Por los derechos laborales en la industria electrónica

Imagen de una maquiladora de componentes electrónicos. Foto: James Hardy/EFE
Imagen de una maquiladora de componentes electrónicos. Foto: James Hardy/EFE

Con medio millar de empresas, inversiones millonarias, más de 55 mil empleos y exportaciones superiores a los 18 mil millones de dólares (sólo el año pasado), la industria electrónica de Guadalajara se ve a sí misma como el Valle del Silicio de México.

Pero, si se acerca la mirada, la estatua construida por empresas trasnacionales y políticos locales muestra sus grietas.

Debido a la cercanía con Estados Unidos, al buen nivel de inglés, a la presencia de universidades de calidad y a una buena relación entre empresas y gobierno, aunque también debido a la mano de obra barata, a las autoridades que prefieren no ver violaciones a los derechos laborales y a los sindicatos que representan sólo los intereses de sus líderes, trabajar en la electrónica nunca ha sido tan idílico como sus representantes presumen.

Muestra de esto es que, hace diez años, se hizo necesaria la creación de la Coalición de Extrabajadoras(es) y Trabajadoras(es) de la Industria Electrónica Nacional (Cetien), cuyo objetivo es conocer, promover y defender los derechos humanos laborales, a través de capacitación y desarrollo, para lograr una mejor calidad de vida.

Este colectivo, que pone en riesgo su empleo todos los días, cree en la construcción de un mundo más justo, en el que el trabajador reciba la seguridad de que sus derechos serán respetados. El camino ha sido difícil, pero esperanzador. Sólo como ejemplo, en agosto pasado arrancó la primera Escuela Sindical: todos los domingos, los trabajadores activos de la electrónica aprenden acerca de sus derechos: ellos quieren que el Valle del Silicio también reverdezca para ellos.

Cetien

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En defensa de quienes trabajan

Obreras que han iniciado demandas laborales contra empresas de la industria electrónica en Jalisco. Foto: Natalia Fregoso.
Obreras que han iniciado demandas laborales contra empresas de la industria electrónica en Jalisco. Foto: Natalia Fregoso.

En un estado en el que todos los días se presume el aumento en las cifras de empleo y la llegada de millonarias inversiones, hay una realidad que las autoridades parecen no ver: la calidad de los trabajos.

Malos salarios, ausencia de prestaciones, simulación de representación sindical, acoso laboral y hasta sexual, son parte de la historia cotidiana en la entidad.

Uno de los organismos que más han documentado este fenómeno es el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), un proyecto de Fomento Cultural y Educativo, la principal obra de educación popular de los jesuitas en México.

El Cereal inició actividades en Guadalajara en 1997, y a lo largo de estos 20 años ha otorgado cerca de 16 mil asesorías jurídicas a trabajadores de bajos recursos, de forma gratuita.

También ha impartido 22 diplomados en derechos humanos laborales en conjunto con el ITESO, publicado siete informes sobre condiciones laborales en la industria electrónica de México, acompañado más de 20 movilizaciones colectivas de trabajadores, resuelto más de 3 mil casos laborales por medio del diálogo con las empresas, producido y distribuido más de 40 mil ejemplares de folletos educativos y organizado diez encuentros nacionales de trabajadores del sector de alta tecnología.

Mediante esas acciones, Cereal ha contribuido al fortalecimiento de una cultura laboral basada en la legalidad, la ética empresarial y el comportamiento responsable de los trabajadores. Pero, sobre todo, ha elevado la competencia de los trabajadores para defenderse por medio de la capacitación en derechos laborales y ayudado a que se restituyan los derechos individuales y colectivos de miles de ellos que han sido víctimas de algún abuso.

Cereal

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