Mónica del Arenal: pasión actual por el pasado


GUADALAJARA, JALISCO (31/ENE/2012).-Aunque originaria de Pachuca, Mónica del Arenal (1971) es una de las personas más comprometidas con la conservación del patrimonio en Guadalajara, ciudad a la que llegó a la edad de 18 años para estudiar la licenciatura en Arquitectura del ITESO.

Prueba de ello son los diversos proyectos que Mónica ha dirigido o en los que ha participado en los últimos años. Uno de los más recientes –y sin duda de los más importantes— es La Ronda: Pasea por tu Ciudad, cuya manifestación más visible hasta la fecha son las placas de bronce instaladas en 750 construcciones, edificios, casonas, esculturas y plazas públicas relevantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Esta iniciativa ha sido merecedora de diversos premios, entre ellos el de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco y el tercer lugar del premio Obra Cemex en la categoría de Impacto Social en 2011. El proyecto también quedó como finalista en el Premio Reina Sofía de Conservación en España.

Además de ser fundadora y directora de la empresa Albertina Proyectos Culturales, Mónica ha colaborado en numerosas publicaciones y es autora de tres libros editados por su propio despacho: Guadalajara, de alarifes, catrines y bicicleteros; Vía Recreactiva, arquitectura y patrimonio para todos;  y Luis Barragán, retorno al origen.

Tiene un máster en Restauración de Monumentos de Arquitectura por la Universidad Politécnica de Catalunya y cursó un año de Sitios y monumentos, en la Universidad de Guanajuato y ha hecho cursos y prácticas en Italia. Ha realizado exposiciones en Estados Unidos, Italia, Canadá y México. Ha sido docente de la Maestría en Restauración de Monumentos y Sitios en Guanajuato y actualmente es profesora de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente en el Seminario Taller de Pintura Mural y del ITESO impartiendo el Taller de Intervención del Patrimonio Edificado desde 2003.

Pasear y preservar

“La Ronda forma parte del proyecto de Identificación del Patrimonio Urbano y Arquitectónico de la ciudad de Guadalajara, que consiste en identificar los sitios más relevantes de arquitectura o espacio público. No necesariamente sólo por el criterio estilístico, sino por el significado urbano o documental o alguna otra connotación histórica o artística que pudiera tener.

Como me gusta mucha caminar, de ahí sale la inspiración: de patear la ciudad, no hay de otra. Y precisamente se llama La Ronda porque es un concepto que significa tanto pasear como cuidar. Esa doble función de custodio del patrimonio y de una persona que disfruta el tiempo de ocio.

Son distintos niveles de aproximación al patrimonio. La cuestión más inmediata son las placas que ves sobre la vía pública, que te dicen lo más elemental sobre los edificios: la denominación original (si se conoce), los autores, el año en que se construyó y el lenguaje arquitectónico predominante. Si no hay uno, se clasifica de acuerdo a si es un espacio público, un fraccionamiento, arte urbano o la categoría a la que pertenezca.

El inventario de las fincas lo comenzamos en 2004, y la puesta en marcha inició en 2008. La idea es que la gente conozca un poquito más de su patrimonio, que cualquiera puede tener a la mano información. Hay muchos edificios que están en ruinas, y aunque sean de arquitectura no tan relevante, puede ser histórica o estar hecha con sistemas constructivos tradicionales, y antes no estaba identificado.

La intención después es hacer una publicación. Las rutas ya están diseñadas en papel pero no se han impreso al por mayor. Estamos viendo con la cámara de la construcción para hacer una exposición y luego ya imprimirlas, y queremos que sean gratuitas para que la gente pueda tomar la ruta que quiera.

Las prioridades de una ciudad

Mi mayor motivación es la educación para la conservación del patrimonio, y yo creo que ese criterio se aplica en todos mis proyectos. Me gusta mucho hacer exposiciones con fotografías antiguas. Nunca he exhibido la foto antigua en sí, sino que es todo un proceso para escanearla correctamente, fecharla, poner cuál es la fuente. Poder mostrar en un soporte nuevo una imagen que nos dice algo pasado; conservar la fuente o el producto original y transmitirlo de la mejor manera a otras generaciones.

Uno de los mayores retos de fomentar la cultura para la preservación es que no hay educación, y tiene mucho que ver con la lista de prioridades de una ciudad. Si en tu lista está la inversión o la cuestión inmobiliaria, pues cualquier casa va a valer poco. Pero si se tiene la idea de sacarle brillo y presumir la buena arquitectura que ha tenido Guadalajara, entonces lo otro quedaría subordinado.

