Para evitar perder otra oportunidad: Alcalde y Periférico


10oPor Juan Palomar

Los nodos viales no son eso: son –o deberían ser- nodos urbanos. Esto es, aprovechar la ubicación estratégica, la  movilidad y la plusvalía de esos contextos para rehacer provechosamente los entornos urbanos. Hasta la fecha, no se ha sabido aprovechar esa gran oportunidad. Se hacen simplemente “soluciones viales” y se deja al garete todo lo demás.

Parece ser el caso de una importante obra en proceso: la del cruce de la avenida Alcalde con el Periférico. Según una gráfica que fue publicada en las redes, se está optando una vez más por atender, exclusivamente, la movilidad automotriz. Peatones, ciclistas, conectividad urbana: todo luce por su ausencia. La jardinería es lo más primitivo: extensas áreas de zacate que necesitan grandes cantidades de agua y mantenimiento y dan pocos servicios ambientales. Ni por asomo una idea de qué sucederá en el contexto. Otra vez lo mismo.

¿Qué alternativas hay? La gráfica adjunta muestra un trabajo realizado por un grupo de alumnas de la Escuela de Arquitectura del Iteso. Algunas características: en lugar de dos medias glorietas casi inservibles, lograr una glorieta completa techando el periférico y dotándola de un buen suelo vegetal. Encima de esa plataforma de 170 metros de diámetro (más grande que la Glorieta de Chapalita) se plantea un gran parque que beneficiará a miles de habitantes que carecen de ese equipamiento. Se accede al parque por cuatro rampas-túneles situadas en las cuatro esquinas. Estos túneles tendrán vigilancia permanente y pequeños comercios barriales. Ya en el espacio verde –aislado del tráfico y protegido del ruido-, hay cafetería, juegos de niños, áreas de ejercicio para adultos, pistas para correr y caminar, zona de viejitos, espacios para día de campo, etcétera.

El contexto se arboriza intensamente, no solamente las dos avenidas principales sino las demás vialidades. Los predios circunvecinos pueden entonces desarrollarse verticalmente con edificios mixtos: comercio y servicios en planta baja y pisos de departamentos. Cualquier buen promotor inmobiliario sabe que esto es más que posible.

Así, con una inversión ligeramente mayor, en lugar de obtener un paso a desnivel más, excluyente y hostil para su entorno y sin ningún beneficio urbano adicional, se podría constituir un enclave citadino reconocible, habitable, ecológicamente responsable, capaz de recuperar habitantes para la ciudad, beneficioso en todos sentidos. Es indispensable pensar la ciudad integralmente y dejar de hacer grandes inversiones del dinero público que siguen beneficiando y fomentando exclusivamente al tráfico automotor.

Muy posiblemente, con voluntad política y visión, estemos a tiempo de evitar la pérdida de otra gran oportunidad urbana. Las autoridades, y la sociedad civil, tienen la palabra.

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