Los mundos de Bernardo Gómez Pimienta


Bernardo Gómez Pimienta, arquitecto que va de la casa a la taza y del pabellón al sillón, es un malabarista de la escala geométrica. Hoteles, clubes o estaciones de bomberos, librerías, parabuses y bancas urbanas, o bien, vasos, fruteros y manijas, están en el “surtido de trabajo” suyo que recopiló bajo el sello editorial de Arquine y el auspicio del Conaculta.

El libro, que lleva su nombre por título, es el segundo muestrario de su trabajo en arquitectura y en diseño de objetos. “Es una recopilación del trabajo de 2003 para acá que combina proyectos construidos y objetos de diseño industrial, entonces tienes un edificio, una silla, una casa, un vaso y pasas por diferentes escalas, lo que a mí me parece sugerente”.

Recientemente presentado en la Ciudad de México el pasado 14 de marzo con la presencia de Agustín Hernández, Luis Enrique Mendoza, Miquel Adriá y la afamada Zaha Hadid quien “es muy raro que escriba o presente, pero muy amable ella, quiso hacerlo porque fue mi profesora en la maestría (Universidad de Columbia) hace muchos años”, el libro cuenta además con textos de los antes mencionados y de otros grandes nombres del medio como Peter Cook y Eric Owen Moss.

Multiplicidad y austeridad

En su escrito, la angloiraquí Hadid enaltece la duplicidad de Gómez-Pimienta como arquitecto y diseñador de mobiliario y productos. “Su trabajo aquí documentado adapta principios de diseño a varias escalas para lograr una visión arquitectónica única”, dice ella, mientras que el estadounidense Eric Owen Moss arranca por decir: “Lo sencillo no es simple” y entonces divaga por esta idea en la que el precepto es “nada superfluo; nada trivial. Casi nada, como casi todo. Es aquí donde se sitúa la arquitectura”. Y luego de versar hondamente sobre la sencillez lograda en el diseño y el lenguaje de Bernardo Gómez-Pimienta, acota: “No es el mundo como lo vemos, sino una versión cuidadosamente corregida. Una convicción de que debajo de la multiplicidad reposa la austeridad”.

El británico Peter Cook, a su vez, destaca la obra de su colega mexicano como “una arquitectura cool que nunca es tediosa” y párrafos adelante cierra tanto la idea como el texto diciendo: “Esta arquitectura que nunca es tediosa no es una trampa de la luz, si no una brillante trampa con la luz”.

Así, es “el trabajo de los últimos ocho años contado en un libro que pasa de diferentes programas a diferentes escalas” y que muestra cómo la cerámica, el vidrio y otros materiales se han ido sumando al universo creativo de Bernardo Gómez-Pimienta quien tiene perfectamente claro que la arquitectura “se hace en equipo” y el diseño “es una cosa más personal”. Cuenta que los proyectos habitacionales los hace en su despacho, rodeado de los miembros de su equipo, mientras que los objetos “van saliendo en mi cuaderno”.

Inspirándose en “la vida diaria, lo que leo, los viajes, las películas, un poco de todo y claro, los programas, las necesidades de fabricarlo, construirlo, la preexistencia que haya” es como han venido bancas urbanas, fruteros, floreros, vasos, manijas, chapas y demás objetos que constituyen esa parte del contacto físico con la arquitectura.

En tanto, de su despacho no paran de salir proyectos de los más distintos tipos. “La semana pasada inauguré la Biblioteca Castro Leal y ya no llegó a salir en el libro, pero están muchos otros en diferentes lugares”, señala.

La vuelta al mundo

Casas en Guadalajara, Monterrey, Distrito Federal, conjuntos habitacionales y edificios hoteleros en el país y en otros como Israel,  China y Venezuela, los pabellones de México en Francia, Colombia e India sí están en la edición, a lo cual el arquitecto comenta gustoso: “Son muchos proyectos (32), desde cosas muy pequeñas hasta grandes y en lugares muy diversos y también eso es sugerente porque se está representando a México en lugares lejanos”.

Para Gómez-Pimienta uno de los atractivos del libro, además de lo anterior, es que “tiene un ritmo que te va rompiendo todo, tiene cierta densidad y peso que hacen que se sienta muy rico, además de que es un libro en el que el tiempo se nota”.

Para este artífice del espacio y las formas, hacer la edición de su obra reciente fue “mostrar cómo se arman los proyectos en su contexto y su topografía, cómo se articulan los materiales y cómo se juntan las cosas”, evidenciando al final de su lectura y contemplación que la diversidad de escalas y que el ir de la casa a la taza es algo que “a mí me divierte mucho”.

La Ciudadela

Actualmente Bernardo Gómez-Pimienta desarrolla un edificio que albergará todas las instalaciones culturales del gobierno francés en el Distrito Federal. Este contempla auditorio, salones, galerías, hemeroteca, restaurante, “además de dos torres de vivienda, oficinas y una parte comercial rodeando una propiedad que fue la antigua embajada de Francia la cual se restauró”. En su escritorio también está un par de casas que le entusiasman ya que una es para un artista plástico que solicitó entrepisos altos para su obra, y la otra que –sobre la carretera a Toluca- será toda de piedra con interiores de madera.

“Y otra vez, en diferentes escalas”, subraya, porque además está desarrollando el plan maestro para la renovación de La Ciudadela, un edificio del siglo XVIII en la Ciudad de México que fue fábrica de tabaco, cuartel militar, prisión y posteriormente biblioteca. Tuvo una intervención de Abraham Zabludovsky realizada en 1987, y hoy, el gobierno del Distrito Federal hace gestiones para su recuperación integral. Gómez-Pimienta, junto con Alejandro Sánchez, tienen a su cargo tanto el plan maestro como los espacios interiores de todo el complejo que se extiende sobre 30 mil metros cuadrados, y esto incluirá teatro, cafetería, área infantil, librería, junta general, oficinas, hemeroteca y otros. “Vamos a todo vapor con esto porque tiene que estar este año”, advierte este arquitecto quien en palabras de Agustín Hernández “ve ahora un sueño superado, una geometría humanizada y habitada, producto del conocimiento multidisciplinario”.

Ana Guerrerosantos

PERFIL
En primera línea

Bernardo Gómez-Pimienta (Bruselas, 1961), es director de la escuela de Arquitectura de la Universidad Anáhuac del Distrito Federal. En 1998 recibió el primer Premio Mies van der Rohe de América Latina; es miembro Honorario del American Institute of Architects, del Institute Royal des Architectes de Canadá y del Sistema Nacional de Creadores de Conaculta.

fuente: El Informador