“Cuídate de los buenos porque los malos ya estamos señalados”

Por: Graciela Larios

Por segunda vez, Edna Yukari trató de cruzar la frontera. Cada ocasión que la patrulla fronteriza la sorprendió era enviada a algún centro de detención. Su tiempo de reclusión aumentó con sus repetidos ingresos. En una de ésas fue atada de las piernas, las manos y la cintura. Edna sólo quiere estar con su hija que reside en Estados Unidos y procurarle una vida digna, pero el hecho de ser migrante es suficiente para condenarla como si fuera una “criminal” en Estados Unidos. Ella fue la única mujer que colaboró con su bata para la exposición de uniformes de prisión llamada: “Cuídate de los buenos que los malos ya estamos señalados”.

Los 50 hombres y una mujer deportados que participaron en este proyecto, llegaban con su uniforme de la cárcel puesto al comedor Iniciativa Kino para la Frontera (IKF). Esta organización fue inaugurada desde enero de 2009 por organizaciones de Estados Unidos y México, promueve entre estos países las políticas migratorias que afirman la dignidad de los seres humanos, así como solidaridad bi-nacional a través de asistencia humanitaria, acompañamiento directo con el/la migrante y educación social y pastoral. IKF opera en el área de Nogales, Sonora y Nogales, Arizona.

A las personas migrantes lo primero que se les brindó en el comedor fue ropa limpia, ya que si policías, crimen organizado y sociedad civil los distinguían podían ser víctimas de acoso, extorsión y secuestro, al mismo tiempo de ser tachados de delincuentes. Aunque el gobierno mexicano conoce la violencia que sufren los migrantes por los carteles y otras autoridades, hace oídos sordos y cierra sus puertas para la solución de la problemática. “Esta bata me hizo más fuerte por las experiencias que viví y ahora lo comparto con ustedes”, dijo Edna sobre el uniforme verde que usó en la cárcel.

Esta exposición fue coordinada por Paloma Patlán, una chica alta y de piel morena; de cabello oscuro hasta los hombros y rostro amable con ojos de obsidiana. Ella es una estudiante de Relaciones Internacionales y entró a trabajar como becaria en el Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) del ITESO, en donde organizó el proyecto con los uniformes de las personas migrantes. Paloma les pidió que con sus propias palabras describieran aquellas emociones que sintieron cuando llegaron a la frontera de México después de ser deportados, para posteriormente escribirlas en sus uniformes. “Se les decía que antes de dejar su casa y familia qué consejo se darían”, comenta Paloma.

La exposición que duró cerca de diez horas mostró la desesperación, pena, miedo, dolor y esperanza que se cuelan entra cada línea escrita. Se dio una probadita con unos cuantos casos sobre la realidad de la frontera norte.

Soy emigrante que sufre 
al estar tan lejos
de mis padres y mi patria
donde me vieron crecer
un día crucé la frontera
buscando el triunfo

Fragmento canción El Emigrante

Todas las playeras de los hombres son azul cielo y unas pocas blancas, a excepción del punto verde de la bata de Edna que destaca entre el mar de tela azulada; no tienen ningún bordado, tan sólo las frases que plasmaron estas personas. A la sombra de los enormes árboles del ITESO, las playeras fueron exhibidas sobre ganchos de plástico que colgaban de una estructura de tubos plateados. Las historias que le parecieron más importantes a Paloma fueron colocadas sobre figuras planas de madera con forma de siluetas humanas. Sobre una de esas figuras está el uniforme de Óscar, de quien una de sus frases fue el título de la exposición.

Óscar estuvo más de cinco años en prisión. Fue capturado por delincuentes cuando por fin había llegado a territorio estadounidense, pero lo retuvieron para exigir dinero a sus familiares. Óscar fue sorprendido por la policía dentro de la casa donde se encontraba secuestrado y ellos infirieron que era cómplice de una red de trata de personas, cuando en realidad era víctima. “Lo único que te puedo decir es que no dejes que te laven el coco para que no te pase lo que a mí”, escribió Oscar.

Por otra parte, Víctor con sus palabras aconseja que no creamos todo lo que la gente nos cuenta, el dinero no es importante cuando se tiene la oportunidad de trabajar en tu lugar de origen, debes de aferrarte a ella. Añade que lo monetario puede ser la perdición, porque no hay nada más sagrado que la familia, y si quieres cruzar la frontera tienes que pensarlo 5 mil veces.

Soy emigrante 
cómo extraño a mi país
a mis hijos y hermanos
a mi madre idolatrada
al amor que me lloraba
cuando me miró partir

Fragmento canción El Emigrante

Casos como el del Edna, Oscar y Víctor ocurren diariamente. Según el Informe Anual 2014 de IKF, en promedio, de 600,000 a 800,000 inmigrantes indocumentados son deportados cada año y tienen que soportar políticas de inmigración que mantienen a miles de familias separadas, a veces durante años, mientras los niños crecen y los ancianos se enferman lejos de sus seres queridos. Las principales nacionalidades de estos migrantes son de México y Honduras.

Uno de los propósitos más importantes de esta exhibición fue que los migrantes se representaran a ellos mismos, no como un número más en la cuenta de encarcelados y deportados. “Tenemos que ver hasta dónde esta gente es la mala, y hasta qué punto las autoridades son el lado bueno”, explica Paloma.

La mayoría de los migrantes indocumentados buscan una forma de salir de la situación precaria que viven, son forzados a cambiar de territorio y buscar mejores oportunidades de las que ofrece su país de origen. A pesar de la violencia y otros factores que impiden pasar al otro lado, muchos deportados no se rinden y siguen intentando.

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