Diseño de color popular

El pintor William Gutiérrez participó con un par de talleres en un ciclo de actividades sobre arte e identidad Latinoamericana, en São Paulo. Foto: populardelujo.com
El pintor William Gutiérrez participó con un par de talleres en un ciclo de actividades sobre arte e identidad Latinoamericana, en São Paulo. Foto: populardelujo.com

Una hamburguesa para anunciar hamburguesas, un dragón comiendo pizza para la pizzería o un croissant feliz para la panadería: en toda América Latina se utiliza la gráfica (el rótulo) para publicitar, anunciar y hasta para denunciar.

En 2001, Juan Esteban Duque, Roxana Martínez y Esteban Ucrós, artistas visuales y profesionales del diseño, fundaron el Colectivo Populardelujo para investigar y divulgar la gráfica popular de su tierra, Colombia. Poco a poco han podido recabar, investigar y difundir este arte en otros países, incluido México (en 2007 visitaron Guadalajara, en ocasión de la Feria Internacional del Libro, con su maravillosa muestra Qué elegancia la de Francia, sobre la presencia de la cultura francesa en Bogotá).

El colectivo ha realizado más de 20 exposiciones y otros tantos libros y conferencias, además de diversos talleres alrededor del mundo y una intervención en Colette, la mundialmente famosa tienda de diseño parisina que cerrará sus puertas este año.

Populardelujo

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La cultura, en el centro de la comunidad

En 2006, Demián Flores fundó La Curtiduría, un centro cultural dedicado a las artes visuales contemporáneas, a su divulgación y su exhibición, así como a la formación de públicos en su natal Oaxaca. Es un espacio independiente y sin fines de lucro que ya cuenta con alcances y reconocimiento internacionales y otras dos sedes: el Laboratorio de Arte Oaxaca y Arte y Comunidad en la Ciudad de México.

El detonante para la creación de estos espacios, que ofrecen programas educativos, residencias, exposiciones, encuentros, conversaciones, muestras de cine, conciertos, teatro, danza, talleres y publicaciones, fue la gran movilización magisterial de 2006 en Oaxaca, y a casi once años de su creación, ya cuenta en su haber más de 700 actividades y miles de personas beneficiarias dentro y fuera de México, lo que lo convierte en el centro de una verdadera red internacional de centros culturales y comunitarios.

Hay que mencionar dos de sus proyectos: un tórculo móvil que viaja a la sierra de Oaxaca para documentar la expresión artística indígena y las CEACO (Clínicas para la Especialización en Arte Contemporáneo de Oaxaca), un programa permanente que forma artistas, especialistas y profesionales de la curaduría y la crítica cada seis meses y de manera gratuita.

La Curtiduría

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La fotografía sale a la calle

En la esquina de Río Atenguillo y Río Independencia, en San Pedro Tlaquepaque, se levantan unos muros que no dividen, sino que acercan a las personas a contemplar el arte de la fotografía. Desde septiembre de 2015, Frontera Galería Urbana utiliza las paredes de una finca para divulgar y promocionar los trabajos de fotógrafos contemporáneos.

Eduardo Martínez, codirector de esta iniciativa, explica que las exposiciones son bimestrales, con imágenes de gran formato, y que en dos años ya han contado con la participación de 30 artistas locales, nacionales y extranjeros. Las exposiciones abordan problemas sociales (por ejemplo, la migración centroamericana a Estados Unidos) o son muestra de manifestaciones artísticas (por ejemplo, los autorretratos como expresión de alguna idea o sentimiento).

“Queremos, en vez de llevar a la gente a la galería, hacer que la galería llegue a la gente”, explica, y agrega que el público ha aceptado con agrado la propuesta de Frontera Galería Urbana. “No existía algo así, por eso ha gustado mucho el proyecto, y se ha replicado en otras colonias, como Miravalle”.

Según cálculos de Frontera Galería Urbana, más de mil personas contemplan las fotografías a la semana.

Frontera Galería Urbana

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Mujeres que agitan las calles

Mujeres empoderadas. Hace más de 15 años, en La Paz, Bolivia, nació este colectivo comunitario de mujeres para llamar la atención acerca de su situación y su rol social en su país y en América Latina, así como para luchar por diferentes causas: desde los derechos de las trabajadoras sexuales, hasta el matrimonio igualitario. Entre sus primeras acciones estuvieron el arte callejero, las pintas y los graffitis que, con delicada fuente, gritan todavía: “¡Mujer! No me gusta cuando callas”, “Para ella la culpa, para él la disculpa”, “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, “No se puede descolonizar sin despatriarcalizar”.

Hoy, quienes se denominan a sí mismas como “agitadoras callejeras”, comandadas por la artista María Galindo, cuentan con refugios para mujeres maltratadas, difusión por radio, publicaciones feministas, escuelas de defensa personal, guarderías, restaurantes, despachos contables y videotecas y consultorios legales, médicos y psicológicos.

Sus pintas han sido exhibidas en las bienales de Venecia y de São Paulo, así como en Dokumenta, en la ciudad de Kassel, entre otros espacios y festivales reconocidos mundialmente; pese a esto, su último trabajo para el Centro Cultural Metropolitano de Quito en agosto de este año, El milagroso altar blasfemo, fue censurado.

 

Mujeres Creando

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