Abortando a la mamá, creando maternidades

Por Alicia, mamá de un niño de 5 años, egresada de la licenciatura en Psicologia y originaria de La Paz BCS

Antes de empezar, quiero expresar mi admiración a todas las mujeres que siguen luchando por que cada día las siguientes generaciones tengan control de decisión sobre sus vidas y sus cuerpos, ya que la maternidad es una elección y no una meta.
A mis 21 años decidí empezar una nueva experiencia que hasta el día de hoy no sé cómo terminará, pero que puedo decirles, he disfrutado mucho. Si bien creo que ninguna sabe o esta preparada para tener unx hijx sin importar la edad que tenga, debo aceptar que creo que mi camino empezó muy joven y que tenía muchos planes los cuales tuve que cambiar y/o posponer.

La maternidad es un tema delicado cuando se le discute, ya que no hay rol más importante y entregado para la cultura Mexicana. Cuestionar la manera de llevar la maternidad es como negar todos los valores que nos representan y nos forman como sociedad. Pero si bien este rol es de los más respetables e importantes, es el más esclavizante, ignorado, reprimido y mal pagado de la historia.

01

A mi forma de pensar deberíamos ser solo madres para nuestros hijxs, y mujeres experimentando maternidades para la sociedad, porque tener hijxs no nos hace ni más ni menos a otras mujeres, y el tener hijxs tampoco nos define como mujeres, sino que es una experiencia más que nos forma como individuos a las que decidimos serlo.

A partir de todas las “afirmaciones” que me han dicho de la maternidad P. ej. “El instinto de madre te va a brotar cuando tengas en tus brazos a tu hijo” o “si llega a pasar algo, vas a pedir que salven a tu hijo primero, porque así somos las mamás”.

Pareciera que hay un chip natural con el que nacemos las mujeres, que eventualmente cuando seamos madres, se activará de manera instintiva, y sabremos qué hacer, cómo hacerlo, y para qué hacerlo. Dicen que este instinto es de los más primitivos, como el de los animales, pero como vivimos en el siglo XXI y somos gente de evolución, se le pone el nombre de amor incondicional. Y también se dice que es este amor incondicional el que hará que la madre ponga por sobre todas las cosas, incluso, por sobre ella misma a su(s) hijxs, y de la misma manera, este amor hará que la sociedad ponga a la madre como el rol más importante. Pero para que este rol se lleve a cabo, el cuerpo y la mente de la mujer que está a punto de convertirse en madre, debe de pasar por una metamorfosis completa.01

La personalidad de la mujer se debe resetear desde el día en que ella se entera que será mamá, se manda al carajo sus años de niña, adolecente, y/o mujer que le costaron para formar su propia personalidad, su carácter, su metas, etc. tiene que comenzar todo de nuevo, pero esta vez tiene un instructivo y un molde que llenar, y no puede dejar nada de lado, incluso si para ella ciertas características son innecesarias, inútiles, o simplemente no le gustan, ya que cada una de esas características son indispensables para que el producto final sea “perfecto”. Debe de dejar de un lado sus planes, y comenzar a planear los del/la niñx que espera, y entender que ella ha quedado en segundo, tercer, cuarto termino, por una personita que aún no conoce, pero que según lo que se nos ha dicho, será lo que más amaremos lo que nos queda de vida.

La sociedad se ha encargado de vender la idea de la maternidad como lo más hermoso que pueda existir, algo que todos deberían envidiar, admirar, idolatrar o buscar como meta, ya que no hay nada más gratificante que ‘dar vida’. Sin embargo, el apoyo de la sociedad no dura para siempre, y es así como comienza la lucha por llegar a la meta de la maternidad perfecta. Desde el primer día de vida del bebe, la vida de la madre se convierte en un trabajo analizado a detalle por todos los que la rodean, personas conocidas y desconocidas, con o sin hijos, que se sentirán con el derecho de calificar, criticar o señalar el modo correcto de ser madre y cómo crear unx ciudadanx productivx y sanx, tanto física como psicológicamente. Es ahí donde lo más hermoso se convierte en una de las cargas más pesadas, ya que se pone a prueba a la madre por el resto de la vida del/la hijx y por las decisiones que este tome. Es verdad que por un tiempo la mamá es responsable de la vida de su hijx, en donde existe una relación de enseñanza y aprendizaje, pero eventualmente este lazo tiene un término y cada persona es responsable de sus propios caminos.

 

03A mis 21 años empecé a aprender a ser mamá. A los casi 23 decidí dejar de aprender y comenzar a tener un hijo, a formar y vivir mi propia maternidad, ya que ser madre, todo lo que implicaba ser madre según esta sociedad, se interponía entre mi felicidad y la de mi hijo. Decidí que tenía que ser una felicidad que se construyera a la par, sin poner a uno sobre el otro, ya que ambos tenemos necesidades, gustos, planes, proyectos, vidas diferentes, y que aunque él está en proceso de aprender, ya está viviendo una vida aparte con sus propias experiencias, y que su vida no se interpone en que yo siga viviendo la mía, ambos somos espectadores de primera fila.

No es mi intención hacer menos a nuestras mamás, abuelas, tías, amigas, etc. aplaudo su valor y trabajo al decidir ser madres bajo la estructura que sea, incluso si es a la que me refiero en este escrito, y hay mucho que podemos tomar de sus experiencias para mejorar las que vienen. Y entre más historias de mujeres con hijxs conozco me doy cuenta que compartimos diferentes experiencias unidas por sentimientos similares de felicidad, desesperación, amor, duda, etc. si algo tenemos en común es la duda de si estamos haciendo bien las cosas. Abortemos el ideal de la madre perfecta, de la madre que sufre, de la madre que se hace a través del dolor, que tenemos que dejarnos por un lado para entregarnos 100%, desnaturalicemos la idea de que nacimos para ser mamás y comencemos a creer en la idea de que nacimos para ser libres, para tomar nuestras propias decisiones, empecemos a formar maternidades donde se incluya todas las maneras de tener hijxs, de educarlos, de vivirlos, para que de esta manera todas las madres nos sintamos parte de una comunidad, de una sororidad de mujeres en proceso de experimentar una etapa nueva y diferente para todas.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *