Los festejos del maíz, celebrarlo y defenderlo

Jaime Morales Hernández

El escenario rural en nuestro país presenta una amplia variedad ecológica y por esta razón México se ubica entre los países con mayor diversidad biológica. Es también uno de los países con mayor diversidad cultural en el que coexisten pueblos indígenas, mestizos, afroamericanos, criollos, e inmigrantes. A partir de esta diversidad biológica y cultural, se ha desarrollado a lo largo de la historia una importante agrodiversidad reflejada en variados sistemas agropecuarios, y por ello Mesoamérica -cuyo territorio ocupa buena parte de nuestro país- es uno de los ocho centros mundiales de origen de las plantas cultivadas.

Entre ellas sobresalen las plantas de la milpa, el policultivo basado en maíz, frijol y calabaza y que juegan un papel esencial en la alimentación y la cultura del pueblo mexicano. Desde finales de septiembre comienza la cosecha el maíz y de los diversos cultivos de las milpas sembradas bajo el temporal por todos los rincones del país. Los hogares rurales se alegran con la presencia primero de los elotes, y después del grano que desde hace nueve mil años garantiza la continuidad de la vida campesina y de la civilización mesoamericana.

Como en todas las culturas rurales, la cosecha es ocasión de fiesta y en las comunidades y familias se celebra disponer de este alimento, que recompensa a un duro ciclo de trabajo. A esos festejos desde hace ya varios años, se han sumado diversos movimientos de la sociedad civil, quienes han elegido como día nacional del maíz, el 29 de septiembre, y a partir de ese día por ciudades y campos del país se multiplican y extienden, jornadas, encuentros, convivencias, talleres y otras muchas formas de celebrar y defender a nuestro maíz ante las amenazas de la agricultura industrial globalizada y de uno de sus componentes centrales; los organismos genéticamente modificados (OGM), o cultivos transgénicos.

Las políticas neoliberales han colocado al campo mexicano en una profunda crisis y el maíz elemento articulador del paisaje rural mexicano se encuentra también seriamente amenazado. El avance de los transgénicos, la pérdida de las semillas nativas, la importación indiscriminada, la disminución del maíz en la dieta nacional, el avance de la agricultura industrial, y la presencia de grandes consorcios agroalimentarios, son algunas de las causas de esta compleja problemática que atenta contra el maíz y contra la agricultura familiar y campesina que lo produce.

La defensa de un alimento y de un bien cultural como el maíz ha logrado establecer novedosas relaciones entre los movimientos rurales y los movimientos urbanos, como el consumo responsable de maíz nativo y agroecológico, las experiencias de comercio justo en tortillerías y tianguis y la celebración conjunta de actividades por el día del maíz. Para estos movimientos, la defensa del maíz y de la agricultura campesina es un componente central de una vida rural más justa e incluyente.

La agricultura nos dicen los agricultores Jose Bové y Francoise Dufour en libro La Semilla del Futuro, se ha convertido en un motor de movilización social, porque ni la naturaleza, ni los agricultores, ni los alimentos, ni los consumidores pueden ser tratados como simples mercancías. La celebración del maíz nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestro derecho a la soberanía alimentaria y al control ciudadano de lo que sembramos y de lo que comemos, por ello cotidianamente, defendamos y festejemos a nuestro maíz, a nuestra gastronomía, a nuestra cultura y a los campesinos e indígenas que siembran nuestro futuro.

EL CUIDADO Y DEFENSA DEL MAÍZ EN MÉXICO: ACCIONES CIUDADANAS Y CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO AGROECOLÓGICO

Por: Jaime Morales Hernández, Investigador y Académico del CIFS ITESO

INTRODUCCIÓN
Entre el alud de reformas que caracteriza la actual coyuntura se encuentra la reforma del campo, que pretende aplicarse a un atribulado sector rural inmerso en una profunda crisis multidimensional -social, ambiental, cultural y económica-, resultado de las políticas neoliberales que fortalecen a la agricultura industrial, y arruinan a la agricultura familia, la propuesta se reforma intensifica la privatización de las tierras campesinas e indígenas y pretende abrirle para a los maíces transgénicos. Nuestro país es el centro de origen y diversificación del maíz y los cultivos de la milpa, que constituyen el eje de la agricultura familiar campesina, la base de la gastronomía nacional y un componente central de la cultura mexicana, ante la amenaza de los transgénicos diversos movimientos sociales rurales y urbanos han desplegado una amplia gama de resistencias y acciones que son aplicadas a niveles familiar, comunitario, regional y nacional para el cuidado y defensa del maíz nativo y su cultura como un bien común del pueblo mexicano. Hasta ahora los movimientos ciudadanos han conseguido movilizar a amplios sectores en torno a la defensa de la agricultura familiar campesina y han logrado también impedir la siembra comercial de maíces transgénicos.