Pero en términos de jerarquía el patrimonio siempre queda muy abajo. Yo no puedo creer que a la fecha, en los planes parciales no se consigne una lista básica que restrinja la demolición de ciertas fincas. Que se pueda cambiarles el uso, ampliarlas, ¡pero no demolerlas! Ningún plan parcial te dice eso y mañosamente te dicen: ‘es que se van a asustar los promotores inmobiliarios que son los que inyectan dinero y dan empleos’. Por eso pasa que dejan una fachada y ponen un edificio de 20 pisos detrás, y si se hace es porque no está prohibido.

Y sin embargo hay casos favorables. Yo me quejo de todos los casos que veo que están mal pero la casa ITESO Clavijero es un caso ejemplar de cómo la rehabilitaron y el uso que tiene, y es una publicidad constante para el ITESO, que le da prestigio. Como que nomás no se ha entendido que la cultura da prestigio.

Transmisión de legados

Albertina es una empresa que desarrolla productos culturales que pueden ser impresos,  exposiciones o documentales. A lo que le estamos apostando más es a la preservación del patrimonio cultural, como el proyecto de La Ronda.

Pero hemos hecho otro tipo de cosas. Por ejemplo, para la universidad de Alcalá hicimos la curaduría y el montaje para una exposición sobre imágenes de fotógrafos del país de los premios Cervantes de literatura. De repente hemos hecho documentales audiovisuales que no son necesariamente de arquitectura: uno sobre los 40 años del ITESO, y otro sobre un libro de Yáñez. Y también tenemos otra parte de productos editoriales.

Yo no conozco al menos aquí, local o regionalmente, un despacho que se encargue de esa transmisión de legados arquitectónicos o documentales para quienes no son expertos, para el público en general. Pero obviamente sí se requiere de expertos que lo sepan hacer.

Me gusta mucho la investigación. Creo que si eres investigador y te fascina tu mundo de la investigación, pues tú te lo cocinas y tú te lo comes. Porque es algo que tu descubriste, clasificaste o lo que sea, pero a fin de cuentas es un conocimiento que te nutre y te gusta a ti. Y a mí eso se hace una parte muy interesante y muy bonita: llegar a conclusiones y tener hallazgos y demás. Pero lo que realmente le da sentido a una investigación es que tú la comuniques o la presentes, que la pongas a disposición de otros. Esa dimensión es la que me interesa.

La información a nivel de la calle

Si la gente conoce su patrimonio va a ser mucho más fácil que lo proteja, y esa es la esencia del proyecto de las placas y de los libros. Aunque los libros es una cosa un poco de lujo, porque necesitas estar muy interesado o te lo tiene que regalar alguien, porque son caros. Y me encanta hacer libros, me fascina hacer publicaciones, pero cierto tipo de libros creo que son elitistas.

La Secretaría de Cultura ha hecho muchas publicaciones sobre el patrimonio arquitectónico, y eso se me hace buenísimo. Unas son mejores que otras, pero se me hace genial que exista la colección de monografías. La Benemérita Sociedad de Geografía y la Secretaria de Cultura municipal también han hecho algunas cosas.

Creo que sí hay iniciativas para la preservación del patrimonio, pero en una sola línea que es la publicación. Y volvemos a lo mismo: un libro lo compra alguien que ya está iniciado, pero así que de repente diga ‘me interesa la historia de GDL’, es muy difícil. Yo creo que la información tiene que estar más a nivel de la calle.”

PERFIL
El patrimonio en boca de todos

La difusión del patrimonio edificado de la ciudad ha sido una pulsión constante en la trayectoria profesional del Mónica del Arenal, quien llegó a Guadalajara para estudiar arquitectura y se enamoró de la ciudad y de sus inmuebles.

Estudió en el Iteso, luego en Guanajuato, se fue a Barcelona y a Italia. Regresó a Guadalajara para montar su despacho de asesoría y difusión del patrimonio: Albertina proyectos culturales. Esla autora del proyecto La Ronda y autora de tres libros: Guadalajara, de alarifes, catrines y bicicleteros; Vía Recreactiva, arquitectura y patrimonio para todos;  y Luis Barragán, retorno al origen

Fuente: El Informador.

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