¿Exactamente qué es la violencia en contra de las mujeres?

Por: Mariana Espeleta, Académica experta en Género del CIFS ITESO

A menudo, al escuchar este término se piensa en la violencia doméstica, los golpes y las agresiones que algunas mujeres reciben en su entorno familiar, por lo general a manos de su pareja o expareja. Aunque este es uno de los aspectos más conocidos y evidentes de la violencia contra las mujeres, en realidad el término se refiere a una gama muy amplia de conductas que no siempre dejan una huella visible.

La violencia contra las mujeres se caracteriza por el componente de género. Esto quiere decir que está relacionada con la apreciación cultural que inferioriza a las mujeres, y con el desigual acceso a los recursos y al poder que permite que en una sociedad determinada, exista una estructura que tolera o incluso promueve que los hombres ejerzan un control simbólico o material sobre las mujeres; por esta razón, hablamos de un problema público que afecta a la sociedad en su conjunto, y no de un asunto privado de la esfera individual o doméstica. Haciendo un paralelismo con la violencia étnica, que se ejerce en una sociedad racista, la violencia contra las mujeres se ejerce en una sociedad sexista.

La violencia contra las mujeres, no es exclusiva ni de una región, ni de una clase social, ni de un colectivo humano particular: sucede a lo largo y ancho de todo el mundo, e incluso en los países más democráticos, igualitarios y avanzados en la atención a este problema, existen casos de violencia cotidiana en contra de las mujeres. Por supuesto, los aspectos estructurales, culturales y coyunturales de cada región particularizan las formas y la intensidad de la violencia en contra de las mujeres; ciertamente en contextos de mayor discriminación y violencia generalizada, mayor es el riesgo: las guerras, las hambrunas y las catástrofes naturales presentan condiciones de mayor vulnerabilidad para mujeres y niñas.

La violencia contra las mujeres puede ser muy sutil, apenas perceptible por quienes no la ejercen ni la padecen como el chantaje, el control o las pequeñas acciones que busquen minar la auto-confianza y la dignidad. Existen también las formas de control económico, limitando el acceso a los recursos, la comida o los medios de subsistencia. Además de estas formas de violencia ejercidas a nivel personal o comunitario, existen formas de violencia estructural -ejercidas por el Estado- a través de políticas públicas que pretenden el control del cuerpo de las mujeres y su acceso al poder, con fines de utilidad pública, por ejemplo: negar el derecho a decidir sobre el número de hijos, sobre la elección del cónyuge, negar el derecho a votar y ser votadas, a la participación en la toma de decisiones, etc.

La violencia contra las mujeres, sea sutil o brutal, impacta negativamente en todos los ámbitos sociales y solamente puede ser atajada con cambios en la estructura cultural, política y económica. Las cifras en México y en el mundo son alarmantes, y aunque se ha mejorado en algunos aspectos y regiones, también existen indicadores de que algunas formas de violencia crecen a escala global; como la trata con fines de explotación sexual y el trabajo forzado.

Para saber más:

Estadística Infográfica de ONU Mujeres:  http://goo.gl/4F3Bvw

ONU Mujeres: “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”:  http://goo.gl/QXyYrL

ACNUR: “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”: http://goo.gl/YXJbrZ

Instituto Nacional de las Mujeres: “Sistema de Indicadores de Género”: http://goo.gl/ZPIy0v

 

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