Día de la mujer: retos hacia la equidad

Por Elsa Ivette Jiménez, profesora del Centro Universitario Ignaciano. Actualmente colabora en Generacción, proyecto dirigido a adolescentes y jóvenes para prevenir la violencia de género.

En el marco del Día Internacional de la Mujer resulta pertinente reflexionar sobre algunos retos que plantea la construcción de una sociedad más justa y equitativa entre los sexos. En específico, me interesa abordar la cuestión del trabajo y sensibilización con jóvenes y adolescentes en este tema, pues son ellos quienes tienen en sus manos la elaboración de legislaciones, agendas y prácticas que habrán de dar forma a las sociedades venideras.

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Paradójicamente, desde el plano gubernamental, este sector es uno de los más relegados dentro de los programas de impulso a la equidad de género y de prevención de la violencia, pues las acciones se limitan a la recepción de charlas o talleres sobre prevención de embarazos y ETS, elaboración de proyectos de vida y poco más. En general, las estrategias educativas orientadas a adolescentes y jóvenes continúan encasillándolos en base a los estereotipos tradicionales de género, reforzando así su reproducción.

Desde las estructuras escolares habría que propiciar una reflexión orientada a comprender el origen, alcance y repercusiones de las construcciones de género, para así poner en duda su presencia y efectividad en el mundo actual y en el que queremos construir, más justo y humano. La apuesta es centrarnos en el paradigma de la persona como un ser que ante todo y pese a todo posee dignidad y libertad. Esta libertad es la que buscaríamos ejercer con mayor plenitud, sin las ataduras y prejuicios que los estereotipos y los juicios de valor sobre lo masculino y femenino han venido encasillando y coartando.

Para llegar a ello, sin embargo, habría que pagar una deuda histórica con las mujeres. Comprender que las brechas de género no son sólo de carácter estadístico y descriptivo, sino resultado de la superposición de capas de discriminación y exclusión que tienen un efecto perverso en las experiencias de vida; que minan las posibilidades, los anhelos, que multiplican las jornadas de trabajo, gastan las fuerzas, consumen energía, arrebatan la vida. Pero que pese a todo ello, las mujeres hemos podido construir resistencias, hacer equipos, generar cambios.

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Reconocer la violencia que contra las mujeres se ha ejercido en múltiples ámbitos y formas, pero también visibilizar los logros y aportaciones de éstas ha de ser un paso necesario para poder construir la igualdad.

¿Qué acciones pueden realizarse con jóvenes para emprender esta reflexión?

Un punto importante es ayudarles a visibilizar los roles de género, enseñarles a distinguirlos en distintos medios, en las prácticas y en los discursos. Resulta importante conversar con ellos, saber cómo viven estos estereotipos y de qué manera les afectan las múltiples caras de la violencia de género, comprender de qué formas buscan hacerle frente, construir resistencias. Otro aspecto consiste en visibilizar las luchas y las contribuciones que las mujeres han hecho a la sociedad en la que vivimos y dejar claro que el camino es aún largo y que el trecho avanzado no fue gratis. En este aspecto me parece importante que las generaciones más jóvenes conozcan el trabajo que las feministas hemos venido desarrollando, identificando las propuestas y objetivos, las batallas libradas, tanto las ganadas como las perdidas.

Es necesario que quede claro que la lucha por los derechos de las mujeres no se ha agotado, ni terminado y que es tarea de las y los jóvenes definir el rumbo que este proyecto de libertad, equidad y justicia entre los sexos habrá de tomar.

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