Por Alejandro Rodríguez, estudiante de Administración Financiera, y Alejandro Patiño, egresado de Contaduría Pública. Ambos participaron en el PAP Interdisciplinar para el Desarrollo Regional del Sur de Jalisco fase II en Otoño 2012, donde aún continúan colaborando. Ambos están interesados en alternativas de desarrollo sustentable.
Podemos resumir nuestro trabajo realizado en la región del sur de Jalisco hablando de un solo concepto: economía solidaria. La experiencia nos dice que es una manera más equitativa y responsable de administrar los recursos para producir algún bien o dar un servicio, preservando la dignidad e integridad de quienes están involucrados en el proyecto así como el entorno en el que se trabaja.
Nosotros [los Alejandros], desde el inicio de nuestro PAP Construcción de ciudadanía y desarrollo alternativo en diversos municipios del sur de Jalisco, en enero 2012, teníamos en mente realizar un trabajo atípico a lo que nuestras carreras por lo general ofrecen en otros proyectos. Obviamente buscábamos aplicar nuestros saberes profesionales, pero no el entorno convencional de la pequeña o gran empresa en la que el objetivo final es “sólo incrementar las utilidades”, por ello, desde enero hasta diciembre del año pasado tuvimos una experiencia que como lo han hecho muchos, cambió el rumbo de nuestra vida profesional.
Actualmente hemos visto que hay otros mundos, otras alternativas de economía aparte del capitalismo depredador que vemos aquí en la ZMG o en la mayoría de las grandes urbes de nuestro planeta. Colaborar con la Alianza Ciudadana para el Desarrollo Alternativo del Sur de Jalisco [ACRDA-SURJA] nos ha enseñado que el realizar una actividad económica implica un alto grado de responsabilidad.
Cada acción tiene una repercusión buena o mala hacia otras entidades, cuestión que la mayoría de las empresas no tiene en mente a la hora de crear productos o servicios de baja calidad, que no cubren necesidades reales del consumidor, que son elaborados sin pensar en la contaminación que la empresa genera o el desgaste excesivo de recursos naturales que implica su producción, peor aún, negocios que no muestran interés por preservar la dignidad y calidad de vida de sus colaboradores. Al contrario de esto, existen empresas que fabrican productos de alta calidad, sin contaminar y reutilizando materiales, cuidando del desarrollo integral de sus socios o trabajadores. Esas ideas, esas prácticas y esos valores no están tan lejos.
Nosotros los hemos encontrado en diversos municipios del sur del estado como Usmajac, Ciudad Guzmán, Huescalapa y Gómez Farías. Logramos un intercambio tan completo y redondo de habilidades y conocimientos como cada una de las partes propuso y dispuso.
¿A qué se debe que en aquellos lugares haya dichas empresas o negocios? La respuesta no es simple, creemos que intervienen tantos factores y tan diversos como lo es la falta de oportunidades de empleo, un mayor contacto con los recursos naturales y mayor concientización del cuidado de estos, una mayor asociación entre miembros de la comunidad y vecinos la cual forma organizaciones constantes y comprometidas con la problemática social… entre muchos otros.
Al principio del proyecto nos preguntamos ¿por qué si la filosofía de dichas empresas está en pro de una mejora para todos, no han tenido tanto éxito como debieran? ¿Cuál es el factor clave del éxito que determina el crecimiento en este tipo de negocios? A lo largo de todo el año tuvimos la tarea de apoyar a estas organizaciones en la búsqueda del crecimiento económico, tratando de resolver dichas cuestiones pero enfocados en problemáticas cien por ciento tangibles y actuales. Mediante talleres básicos de planeación estratégica, contabilidad, comercialización, producción sustentable y educación financiera, tratamos de visualizar acciones para resolver aquellos cuestionamientos, pues, como ya mencionamos, es la aplicación de nuestros saberes profesionales, sólo que en un campo de acción muy particular.
La ACDRA-SURJA, además de promover esta alternativa económica, también trabaja sobre otros dos ejes: uno aborda la acción cívico-política y el tercero el cuidado del medio ambiente. Esto es lo que como profesionistas nos ayuda a complementar el trabajo, pues nos da una perspectiva más amplia del accionar dentro de las comunidades, en donde tienes que estar consciente de las repercusiones y las interacciones con otros objetivos, otros proyectos y otras organizaciones.
Por ejemplo, en Huescalapa los productores de lombricomposta [abono de lombriz] utiliza envases reciclados para vender sus productos, la cooperativa de mujeres de Axomaxac [tostadas Tradición Leonor] utilizan maíz orgánico que se siembra ahí mismo y lo utiliza como materia prima, Manjares Selectos del Sur cultivan el hongo seta de la mejor calidad y dan a conocer al consumidor los beneficios que trae comerlos, aparte de destinar los residuos de su producción para alimentar a las lombrices, mismas que producen el abono para cultivar el maíz y el frijol orgánico. Éste se vende a precio justo a la cooperativa de ahorro y crédito en Gómez Farías donde se preparan despensas como beneficio para sus socios ahorradores. Todo es un ciclo que no tiene ni principio ni fin, todo se reutiliza y el beneficio es comunitario.
Ahora solo nos queda decir que el trabajo sigue, que hay nuevos retos para este año y que esperamos seguir fortaleciendo lazos con la gente de aquellas organizaciones, tanto a nivel institucional para que otros estudiantes acudan a esos escenarios a realizar sus prácticas, como para nosotros mismos ya que hemos hecho una relación muy estrecha con cada una de las personas que colaboran allá.
Suponemos que esa es el verdadera clave del éxito: crear una nueva forma de trabajo colaborativo con personas a las que estimas y sientes admiración, y no sólo para ganar dinero ni ser mejor que otros, sino por el hecho de dignificar la labor de todos y respetar los recursos de los cuales disponemos.
*Conoce más a detalle sobre su proyecto Consultoría Administrativa en el Eje de Economía Solidaria.