Una perspectiva del desarrollo de programas de empoderamiento en mujeres

Por Selene De la Cerda Lobato y Estefanía Sánchez López

Si es un conflicto dual, esto te causa efectos en lo emocional, en lo físico y en la relación. Pero cuando logras cumplir una meta después de tanto esfuerzo supe identificarme como persona y mujer antes que mamá y esposa. Duele, es una metamorfosis, es un cambio completo pero lo vale, vale la pena. (Informante 12, Octubre del 2013)

El Centro Productivo Empresarial Comunitario (CPEC), parte de la lógica de concebir el empoderamiento de las mujeres como factor clave para el cambio estructural en la dinámica familiar y por consecuencia, como componente principal para la disminución de los factores de vulnerabilidad en las poblaciones atendidas.

El Sistema de Desarrollo Integral Familiar (DIF), con el apoyo de U de G virtual y de la Secretaría de Promoción Económica de Zapopan (PROEZ) se dieron a la tarea de crear el CPEC, el cual tuvo inicio en la colonia Vista Hermosa en el 2011[1], entonces como el proyecto CPEM (Centro Productivo Empresarial para la Mujer). Dicha zona, conocida por ser una colonia marginada del municipio de Zapopan, se caracteriza por tener un importante número de habitantes  que deben salir a otros lugares de la ZMG para laborar, así mismo, en la colonia y sus alrededores, existe un alto índice de pobreza, pandillerismo y violencia, entre muchos otros factores, que la convierten en un lugar vulnerable de la ciudad.

La investigación llevada a cabo tuvo como objetivo principal, el identificar los factores psicológicos, psicosociales y sociológicos que están involucrados en la deserción de las participantes del programa de mejora productiva.

Para cumplir con la petición expuesta por el DIF se realizó un análisis del contenido de los discursos de los actores que conforman el programa CPEC (usuarias, maestros y directivos). Así mismo se trabajó en la categorización de la información lo que tuvo como resultado tres grandes bloques: 1) Recursos del programa, 2) Incitación a la asistencia del programa y 3) El proceso que se lleva durante el programa. Cada una de estas vertientes desglosa los diferentes factores[2], que son causa de la deserción en distintos momentos del proceso de las mujeres, los cuales en su mayoría pueden ser resueltos con cambios factibles en la estructura del programa y mejor aún, pueden evitarse si se cuenta con una perspectiva amplia de la población atendida, su contexto y su condición.

A partir de la investigación realizada se plantea un análisis crítico que propone distintos factores involucrados en el éxito de los programas sociales, principalmente la importancia de estructurar dichos programas con base a las especificidades de la población atendida.

Es importante señalar que todo programa tiene un tiempo de duración que se encuentra condicionado a la administración que lo atiende, por lo que, en la gran mayoría de los casos, la temporalidad de los programas depende del gobierno que se encuentra activo, siendo este mismo el único que cuenta con la información que sustenta y da funcionamiento a los programas en práctica. Por lo anterior, existe el riesgo de una ruptura en la continuidad del programa cuando este se enfrenta a un cambio de administración, hecho que provoca un deterioro en la estructuración y ejecución pues la información que sostiene el programa se pierde, entorpeciendo el funcionamiento del mismo.

Así mismo nos encontramos frente a la realidad de que los programas sociales, implementados en instancias gubernamentales, se ven obstaculizados en su camino al éxito debido a que parten desde la visión de las instituciones y son estructurados de manera homogénea, por lo que al  momento de su aplicación en distintos escenarios, no se prevén las características específicas de cada población y por lo tanto son poco considerados los factores específicos que pudieran motivar o desanimar a los participantes dentro del programa. Es decir, se identifica desde la presente investigación que el éxito de un programa está directamente relacionado a la consideración de la realidad subjetiva de la población, tales como: contexto social, estrato socioeconómico, posicionamiento geográfico, historia del lugar o como principalmente se aprecia en este caso: el género.

Por lo anterior, se puede afirmar que la fuerza de los roles atribuidos al género femenino juegan un papel fundamental en la frecuente participación a los programas productivos. Gran índice de los factores involucrados en la deserción de las participantes están relacionados a los “deberes” como mujer, tales como: ser madre, cuidadora, administradora del hogar, esposa, etc.  Aunado a esto,  no sólo se identifican factores que se presentan a nivel doméstico, sino que culturalmente el “fallar” a estos roles tiene una connotación negativa en la identidad de la persona. A su vez, en este caso, al tratarse de un programa cuyo objetivo es formar una microempresa, representa un reto aún mayor para las mujeres, ya que regularmente implica vencer parámetros que usualmente no están asignados al rol femenino, como: ser el sustento económico del hogar, o apoyar de manera significativa a esta , dirigir una empresa e incluso “hacer negocios”.

 Ver más


[1] Actualmente se ha abierto el programa en el centro DIF de la colonia Venta del Astillero y se tiene planeado abrirlo en la colonia Santa Margarita.

[2]Los resultados obtenidos del análisis realizado se pueden revisar en el documento adjunto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *