Entrevista a Mauricio Rocha [Arquine]


Fragmentos de la entrevista realizada por Javier Barreiro al arquitecto mexicano Mauricio Rocha. La entrevista completa se encuentra en el libro Mauricio Rocha, publicado por Arquine.

Quisiera empezar hablando de tu manera de entender la arquitectura como fenómeno o como experiencia, antes que como objeto.

Mauricio Rocha (MR): Empezaría hablando de lo intangible, eso que no está en el objeto ni en la forma, que es un resultado. El trabajo cotidiano de reflexión, no sólo en el ámbito arquitectónico, tiene que ver con la capacidad de armar un cuerpo de pensamiento que te da la oportunidad de entender por qué haces lo que haces y de tratar de hacer algo con eso. Pero lo más importante no está ahí. Ese ejercicio de reflexión cotidiano es lo que te lleva a investigar las posibilidades de transformar el espacio, la luz…

A menudo, en un proyecto arquitectónico suele haber un elemento no contemplado en el programa y que termina siendo el que caracteriza con más fuerza a esa obra. ¿Piensas que es así porque esta especie de azar se termina convirtiendo en una necesidad? En tu trabajo, ¿qué elementos confluyen para que eso suceda?

MR: Tú partes de un programa y éste tiende a volverse más complejo. Eso sucede en la medida en que le das vueltas, no sólo en el pensamiento, sino a base de croquis, maquetas y diálogos sobre lo que te toque resolver. Para mí los dibujos son como un mantra: dibujas y redibujas, una y otra vez, en busca de cómo los espacios se deben confinar para resolver las experiencias que la arquitectura debería proponerle al usuario. Y en esa tensión y contención de espacios, de relación con el paisaje, de tránsitos… Sobre todo los recorridos y las experiencias de quien habita el sitio revelan las posibilidades. Y vuelve el tema del azar. Las experiencias no son lineales, sino que van en muchos sentidos. Por dónde decide caminar alguien y qué decide hacer en un espacio… Lo peor que podemos hacer los arquitectos es tratar de determinarlo. Debemos, en cambio, dar un abanico de alternativas que permita enriquecer la experiencia de quien lo habita. Y vuelvo a lo intangible: qué te ofrece el lugar en sí mismo. En ese proceso descubres que estos recorridos te fueron llevando a resultados insospechados, que probablemente el cliente no te pidió en el origen. Es como un tejido. Las primeras decisiones o las últimas son parte de un organismo. Es una serie de capas que vas resolviendo o descubriendo y que, al hacer más compleja la reflexión, hacen de ese todo una sorpresa.

Antes hablaste de la importancia del dibujo como elemento fundamental para definir la naturaleza de un proyecto. Me interesaría que profundizaras en el papel de los procesos en la definición de tu arquitectura.

MR: En nuestro trabajo, los dibujos o las maquetas no son importantes estéticamente, sino cómo se van transformando a medida que reflexionamos. Las decisiones tienen que ver con cómo vas viviendo las obras cotidianamente. Hay arquitecturas cuyo mejor momento es el día de la inauguración y luego van decayendo porque no funcionan. Otras, que son las que me interesan, van creciendo con el desarrollo constructivo, a partir de un concepto inicial, y el proceso te permite pulir o editar, hasta que se va decantando una forma no preconcebida. Después viene el proceso de cómo se habita, con las situaciones y los accidentes que la alimentan y le confieren consistencia. La decisión de usar materiales del lugar parte de entender, por ejemplo, las construcciones tradicionales. Pero el punto no es adoptar un modelo, sino deconstruir un sistema para que los elementos de la caja hermética se liberen y puedan convertirse en planos. Si piensas en los dibujos anatómicos de Leonardo da Vinci, es un proceso de exploración que deriva en una experiencia estética y no al revés.

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