1.- Políticas neoliberales y transgénicos Tras las cuestionadas elecciones del 2012, el Partido Revolucionario Institucional, ha vuelto al poder y ello ha significado un alud de reformas que amenazan con modificar radicalmente el escenario nacional, así, y con el antecedente de la reforma laboral en las postrimerías del gobierno de Calderón, han llegado la reforma hacendaria, la reforma petrolera, la reforma en telecomunicaciones, la reforma política, y sin recibir tanta atención mediática avanza también la reforma del campo. La reforma pretende ser aplicada en un sector rural en ruinas, donde la pobreza, el hambre, la emigración, la violencia y el deterioro ambiental son el entorno cotidiano de las familias rurales de este país.

La crisis rural es resultado del agricidio realizado con premeditación, alevosía y ventaja, desde el Estado neoliberal51, que ha fomentado la gran agricultura industrial empresarial para la agro exportación, hundiendo a la agricultura familiar donde se ubica el 81 % de los habitantes rurales, y se crea el 70 % del empleo52. Esta agricultura estructurada en torno al maíz y la milpa, genera una importante cantidad de alimentos tanto para el consumo de las familias del campo, como para los mercados locales y regionales, la crisis se ha agudizado a partir del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, donde el campo ha sido el gran perdedor. A pesar de ello no hay una viraje en la política agropecuaria, y la propuesta de reforma apuesta por la profundización del modelo económico neoliberal vigente y el predominio de la agricultura industrial. En el escenario futuro es previsible es que se agudicen los grandes problemas del campo mexicano, y esto representa una grave amenaza a la agricultura familiar campesina, al maíz y a la milpa53.

La reforma del campo del gobierno federal propone como paso indispensable la transformación del marco jurídico agropecuario, y en torno a sus muy vagas propuestas se realizan foros de consulta, y más allá de las presencias clientelares de las organizaciones campesinas leales al PRI, los foros han sido rechazados por múltiples actores sociales rurales, que ya no creen en los inoperantes, verticales e inútiles simulaciones de consulta. La propuesta de reforma 54“contiene un fuerte componente privatizador de las tierras ejidales y comunales, y se vislumbra la imposición en todo el país de un modelo agroindustrial de producción de alimentos, y los intentos de siembras comerciales de maíz y soya transgénica son muestra de ello, la propuesta vulnera a todas luces nuestros derechos a un medio ambiente sano, al agua, a la salud y a conservar la biodiversidad en nuestros territorios”.

México es el centro de origen y diversificación del maíz, y por ello es clave para la preservación de la riqueza de diversidad biológica y de la agrodiversidad, crucial para la alimentación y la medicina en el mundo y, por ello, también es blanco del interés de las grandes corporaciones transnacionales interesadas en lucrar con los bienes comunes. Desde esta perspectiva, el maíz y nuestro país, su centro de origen y diversidad genética del cobran gran relevancia para estas empresas, en especial Monsanto que controla el 91 % del mercado mundial de semillas55. En México, las semillas transgénicas de maíz, representan una seria amenaza para la agricultura familiar campesina donde se cuida y conserva la amplia diversidad de maíz y otros cultivos de la milpa, en nuestro país el tema tiene un carácter estratégico, somos es el centro mundial de origen del maíz y cuna de una gran agrodiversidad basada en enorme riqueza genética. En prácticamente todos los centros de origen el mundo se ha prohibido la liberación de cultivos transgénicos, por ello en México es fundamental preservar esta diversidad biocultural, resultado de miles de años de coevolución entre las culturas mesoamericanas y el maíz. Este contexto agroecológico coloca a nuestro país en una situación peculiar en torno a los posibles efectos y consecuencias de la liberación de maíz transgénico.

La evidencia es contundente: no es posible la coexistencia de maíces transgénicos y nativos sin contaminación de estos últimos, por lo cual única política de bioseguridad acorde con los datos rigurosos disponibles y el contexto mexicano implica la prohibición de la siembra a campo abierto de maíz transgénico en todo el territorio nacional.Las formas de vida de millones de campesinos y su invaluable conocimiento, así como la soberanía alimentaria de México, están en peligro con la liberación de maíz transgénico en cualquier parte del territorio nacional.

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