El aire, los movimientos ciclistas y sus contaminaciones.

Por Gerardo Pérez Viramontes.

“Un asunto que no había sido tomado en cuenta como problema asociado a la movilidad urbana-motorizada, son los efectos que tiene la contaminación generada por los vehículos automotores, sobre la salud”.

Uno de los criterios que orientan la investigación que realiza el [CIFS-ITESO] es el trabajo interdisciplinario, es decir, la conjunción de saberes para esclarecer problemáticas sociales planteadas como objeto de estudio, y así identificar las alternativas que existen o pueden crearse para una solución integral. De los múltiples problemas, hace 4 años decidimos abocarnos a los conflictos en torno a las agrupaciones ciclistas que existen ebicipaseo_kareninan Guadalajara y de cómo se van consolidando la bicicleta como una alternativa de movilidad no-motorizada. Además de la diversión, el ejercicio o el conocimiento arquitectónico de la ciudad que promueven los cerca de 30 grupos que hay actualmente en la Ciudad, algunos de ellos buscan incidir también en el ámbito de lo político. Éstos últimos, desde una visión alternativa de lo que se entiende generalmente por desarrollo, tratan de transformar el tipo de movilidad que se ha centrado en el uso indiscriminado del automóvil y la construcción de grandes avenidas, puentes y pasos a desnivel para los coches; y que ha dejado de apoyar otras formas de movilidad como la peatonal, la ciclista o el transporte público. Sin embargo, por “las cegueras del conocimiento” –como diría Edgar Morin–, que uno viene arrastrando por el propio contexto socio-cultural en el que se ha desarrollado, un asunto que no había sido tomado en cuenta como problema asociado a la movilidad urbana-motorizada, son los efectos que tiene la contaminación generada por los vehículos automotores, sobre la salud.

Una primera reflexión en relación a esta faceta de la de la movilidad surgió el domingo 28 de febrero del 2012 cuando GDLenBici convocó a la ciudadanía interesada a sumarse a una acción tendiente a concientizar a los paseantes de la Vía Recreativa sobre los efectos nocivos que acarrea para la salud la contaminación del aire que respiramos (un video de esta acción puede verse en: http://www.youtube.com/watch?v=7h5TpDKyAQw). Posteriormente, en el 5º. Congreso Nacional de Ciclismo Urbano, se aportaban datos para comprender la magnitud de este problema: 1) en México, entre 2001 y 2005, murieron 38 mil personas por afectaciones relacionadas con la exposición a la contaminación atmosférica, 2) en 2010 murieron 14,734 mexicanos por padecimientos asociados a las altas concentraciones de partículas en el aire, 3) en 2011, el 99.5% del monóxido de carbono emitido en la Zona Metropolitana de Guadalajara provino de los automotores. Así mismo, en otra conferencia, se señalaba lo nocivo que resulta para la salud circular por ciclopistas que están puestas al lado de las avenidas, ya que al requerir mayor cantidad oxígeno para moverse, los cicilstas llenan sus pulmones con aire sumamente contaminado. Cualquier calle de la ciudad tendría que ser reconocida y respetada como vialidad para los ciclistas, se argumentaba en dicho Congreso.

Esta nueva perspectiva sobre uno de los problemas vinculados a la movilidad urbana enriquece la investigación al plantearnos nuevos derroteros sobre los que habría que enfocar el análisis para la construcción de alternativas. Así, en las propuestas que se le hacen al gobierno federal en Hacia Ciudades Saludables y Competitivas: Moviéndose por un Aire Limpio, se sugiere actualizar o crear normas sobre la calidad de los combustibles, las tecnologías para el control de emisiemuerorespirarones, salud ambiental, así como fortalecer los mecanismos para su aplicación. En términos de gestión pública, se le propone eliminar de manera progresiva los subsidios a los combustibles, desarrollar sistemas de transporte público integral, reducir el uso del automóvil en zonas metropolitanas, fomentar el crecimiento urbano compacto, desarrollar programas de verificación vehicular en ciudades con más de 500 mil habitantes y crear incentivos para mejorar los autobuses urbanos. Y en cuanto a la participación, la información o la comunicación social que contribuya a contrarrestar esta problemática se considera importante fortalecer la investigación científica para analizar las posibles relaciones entre mala calidad de aire y sus impactos en la salud, los ecosistemas y la economía, generar mecanismos de comunicación accesibles para provocar percepción de riesgo y herramientas de prevención, así como impulsar programas como ProAire (consultar el programa en la página de la SEMARNAT) en un mayor número de ciudades.

Finalmente, como una más de las propuestas surgidas desde la sociedad civil para revertir el impacto de la contaminación del aire en la salud de los mexicanos, cabe mencionar el 1er Concurso de Cartel titulado “Me muero x por respirar”, organizado por la BiciRed a nivel nacional, a través del cual se busca hacer visible esta problemática para crear conciencia e identificar las mejores soluciones (puede verse la convocatoria en: http://www.bicired.org/web/com/163-me-muero-x-por-respirar).
Hablar de sustentabilidad es hacer referencia a la vida y qué otra cosa más necesaria que el aire no contaminado para permanecer vivos. Es ahí donde la bicicleta cobra su sentido como un medio de transporte alternativo y sustentable.

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