forense Ciudadana

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